LA REPETICIÓN / Sergio Alonso & Marcelo A. Pérez










El sujeto no hace otra cosa que repetir (…) para vivir.

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En el Manuscrito-K, uno de los textos más jóvenes de Freud, él nos va a hablar de formas de expresarse del síntoma. (…) Nos va a decir que en la infancia, ante una situación en que el sujeto-niño no puede afrontar, no sabe manejar; lo va a reprimir. Esta represión no va a significar que automáticamente se genere un síntoma; sino que esto se puede activar en un segundo momento que evoque a este primero- Es decir, algo insoportable se puede llegar con cierto éxito; el problema es que si hay algo que luego lo evoque se levanta todo un mecanismo de defensa. (…) ¿Y qué tiene que ver esto con la repetición? Freud nos está diciendo que el síntoma es la repetición.  ¿Y por qué repetimos?  Repetimos para que eso reprimido  no vuelva: el síntoma es una forma de (no) recordar.

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Otro de los textos de Freud, “Lo Ominoso”, es otro ejemplo de forma de repetir. (…) ¿Se acuerdan del monstruo del armario? Qué loco: le tenemos miedo a un monstruo que no vemos, pero a pesar de que no vemos ni conocemos, le tenemos miedo: ¿raro no? (…) Y esto es lo que nos plantea Freud con Das Unheimliche: el sujeto pone afuera algo que le es propio. (…) ¿Qué hay dentro del armario? Nada más y nada menos que lo que uno pone adentro del armario. (…) Hay algo que se pone afuera; también después va a hablar de esto Lacan: de esto que siempre vuelve de afuera; que somos lo que vuelve desde fuera. (…) Claro, ahora el problema no lo tiene el sujeto: el problema lo tiene el armario, lo tiene el perro…  Lo que tengo que evitar es no abrir el armario, no acercarme al perro, a la araña; no acercarme a esa gente de extrañas costumbres: no acercarme a lo diferente. (…) En eso que me puedo recrear puede aparecer algo propio.

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Ahora: el sujeto –como no puede hacer otra cosa que repetir- en realidad va al analista por miedo a no repetir: el repetir cumple una función: poder dejar oculto lo oculto. (…) Es decir, el problema es: ¿Si no te pasa eso, qué te pasa? El obsesivo cuando tiene sus rituales no tiene problemas (tampoco el drogadicto cuando toma drogas) ; el problema que tienen realmente es cuando siente que no va a poder hacer los rituales necesarios; es decir: cuando no puede repetir. El sujeto, cuando no puede repetir, se angustia.

Sergio Alonso Ramírez 
La Repetición
Buenos Aires / MAYO del 2013





Pasa que las palabras tropiezan, como diría Roland Chemana, hacen cosquillas. Es decir que lo que hace cosquilla a veces molesta y a veces da risa: produce placer. Lacan decía que el goce comienza con la cosquilla y termina en la parrilla... Oscar Masotta decía que el sujeto está estructurado como un chiste; y Freud esto lo sabía por eso habló del Chiste y su relación con lo inconsciente... Es decir que hay algo en el orden del placer (Lust), que nosotros vamos a decir que es algo en el orden del goce, que causa al sujeto a hablar; a decir chistes, a decir boludeces; porque el sujeto -como ya sabemos- no habla para comunicarse (los autistas no tienen ninguna necesidad de comunicarse); el sujeto habla porque hay un goce en juego en ese hablaje.

(...)

¿Qué descubre Freud..? Freud descubre -por ejemplo- que una hiperestesia o una  hiperalgia de piel en músculos y en cara, especificamente en la cara antero-superior del muslo derecho (no del izquierdo) en una mujer llamada Elizabeth von R., es un chiste. Es un chiste para la medicina. Pero Freud sabía muy bien leer un chiste: como analista y no como neurólogo.

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Al igual que el chiste el síntoma causa dolor y placer... ¿Y qué pasa con el tema del placer? ¿Cuál es el mayor placer que puede experimentar un sujeto? ¿Comer, beber, cojer, jugar a la playstation? El mayor placer del sujeto nace y muere en el cuerpo y se hace con una parte del cuerpo, y no es masturbarse.

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Hay una función de ligadura; el síntoma lo que pretende es ligar la asíntota entre lo verbal y lo sexual… Anudar lo verbal a lo sexual… Y acá es donde podemos introducir la variable del amor… porque uno creerá que buscamos el complemento (…) pero nosotros sabemos que el sujeto no hace pareja con su partenaire; el sujeto no hace pareja con su semejante; sino con el objeto. 

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Que no es más que lo que Lacan, vía Platón, llamó el ágalma. ¿Y qué pasa en función de la repetición, de la falta, del deseo, de la demanda y del amor? Pasa que el amor cubre bastante bien el duelo por esta falta… Y no hablo solamente del amor de pareja sino básicamente de lo que Lacan trató de entender (como trató de entender Freud porque le era obstáculo) en toda su enseñanza: la transferencia. Porque Lacan era un clínico, un lógico, un poeta; y lo que hace es investigar cómo trabajar en transferencia, cómo trabajar en la clínica; de hecho ya sabemos que lo inconsciente fuera de la transferencia no manera de abordarlo. Entonces: ¿por qué digo que el amor cubre bastante bien? 

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Porque hay que entender que Freud no descubre otra cosa que la cura por la palabra; es decir, la cura por amor. Hablar es básicamente hablar a otros. (…) Y el analista no sólo escucha sino que tiene que inscribir; y en esta cuestión de hablar el sujeto va a tratar de recuperar (lo que después Lacan llamará plus de goce), va a tratar de recuperar, hablando… Por eso Lacan dirá que el amor (pongamos “de transferencia”) permite al goce condescender a deseo.

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Pasa que, y por eso decíamos antes que se trata de re-escribir, que el neurótico escribe mal y por eso hace un síntoma… Como se trata de reescribir, se trata de una letra (la letra pequeña a) que es la causa de atracción del deseo, es la causa del deseo… Si nos ponemos en la posición de Husserl o de Hegel suponemos que el sujeto tiene un deseo; que entonces va a buscar -como el conejo a la zanahoria- el deseo.  El problema es que el deseo tiene al sujeto. El sujeto está capturado por el deseo.  Por eso hablar de conductivismo en este punto… La transformación de Freud epistemológica es my fuerte, muy paradigmática, porque cómo vamos a hacer conductivismo sino es cuestión de modificar la zanahoria o de sacar este “a” de adelante (como decimos con el Modelo Óptico, sacar las flores del florero) sino que tenemos un problema diferente porque estamos tomados por el deseo.


Marcelo Augusto Pérez
La Repetición
Buenos Aires / MAYO del 2013 

 

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