Lacan / Mito / Causa Primera









En uno de los Grupos de Estudio, esta semana decía a los colegas que así como es mítico el Goce Absoluto (presentado por Lacan en el primer piso del Grafo de la división subjetiva propuesto en el Seminario-10), así como es mítica la Primera Identificación, así como es mítico el Edipo; así también es mítico el Incesto. Que si bien un sujeto puede acostarse con su madre o con su hermana; La Relación Sexual no existe justamente porque el Incesto no existe. Fácil, en primera instancia, es postular esta afirmación: si existiese el Incesto, habría instinto. El Incesto no existe porque existe la Cultura, porque existe la Pulsión. Porque existe, en definitiva, el Lenguaje. Ya Claude Levi-Strauss postuló que donde haya Prohibición de Incesto, hay Cultura. Por tanto el Goce Mítico está Prohibido al Ser-que-Habla, al parlëtre.

Muchas veces nos vemos llevado a afirmar cuestiones de modo rápido sin pensar dos veces qué estamos diciendo: me refiero -obviamente- a quienes incurcionamos en el psicoanálisis. Otra de esas cuestiones es enunciar que existe el Trauma. Esto es algo que gustan mucho de nombrar y elaborar los psicólogos. No me canso de repetir lo que ya Lacan nos enseñó y gran parte de los psicoanalistas bautizados "Lacanianos" olvidan: el único Trauma del sujeto es el ingreso al Lenguaje. Si existiese el Trauma (y esto nos lo recordó muy bien Roberto Harari en varios escritos, en uno de los cuales también postuló que el Aparato Psíquico es un Mito) lo Inconsciente sería lo profundo e incluso sería un Descubrimiento. Lo Inconsciente no es lo Sub-Consciente -no es lo profundo- y es un Invento de Freud. De allí que cuando el Analizante dice "no se me ocurre nada", nosotros le pedimos: "invente". Si existiese el Trauma, lo Inconsciente sería Euclídeano y el tiempo sería Lineal; pero la introducción de la Topología por Lacan pretende, entre otros lugares, dar un nuevo giro en la concepción de la clínica: el Sujeto, como la Banda de Möeibus -y como Jorge Luis Borges postuló en uno de sus poemas- "no tiene anverso ni reverso".

 Entonces: no Incesto, no Trauma, no Descubrimiento, no Edipo. En todo caso: sí, pero Mitos. Mito que -obviamente- se despliegan en el discurso del Analizante en lo que conocemos como su Novela Familiar; de allí que Lacan -parafraseando a Freud- llamó a ese despliegue fantasmático: Mito Individual del Neurótico.
Mito como fundador, Mito -meramente simbólico- que sirve para que la Estructura hable.
¿Y entonces qué nos queda en lo real? Bien: por algo Lacan postuló a la Angustia como el "único afecto", por algo el Sujeto está sólo frente a su Dolor. Y por algo la Angustia es "la brújula del deseo": nos orienta en la clínica, es pivote de las coordenadas para ubicar al Sujeto. De allí que lo que sí existe (aunque le pese al neurótico) es la Castración (toda Angustia remite a ese punto); Castración que, valga recordar, toma a todo Sujeto: esa División ($) es el trazo que nos permite afirmar que el Incesto esta estructuralmente perdido, negado, imposibilitado, al Ser del Lenguaje. Por eso también hablamos de Falta-en-Ser. Un buen neurótico caprichoso y desafiante bien podría argumentar: "Okey, pero yo conozco gente que se cojió a su hermana o a su madre."- A lo que nosotros le responderemos: también conocemos neuróticos que creen que pueden estar a salvos de la Perdida. Un Sujeto siempre pierde. Muchos creerán que siempre ganan. Y algunos otros pierden más de lo que ganan: estos últimos son los afortunados que pueden llevar alguna pregunta ante un Analista.
En relación con esto, aprovecho para citar unos parráfos del último libro de Juan Ritvo, que he terminado de leer (y releer) en estos días, donde -crítica mediante a Diana Rabinovich- despliega rápidamente el concepto de "causa primera".  Creo que no deberíamos olvidar algo que  ha enunciado S. Freud hace doscientos años: "Las Pulsiones son Nuestros Mitos." 
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De los Mitos Como Causas Fundantes
Abril, 2015 



En un texto de 1993, Diana Rabinovich sostiene que el deseo como deseo del Otro implica una “determinación absoluta” del sujeto. Y agrega, eludiendo el problema, que la libertad de “todo es posible” no es aceptada por Lacan. Ahora bien, como nadie sostiene o ha sostenido, que yo sepa, que “todo es posible”, puesto que si todo es posible nada lo es, el agregado resulta perfectamente inútil y encubridor[1].


