Lacan: No hay Progreso






¿A qué se identifica uno, pues, al fin del análisis? ¿Se identificaría a su inconsciente? Eso es lo que yo no creo, porque el inconsciente resta — no digo eternamente porque no hay ninguna eternidad — resta el Otro. No veo que se pueda dar un sentido al inconsciente, si no es el de situar lo en este Otro portador de los significantes que tira los hilos de lo que se llama imprudentemente el sujeto — imprudentemente porque ahí se plantea la cuestión de lo que es este sujeto desde que depende tan enteramente del Otro. ¿En qué consiste esta demarcación que es el análisis? ¿Es que eso seria, o no, identificarse, tomando sus garantías de una especie de distancia, a su síntoma (symptome)? Adelanté que el síntoma puede ser el partenaire sexual. Esto está en la línea de lo que proferí, sin hacerlos chillar, a saber que el síntoma, tomado en este sentido, es lo que se conoce, e incluso lo que se conoce mejor. Eso no va muy lejos, este conocimiento, que hay que tomar en el sentido en que se dijo que bastaría con que un hombre se acueste con una mujer para que la conozca, incluso inversamente. Como, a pesar de que me esfuerzo en ello, es un hecho que no soy mujer, no sé qué es lo que una mujer conoce de un hombre. Es muy posible que eso vaya muy lejos, pero no puede ir sin embargo hasta que la mujer cree al hombre. Ni siquiera cuando se trata de sus hijos. Se trata ahí de un parasitismo — en el útero de la mujer, el niño es parásito, todo lo indica, hasta el hecho de que algo puede andar muy mal entre ese parásito y ese vientre. Entonces, ¿qué quiere decir conocer? Conocer su síntoma quiere decir saber hacer con, saber desembrollarlo, manipularlo. (...) Saber hacer allí con su síntoma, ése es el fin del análisis. Hay que reconocer que esto es corto.

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La última vez les he hablado del toro. De ello resulta que ningún resultado de la ciencia es un progreso. Contrariamente a lo que se imagina, la ciencia gira en redondo, y no tenemos razón para pensar que las gentes del sílex tallado tenían menos ciencia que nosotros. El psicoanálisis particularmente no es un progreso. Es un sesgo práctico para sentirse mejor. Este sentirse mejor no excluye el embrutecimiento, todo lo indica - con el índice de sospecha que yo hago pesar sobre el todo. De hecho, no hay todo sino acribillado, y pieza por pieza. Lo único que cuenta, es si una pieza tiene o no valor de cambio. La única definición del todo, es que una pieza vale en toda circunstancia, lo que no quiere decir más que circunstancia calificada como toda para valer, o sea homogeneidad de valor. El todo no es más que una noción de valor, el todo es lo que vale en su género, lo que en su género vale otro, la misma especie de unidad.

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El psicoanálisis, es preciso decirlo, gira en el mismo circulo - es la forma moderna de la fe, de la fe religiosa. A la deriva, he ahí dónde está lo verdadero cuando se trata de real, porque manifiestamente - desde hace tiempo se lo sabría, si no fuera tan manifiesto - no hay conocimiento, no hay sino saber en el sentido en que yo he dicha al comienzo, a saber que uno se engaña. Una equivocación (Une bévue), eso es de lo que se trata. Giro en redondo de la filosofía —se trata de sustituir un otro sentido al término de sistema del mundo, que es preciso conservar aunque de ese mundo no se pueda decir nada del hombre, sino que está caído de él. Vamos a ver cómo— eso tiene mucha relación con el agujero central del toro. No hay progreso. El hombre gira en redondo si lo que yo digo de su estructura es verdadero, a saber que la estructura del hombre es tórica. En modo alguno es que yo afirme que sea tal —digo que se puede tratar de ver dónde está el asunto, tanto más cuanto que nos incita a ello la topología general. El sistema del mundo hasta aquí siempre ha sido esferoidal. Quizá se podría cambiar. El mundo siempre se ha pintado hasta ahora, por lo que han enunciado los hombres, en el interior de una burbuja. El viviente se considera él mismo como una bola, pero con el tiempo de todos modos se ha dado cuenta de que no era una bola, sino una burbuja. Por qué no darse cuenta de que lo que se ve del cuerpo viviente está organizado como lo que el otro día he llamado garrote, y que no es otra cosa que un toro. Es en eso que desemboca lo que nosotros conocemos del cuerpo como consistente —eso se llama acto, eso endo, y alrededor está el meso. Aquí la boca, aquí la boca posterior. 




Somos tóricos (toriques), o, con la elisión de la o, garrotes (triques). Eso nos lleva a considerar que la histérica, de la que todos sabemos que es tanto macho como hembra, la histórica, si puedo permitirme este deslizamiento, no tiene en suma para hacerla consistir sino un inconsciente. Es la radicalmente otra, ella incluso no es más que en tanto que otra.


Jacques Lacan
Seminario 24 L’insu  
clase 1: Las Identificaciones, del 16/11/76
clase 2: El sistema tórico y el contra-psicoanálisis, del 14/12/76

 

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