La experiencia (peligrosa) del análisis













 

El límite de William James es el pragmatismo, ese pragmatismo que, aunque ustedes no lo hayan estudiado, está en la base del DSM-IV. La esencia del pragmatismo, su fórmula nuclear, es que la verdad es una función de la eficacia. Si el trastorno se suprime, esto es verdad porque es eficaz. El problema es que eficacia se suele considerar como sinónimo de eficiencia. (…) Una fábrica de cañones puede ser muy eficiente, hasta que a alguien se le ocurre preguntar: “¿Y esto, es eficaz para la sociedad?”

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Roland Barthes, que era homosexual pero que consideró –y tenía razón en eso- que no tenía porqué confesarlo, que no era ningún pecado, un día decidió decirlo y escribió. Y escribió sobre su experiencia. Experiencia de cruising. Cruising es ir a la caza. ¿A la caza de qué? Del otro. En un baño público, en un aeropuerto, en una estación de ferrocarril, para encontrarse con el otro, llevado al extremo, al extremo del encuentro de los cuerpos en, -y esta es la condición- el anonimato. Chuparle el pene al otro, la recíproca, o los juegos que se pueda imaginar, sin palabras. Como un modo de llevar al extremo la aniquilación del Yo: no sé quién sos ni me interesa que sepas quién soy.  Se juega el anhelo de romper con una razón que mira la experiencia desde afuera.

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Para ser analistas hay que formar parte de la experiencia. Y formar parte de la experiencia, implica peligros. Pero no es peligrosa porque invitemos a la autoinmolación; precisamente la sostenemos para que no haya sacrificios. Suelo decirme a quienes aceptan escucharme: si atienden en sus casas, no salgan  apenas terminó la sesión con el último paciente a encontrarse con su pareja o con sus hijos, menos todavía decirles: “Ay, querida, tuve un caso tan interesante”. Es falso: no se lo cuentan porque es interesante, es porque no soportan la angustia. (…) Para eso se analiza un analista. No es para cumplir con el reglamento de la Internacional Psicoanalítica, es porque ser analista implica riesgos.

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Le agradezco a Lacan que nos recordara que se trata del psicoanálisis como experiencia, que no se reduce a un saber exterior al objeto de la experiencia. Lo dijo con un aforismo: “El analista forma parte del concepto del Inconsciente porque a él se dirige.” Ahí el concepto está propuesto  del mismo modo como lo despliega Hegel: viene del latín concipere, concebir. El Inconsciente se produce en transferencia. Si el analista da lugar, emerge. Y yo lo llevo al extremo de decir que el Inconsciente se las ingenia para eludir la dificultad que el analista le pone en su escucha. Si el analista es un adepto de homofonías, se las va a ingeniar para hablarle en homofonías.  Si el analista está acostumbrado a escuchar metáforas y metonimias, le va a hablar con metáforas y metonimias. Si el analista está acostumbrado a hacer los pliegues y a acentuar la sintaxis, le va a hablar de ese modo.   Porque el Inconsciente lo único que quiere es emerger. No se reduce a una vivencia. No vamos a hacer como ciertos colegas de la Internacional –algunos, no todos- que cuando uno iba con un paciente para control, decían: “Yo siento que tu paciente…”. No, no es “yo siento que tu paciente”, porque lo que yo siento puede tener que ver con tu paciente, conmigo. Nosotros, en vez de decir “Yo siento”, decimos: “Me dispongo humildemente a leer”. Cuando Freud juega la apuesta que conocemos como el relato de Aliquis, cuando el joven acepta asociar, avanza y le pregunta: “¿Y, ya tiene algo para decirme?”. Freud le responde: “Siga, vamos bien”. Es una excelente intervención analítica.  Es decir: “Yo no tengo el saber, el saber se va a desplegar en la medida en que lo dejes hablar”.  Tenemos que aguardar que ese saber Inconsciente se despliegue, ya va a precipitar el descifrado que lleve a la interpretación.  Lo estoy anunciando: la experiencia del análisis tiene una manifestación registrable que llamamos transferencia y una hipótesis deducible que nombramos Inconsciente. No hay una sin la otra.


ISIDORO VEGH
Senderos del análisis
Progresiones y Regresiones
Fragmentos Capítulo 1.
Paidós, Bs. As., 2013
ARTE:
Melina Litauer
Buenos Aires / Argentina


 

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