Lenguaje: la ruina del Instinto.







Las pulsiones conjugan los apetitos del cuerpo con la modulación de la palabra que llega del Otro, en el inicio, el Otro real. Es por eso que Con Freud no hablamos de Instinkt sino de Trieb.

El representante pulsional decide que el montaje de fuente, impulso, fin y objeto, se sustraiga a los gradientes de la vida. Es porque está en juego la relación con el Otro, que la pulsión oral no incluye el aparato digestivo, tan solo el borde de los labios. Es porque se trata del impulso pulsional y no de la necesidad, que cuando vamos a dormir necesitamos leer. ¿Alguna vez se preguntaron por qué? Dormir es cerrar el borde palpebral, es renunciar al goce de la mirada. No nos es fácil renunciar a un goce. Vamos gradualmente retirándolo de la escena del mundo a la escena de la letra para pasar luego a la otra escena del sueño. Se trata de un fin que no satisface lo que la fisiología reclama. Por ejemplo, ¿qué necesidad hay de hacerse ver? Hoy, uno de los ideales de  nuestra sociedad, es la fama. Y el objeto, sabemos que el ser humano es el único que come lo que le hace mal, lo que engorda, o lo desnutre.

La pulsión es la creación contra-natura que el lenguaje ejerce en las tramas del cuerpo. El lenguaje es la ruina del instinto cuyos restos sirven al montaje pulsional.

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El fantasma es la respuesta del sujeto a la demanda pulsional inconsciente que llega desde el Otro. Es el Otro real el que modula, en el inicio, los ingredientes del montaje pulsional.

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De las experiencias primarias que podemos conocer, por ejemplo, los casos de hospitalismo de Spitz, o de lo que cualquier mamá puede registrar con un bebé en ese tiempo en que todavía los pasos instituyentes no se han cumplido, ¿un bebé que pude hacer cuando la mamá le pone la teta en un alarde fálico más allá de lo que él quiere?: escupir. Ahí estamos en las defensas primarias. El pasaje de esas defensas primarias a constituir un fantasma que, si bien esta articulado, constituye una respuesta adecuada a la demanda del Otro, depende de una operación compleja. Otra vez el concepto de Estructura es importante  porque hay una tendencia a volver a la ilusión diádica. Por ejemplo, nombremos a uno de los grandes psicoanalistas, Winnicott: hay momentos donde parece que la cosa se resuelve con una madre suficientemente buena. Volvemos otra vez a las estructuras duales. Se trata del Otro real, en tanto la madre, que pueda soportar que el hijo le diga "no quiero más tu teta", por ejemplo, también de que haya una terciaridad que pueda intervenir y decir "basta ya de teta", que ayude a que se abra otro espacio.

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Isidoro Vegh
Topología y tiempo en la clínica psicoanalítica

Seminario de la Escuela Freudiana de Bs As

Extracto de la clase 3 del 18/09/2009
ARTE:
Alejandro Xul Solar
Tú y yo

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