En otro texto, éste de 1999, dice inicialmente: “A nuestro entender,  si el psicoanálisis no abre para cada sujeto hablante la posibilidad de ese ‘poco de libertad’ como la denomina Lacan, su ejercicio deviene una mera estafa”.[2]

A pesar de la contundencia de la afirmación y del reiterado uso del término ‘libertad’ en el libro, tanto la afirmación como el término permanecen en un plano de vaciedad, como si sobrenadaran el texto sin afincarse en él, y por una razón que es por completo evidente.


Si el término libertad – habría que escribirlo sin timidez ni comillas que parecen pedir perdón – tiene algún sentido, es porque implica la posibilidad y la efectividad de creación, de creación de algo nuevo que no existiera de antemano.


Ahora bien, esta posición es inconciliable con la afirmación de que el sistema significante en su acción retroactiva es “la única y verdadera causa primera.”[3]


¡El psicoanálisis no puede postular causas primeras, salvo por la vía del mito!


Una causa primera es justamente lo que jamás aprehendemos, y por ello, precisamente por ello, ha nacido la noción de ficción teórica. El significante, si queremos mantener la terminología aristotélica, es causa formal del psiquismo, pero de ninguna manera su causa eficiente o causa originaria. No puedo entender la dimensión del inconsciente sino desde la palabra del Otro, sí, indudablemente… No obstante, para pensar el inconsciente necesito de la venerable metáfora, ya presente en Platón y que ha heredado la fisiología científica, de la huella. ¿Cómo paso de la palabra proferida y escuchada a la palabra inscripta en el psiquismo[4], si no confundo la huella cerebral con la huella psíquica? Nada me autoriza a pensar que en ese lugar opera una causa que pudiéramos determinar sin residuo. Condición de inteligibilidad y causa[5] no son conceptos intercambiables. Justamente, estaríamos reproduciendo la arbitrariedad y el dislate epistemológico de la fisiología y de las neurociencias, las que conciben al cerebro desde el lenguaje, para luego independizar al producto de sus condiciones de producción y hacer del cerebro “real” la causa de lo simbólico. Y no se trata de repudiar la cientificidad, en absoluto. Pero el cerebro es condición de posibilidad del psiquismo, no su condición de existencia, del mismo modo en que el orden físico es condición de la vida, pero no su causa última[6], y la condición de existencia que construimos es necesaria pero no suficiente. 


Nunca habitamos lo suficiente.


Hacer del significante causa primera equivale a expulsar la libertad declamada.

Juan Bautista Ritvo
[ Santa Fe, 1940 ]
Extracto del capítulo 4, de su texto:
La Retórica Conjetural. O el Narcimiento del Sujeto.
Nube Negra; Rosario, 2014.
 ARTE:
Denis Nuñez Rodriguez
[ Cuba, 1967 ]



[1] Rabinovich, D.,La angustia y el deseo del Otro, Manantial, Buenos Aires, 1993, p.24.
[2]Rabinovich, D.,El deseo del psicoanalista, “Libertad y determinación en psicoanálisis”, Manantial, Bueneos Aires, 1999,  p.9.
[3] ib. 111.
[4] Alphonse Gratry, hoy olvidado en Francia y apenas recordado en España por Julián Marías, en pleno siglo XIX y quizá por su agustinismo, había declarado el misterio de esta operación: ¿Cómo despierta el alma al conjuro de la palabra de los otros  y de la palabra “interior”, es decir muda, de Dios? Gratry A., De la connaissance de l’âme, Paris, Douniol et Lecoffre, 1857, tome premier, pp.122/127.
[5] Hay una causa psicoanalítica que opera  activamente – la originaria actúa traumáticamente por su ausencia‒ y  es la causa deficiente del objeto, que constriñe sin determinar la dirección del deseo.
[6] La existencia de niveles de la realidad en los que se conservan los hiatos irracionales entre ellos, es una conquista del pensamiento europeo a fines del siglo XIX y primeros años del XX. El cientificismo actual tiende a borrar los hiatos, esos cortes que enmarcan modos emergentes e irreductibles. La vida es irreductible al estrato físico del cual surge por una síntesis perfectamente explicable y no obstante imposible de reeditar, hasta el momento, por vía de  artificio. ¿Qué decir del lenguaje y de su relación con el sistema nervioso? Ninguna gramática podría derivarse de las sinapsis cerebrales, salvo que se la suponga de antemanoy luego se descubra lo que allí se puso – que es lo que suele hacer el cientificismo. La tendencia actual a borrar los límites entre la ciencia, la técnica y la economía, favorece a estas ideologías totalizadoras que encuentran su expresión más deletérea en el periodismo.

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