Lacan y la Estafa Psicoanalítica


¿A dónde se han ido las histéricas de antaño, esas maravillosas mujeres, las Anna O., las Emmy von N...? Ellas jugaban no solamente un cierto rol, un rol social cierto, pero cuando Freud se puso a escucharlas, fueron ellas quienes permitieron el nacimiento del psicoanálisis. Es por haber las escuchado que Freud inauguró un modo enteramente nuevo de la relación humana. ¿Qué es lo que reemplaza a esos síntomas histéricos de otros tiempos? ¿No se ha desplazado la histeria en el campo social? ¿No la habrá reemplazado la chifladura psicoanalítica? Que Freud quedó afectado por lo que las histéricas le contaban, esto nos parece ahora cierto. El inconsciente se origina del hecho de que la histérica no sabe lo que dice, cuando dice perfectamente algo por las palabras que le faltan. El inconsciente es un sedimento de lenguaje.




Lo real está en el extremo opuesto de nuestra práctica. Es una idea, una idea límite de lo que no tiene sentido. El sentido es eso por lo cual operamos en nuestra práctica: la interpretación. Lo real es ese punto de fuga como el objeto de la ciencia (y no del conocimiento, que es más que criticable), lo real es el objeto de la ciencia. Nuestra práctica es una estafa, al menos considerada a partir del momento en que partimos de ese punto de fuga. Nuestra práctica es una estafa: aprovecharnos haciendo parpadear a la gente, deslumbrarla con palabras que son para el asombro (du chiqué), es a pesar de todo lo que de costumbre se llama afectación (du chiqué) — a saber lo que Joyce designaba por esas palabras más o menos hinchadas — de donde nos viene todo el mal. Sin embargo, lo que dije está en el corazón del problema de lo que nosotros llevamos (hablo en el tejido social). Es por esto que recién sugerí a pesar de todo que había algo que reemplazaba esta sopladura que es el síntoma histérico. Es curioso, un síntoma histérico: eso sale de peligro a partir del momento en que la persona, que verdaderamente no sabe lo que dice, comienza a blablablear...

Estafa y proton pseudos, es lo mismo. Freud dice lo mismo que lo que yo llamo con un nombre francés. De todos modos, él no podía decir que educaba a un cierto número de estafadores. Desde el punto de vista ético, nuestra profesión es insostenible, por otra parte es por eso que yo estoy enfermo de ella, porque tengo un superyó, como todo el mundo.  No sabemos cómo gozan los otros animales, pero sabemos que para nosotros el goce es la castración. Todo el mundo lo sabe, porque es completamente evidente: después de lo que desconsideradamente llamamos el acto sexual (¡como si hubiera un acta!), después del acto sexual, no se para más.

La castración no es única, el uso del artículo definido no es sano, o bien es preciso emplearlo siempre en el plural: siempre hay castraciones. Para que el artículo definido se aplique, sería necesario que se tratase de una función no auto morfa sino autoestructurada, quiero decir que tenga la misma estructura. "Auto" no queriendo decir otra cosa que estructurado como sí mismo, hecho de la misma manera, anudado de la misma manera (hay de ello ejemplos a montones en la topología). El empleo de "el, la, los/las" es muy sospechoso porque hay cosas que son de estructura completamente diferente y que uno no puede designar por el artículo definido, porque no se ha visto cómo está hecho eso. Es por eso que yo he elucubrado la noción de objeto a. El objeto a no es automorfo: el sujeto no se deja penetrar siempre por el mismo objeto, y cada tanto le sucede engañarse. La noción de objeto a, es eso lo que quiere decir: eso quiere decir que uno se engaña de objeto a. Uno se engaña siempre a sus expensas. Para qué serviría engañarse si no fuera molesto. Es por eso que se ha construido la noción de falo. El falo, eso no quiere decir otra cosa que eso, un objeto privilegiado sobre el cual uno no se engaña.

                                        ............................................................................


