Formalización en Psicoanálisis




           Cuando éramos jóvenes, los noviazgos de más de dos o tres años inquietaban a la nerviosidad de la época. Los padres (de la novia) suponían (bien) que ya no había abstinencia. Entonces nos espetaban que cuándo íbamos a “formalizar”. Nos conminaban a seguir haciendo lo que ya estábamos haciendo pero bajo la forma o el modelo de orden social prescripto. Es decir, que, para hacer lo que ya hacíamos, había que casarse. Casarse y demás condiciones.

           El lenguaje en común, hablar un mismo idioma, ya implica cierta formalización. Que un grupo de personas hable de la misma “forma” quiere decir que existe un acuerdo, al menos en cuanto a cómo designar y reconocer lo exterior. La cultura, es un conjunto de formas.

            La física y las matemáticas, que tanto le han ocupado a Lacan, deben poder encontrar una forma común pues se refieren ambas a lo externo. Y el conocimiento que producen, no es sólo reconocimiento del fenómeno sino que incluye razonar sobre los hechos y vincularlos.  Para ello,  estas ciencias construyen modelos que representan los hechos en forma abstracta y sirven para comprender el orden de su evolución y la relación entre diversos fenómenos. 

Al revés de lo que se afirma a veces, que “la ciencia forcluye al sujeto”, justamente la dificultad que debe considerarse en todo proceso de conocimiento es que no es posible conocer lo real de un modo directo y objetivo, sino a través de formas culturalmente establecidas e inducidas al sujeto. A ello debe sumarse que muchos fenómenos no son directamente accesibles. Nuestro ejemplo es siempre el átomo. Estamos en la misma situación que los físicos cuando hablamos de lo inconsciente. Por eso es que los modelos son imprescindibles. La primera y la segunda tópica freudiana, así como la teoría energética, también la topología de Lacan y todas sus referencias a las matemáticas e incluso a la física cuántica, apenas conocida por unos pocos en su tiempo, permiten explicar procesos invisibles y sólo registrables por ciertos efectos.

El modelo, no es el fenómeno, así como el mapa carretero no es el camino. Es una abstracción isomorfa. No hay una absoluta correspondencia sino una semejanza y una identidad formal o estructural. Digamos que el mapa, como representación, tiene las mismas curvas y el mismo largo que el camino que representa. Conociendo la escala, podemos inferir, sobre el mapa las condiciones de marcha, el tiempo del recorrido, las velocidades, el consumo, etc.

El problema es cuál es la validez del modelo. ¿El modelo nos permite sacar conclusiones validas sobre el objeto? ¿La teoría de la libido o el fenómeno del cuerpo negro nos revelan la esencia de la pulsión? ¿Y cuál es la esencia?

Cuando utilizamos de modelo representativo (¿por qué no representante representativo?) a las emisiones del cuerpo negro, decimos que así como estas son discretas el significante también lo es y constituye –dice Lacan-, una unidad significante o unidad de sentido. Así intentamos captar no solo una imagen, sino también el orden o la lógica del significante. Pero no decimos que las emisiones de materia discreta y el sentido son la misma cosa. Decimos que en ciertos aspectos que nos interesan manifiestan el mismo comportamiento.

“Es necesario tener en cuenta que cuando se representa algo, se establece una correspondencia entre dos conjuntos cuyos elementos en principio pueden ser de clases totalmente diferentes…”[1] Es una representación, un modelo, del mismo modo que lo era el átomo de Rutherford. Rutherford nunca pensó de veras que el objeto en sí (átomo) era una bolita muy simpática rodeada de otras bolitas no menos graciosas. Para lo que sí hay que tener bolitas es para  pensar lo que nadie había pensado.

Se puede considerar la dinámica de conocimiento –como lo hace Paolo Guidoni– como un proceso dialéctico entre Experiencia-Lenguaje-Conocimiento. En nuestros términos, esto quiere decir, que el saber viene del Otro. Un modelo es una ficción inducida por la experiencia y los antecedentes. Con ese bagaje construimos el objeto. Pero si bien ese forzamiento de su verdad es el riesgo que corremos, es el mismo objeto quien nos salva cuando se resiste a comportarse como esperábamos. Y cuando el objeto de estudio es el sujeto de lo inconsciente,  la resistencia es del analista. En distintas disciplinas se llega a las mismas conclusiones. Raro…

Para terminar este breve acercamiento a la cuestión del modelo, digamos que hay dos momentos en la producción de formas y modelos: cuando la expresión es un ente (puramente matemático) vacío de contenido, y cuando se le ha dotado de significado (físico) y se convierte en un enunciado sobre el fenómeno (físico).[2] Ciencias tales como la aritmética y la geometría elementales, pueden ser consideradas como sistemas primarios de formas y relaciones entre formas "abstraídas" de lo concreto, que han sido adaptados para dar forma a nuestras percepciones y conocimiento sobre aspectos fundamentales espaciales y físicos de la realidad(…)"[3]

Hay otro tema, que es la cuestión del número y de la “cuantidad”. El texto de referencia sigue así: “…sin que haya confusión por ello entre el número- que da forma a la multiplicidad de los objetos- y los objetos; ni entre las formas de los objetos y sus relaciones, y los objetos mismos (Arcá, M.y Guidoni, P . 1987, 138).”[4]   

Entonces, cuando hablamos de “cuantidad” según la grafía de San Agustín, nos referimos a una propiedad, que él dirá que es del alma, y nosotros la advertimos en el mensaje de otro a otro, en el que va algo que es comprendido por el fantasma. Ese algo, esa x, que está en todos, es la clave de goce. Cuantidad o cantidad, en nuestro objeto se trata de un sentido discreto. Mensurable, sí, pero en términos de sentido. Otros objetos tienen altura, anchura, peso, temperatura. El nuestro tiene sentido. Una dimensión, como otras. Esa es la sustancia, la materialidad de lo inconsciente. Otra vez, son relaciones entre símbolos, que constituyen formas operatorias, que organizan una situación actual. Para eso se necesitan cuerpos. Acertadísima es entonces la declaración de Marlene Dietrich: “En Berlín importa poco si se es hombre o mujer. Hacemos el amor con cualquiera que nos parezca atractivo”. Haber empezado por ahí… 

Beno Paz

Formalicemos, Marlene.

Para PsicoCorreo, Agosto-2020



[1] CONSIDERACIONES SOBRE LA FORMALIZACIÓN Y MATEMATIZACIÓN DE LOS FENOMENOS FÍSICOS.

María M. Ayala, Marina Garzón y Francisco Malagón. Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá. 2017.

[2] Ídem.

[3] Ídem.

[4] Ídem.


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