Niño: Operaciones Lógicas en su Constitución













En la niñez, el sujeto, el objeto y el lugar del Otro merecen ser re-situados a la luz de las operaciones de la constitución del sujeto, de los tiempos de inscripción subjetiva. No se trata, pues, de aspectos madurativos, ni del desarrollo acabado, ni del punto de vista genético sino de un tiempo de subjetivación dependiente de la estructura del lenguaje. Una lógica ligada a la dimensión significante de la estructura, del objeto a y su articulación al Otro. No se trata de los tiempos del reloj sino de tiempos lógicos de operaciones fundantes que se producen o no y de las que solo après-coup, a posteriori, por los efectos producidos encontraremos su huella. 

La importancia de la niñez no radica en que antecede a la adultez sino en que allí se escribe una historia que el neurótico leerá retroactivamente. A sus juegos y a sus recuerdos, en ocasiones encubridores, los llamará infancia. Este tiempo imaginariamente historizable guarda una eficacia. "Niño" es un momento lógico en la producción de la pulsión, en la estructura de la pulsión, es un tiempo lógico en la determinación, en la ligazón al objeto. Y esto implica necesariamente las operaciones de la sexualidad infantil. 

Es con el niño que se evidencia la primacía de la relación del sujeto con el discurso. La práctica analítica con niños nos testimonia la posibilidad de casi asir en lo real la manera según la cual el sujeto surge del Otro. En diferentes grados, el niño se halla en el límite entre objeto y sujeto. Asimismo, en la clínica se pueden localizar estos puntos de transformación. En ocasiones, quien ha pasado por la experiencia de analizar niños, puede brindar su testimonio de esos puntos verdaderamente conmovedores del alumbramiento del sujeto, como también el escuchar las hazañas que algunos niños albergan en sus juegos, incluso aquello que denomino el despertar de la transferencia. 

El término "niños" resalta, a mi criterio fallidamente, el intento de homogeneizar un campo altamente heterogéneo. El conjunto "niños" está constituido por elementos diversificados. Los niños se diferencian entre sí no tanto por su singularidad como por los puntos de torsión en la estructura. Una mínima observación fenómenica nos permite distinguir el niño del jardín maternal de aquél que concurre a la escuela primaria; sus intereses y posibilidades difieren, como también difieren su relación al semejante y su inserción social.  Freud tematizó con el parricidio, asesinato simbólico del padre, la delimitación de una frontera que destaca y metaforiza la cadena de generaciones. Padres e hijos se diferencian.  La prohibición del incesto señala una legalidad sujeta a la normativización del ser parlante. Coincido con Lacan en que el Edipo no puede reducirse a un cuento entre el niño y su mamá, sino que nos plantea la operación de castración que se articula al deseo, y que deseo y ley son de la misma estofa.
 
Liliana Donzis
Seminario Psicoanálisis con niños y púberes
Clase 1, fragmento.
Escuela Freudiana de Buenos Aires / 2001
Arte:
Marina Abbá
Córdoba / Argentina

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