Torcer la vida...







He roda´o como bolita de purrete arrabalero, 
y estoy fulero y cachuzo por los golpes, qué querés. 
Cuántas veces con un cuatro a un envido dije "quiero", 
y otra vez me fui a baraja teniendo las treinta y tres. 

Te conocí cuando entraba a fallarme la carpeta, 
me ganaste con bondades poco a poco el corazón. 
El hombre es como el caballo, cuando ha llegado a la meta 
afloja el tren de carrera y se hace manso y sobón. 

Vos sos buena, y no te cabe ni un reproche, 
y sos para mí una amiga desinteresada y leal, 
una estrella en lo triste de mi noche, 
una máscara de risa en mi pobre carnaval. 






Vos me torciste la vida, te cruzaste en mi camino 
para alumbrarme con risas, con amor y con placer. 
Y entré a quererte por una ley del destino, 
sin darme cuenta que estaba ya viejo para querer. 

Viejo porque tengo miedo que me sobrés en malicia, 
viejo porque desconfío que me querés amurar; 
porque me estoy dando cuenta que fue mi vida ficticia, 
y porque tengo otro modo de ver y filosofar. 

Sin embargo todavía, y si me cuadra y apuran, 
puedo mostrarle a cualquiera que sé hacerme respetar. 
Te quiero más que a mi vieja, pero me sobra bravura 
pa´ hacerte saltar pa´ arriba cuando me entrés a fallar.


Celedonio Flores
[ Buenos Aires, 1896 / 1947 ]
Cuando me entrés a fallar...


[ El Chino Laborde tiene una versión muy pasional;
me gustan también las interpretaciones de Julio Sosa,
de Cecilia Rosetto o de Edmundo Rivero; pero particularmente
creo que la versión de Enrique Dumas -por su rítmica,
por su respiración, por sus tonos, por su fibra-;
es una de las mejores que escuché:
DIBUJO:
Luis de Bairos Moura
[Luis Debairosmoura]
[ San Miguel de Tucumán; 1943 ]


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