El psicoanálisis es quizá una estafa, pero no es cualquiera — es una estafa que cae justo en relación a lo que es el significante, o sea algo muy especial, que tiene efectos de sentido. También bastaría con que yo connote al S², no por ser el segundo en el tiempo, sino por tener un sentido doble, para que el S¹ tome su lugar correctamente. (...) A este respecto, el psicoanálisis no es más una estafa que la misma poesía. La poesía se funda precisamente sobre esta ambigüedad de la que hablo, y que califico de doble sentido. Ella parece resultar de la relación del significante al significado, y se puede decir en cierto modo que es imaginariamente simbólica. Si en efecto la lengua — es de ahí que Saussure toma su punto de partida — es el fruto de una maduración, de una madurez, que se cristaliza en el uso, la poesía resulta de una violencia hecha a este uso, de la que tenemos algunas pruebas — si evoqué la vez pasada a Dante y la poesía amorosa, es precisamente para marcar esta violencia. La filosofía hace todo para borrarla, por lo cual ella es el campo de ensayo de la estafa. Es por eso que, también, no se puede decir que la poesía no juegue allí a su manera, inocentemente, lo que he connotado recién como lo imaginariamente simbólico. Eso se llama la verdad. Eso se llama la verdad especialmente sobre la relación sexual, a saber que, como quizá lo dije primero que nadie la relación sexual, no la hay. No la hay, propiamente hablando, quiero decir en el sentido en que algo haría que un hombre reconociera forzosamente a una mujer. Yo, tengo esta debilidad de reconocerla, pero estoy lo bastante advertido como para haber hecho observar que no hay la. Eso coincide con mi experiencia — no reconozco todas las mujeres.



La relación sexual, no la hay, pero eso no va de suyo. No la hay, salvo incestuosa. Es muy exactamente eso lo que adelantó Freud — no la hay, salvo incestuosa, o asesina.  El mito de Edipo da signo de esto: que la única persona con la cual uno tiene ganas de acostarse es su madre y que al padre, se lo mata. Esto es incluso tanto más probable cuanto que no se sabe que son nuestro padre y nuestra madre. Es exactamente por eso que el mito tiene un sentido — Edipo ha matado a alguien que no conocía, y se acostó con alguien de quien no tenía ninguna idea de que fuera su madre. Eso quiere decir en suma que sólo la castración es verdadera. Al menos, con la castración, uno está seguro de escapar a ello. No es tanto del asesinato del padre que se trata como de su castración: la castración pasa por el asesinato. En cuanto a la madre, lo mejor que se pueda hacer con ella, es cortárselo, para estar seguro de no cometer el incesto. 



Quisiera lograr darles la refracción de estas verdades en el sentido. Sería necesario llegar a dar la idea de una estructura que encarnaría el sentido de una manera correcta. Contrariamente a lo que se dice, no hay verdad sobre lo real, puesto que lo real se perfila como excluyendo el sentido. Sería todavía demasiado decir que hay real, porque decirlo, es suponer un sentido. La palabra real tiene ella misma un sentido, e incluso yo he jugado en su momento al respecto evocando el eco de la palabra reus, que en latín quiere decir culpable — uno es más o menos culpable de lo real. Es por eso que el psicoanálisis es una cosa seria, y que no es absurdo decir que puede deslizarse en la estafa.



Es preciso notar al pasar, como se lo he hecho observar a Pierre Soury en su curso de Jussieu, que si uno hace como él del toro que se da vuelta la aproximación del nudo borromeo, eso supone que un sólo toro está dado vuelta. No que no se pueda dar vuelta otros, pero entonces, eso no es más un nudo borromeo. Les he dado una idea de eso la última vez, por un dibujito. No es pues sorprendente enunciar a propósito del toro dado vuelta, si este toro es el de lo simbólico, que lo que esté adentro es simbólicamente real. Lo simbólicamente real no es lo realmente simbólico. Lo realmente simbólico, esto es lo simbólico incluido en lo real, lo cual tiene perfectamente un nombre — eso se llama la mentira. Lo simbólicamente real, o sea lo que de lo real se connota en el interior de lo simbólico, es la angustia. El síntoma es real. Es incluso la única cosa verdaderamente real, es decir que conserva un sentido en lo real. Es por esta razón que el psicoanalista puede, si tiene oportunidad, intervenir simbólicamente para disolverlo en lo real.
Jacques Lacan
[ Paris, 1901, 1981]
Seminario 24: Lo no sabido... 
Clase 8: Palabras sobre la histeria. 26/02/77 y
Clase 10: Hacia un significante nuevo: La estafa psicoanalítica, 15/03/77

ARTE:
Ben Gossens
[ Bélgica ]
Montajes Fotográficos

Entradas populares