Amado, Amante y Buzones...







Estimado Marcelo, soy Jimena, de Rawson, Chubut. Quería consultarle de un tema de pareja, porque me resulta extraño dos cosas con mi ex novio: primero que, siendo hombre, haya tenido él comportamientos muy histéricos (ha llegado a revolear cosas varias veces cuando discutíamos) y segundo que después de un año y medio de separación y después de todo lo que él hizo, yo igual siga pensando en él…  Me preocupa por mi, es evidente, puesto que me cuesta relacionarme con otros hombres y ahora incluso estoy con las antenas muy despiertas de que esos sujetos, en apariencia muy varoniles, terminen en situaciones tan femeninas.  Lo otro que me resulta muy extraño en mi, es que cuando cuento todo lo que él hizo a otros, todos lo catalogan de hijo de puta… Lo que a mi me extraña es que no sólo me impacta que todos piensen igual sino que lo sigo justificando y sigo hablando sobre él como si realmente lo que hizo pudiese justificarse.  No voy a bombardearle con ejemplos, sólo que no entiendo por qué todavía está tan presente en mi una persona que era capaz de gastarse su sueldo en un viaje para él sólo pero no una cuarta parte para un regalo para mi… De todas formas no hablo de dinero, usted entiende, sino del gesto y del esfuerzo que nunca pudo hacer porque su centramiento estaba siempre en él mismo. Sé que los duelos son muchas veces largos, pero acá se trata de esas personas que uno racionalmente sabe que “mejor perderlas que encontrarlas”… por eso no entiendo… Y le cuento que nos separamos un par de veces pero volvimos otro par, ya que él me prometía permanentemente cosas lindas... 
Yo no soy una persona masoquista, pero me sorprende que esta relación haya tenido para mi tanto peso cuando él nunca me tuvo en cuenta, ya que siempre pensó en él y por eso reaccionó siempre con actitudes egoístas. En realidad, nunca me sentí amada, creo que aquí se dio eso de que uno de los dos fue siempre el amante y la otra persona, en este caso él, el amado. Muchas gracias por su tiempo. 


Hola; bueno, como dirían tus vecinos Mapuches, parece que tu ex te ha engualichao... Tu correo me recuerda a muchos casos en los cuales después de la separación, uno de los dos tiene la misma sensación que a vos te queda: parecería que el otro no supo colocarse en posición “amadora” y sólo prevaleció el "amado" / "Eromenos", como dirían los griegos. Y en tu caso parece lógico puesto que mencionás la posición femenina del susodicho: la mujer es quien por lo general se coloca pasivamente y espera ser amada por el amante activo. (Esto tiene una lógica fantasmática que la histérica bien lo sabe.) Son los varones por lo general quienes se quejan de este “esfuerzo” que constantemente deberían producir para sostener la relación. Pero acá parece que se invirtieron los tantos: te ha tocado ser la parte activa permanentemente.


Sólo te puedo decir que compraste un flor de buzón y esto suele sucederle a uno cuando se enamora; por eso creíste en sus promesas. Y lo que te duele es haber comprado algo a un precio que evidentemente pagaste muy caro, y parece que no lo vale. 


Es entendible, pero deberías saber que hay gente que nunca estará a la altura de las circunstancias.. Pero claro, ¿cómo saberlo de antemano? Cuando uno se enamora, ya es tarde… 


Y puesto que hablás de "idas y vueltas" quizás  hubo algo en el orden del poder que él advirtió tener sobre vos y que le permitió continuar con el juego sistemáticamente (digamos que abusó de tu entrega); pero ese poder fue otorgado por vos, Jimena… Por lo que me contás se trata de un niño caprichoso (revolear cosas es pasar el límite de la palabra porque ya la palabra no alcanza para saciar la sed del Ego). Y un niño no es que no ame a su madre, pero quizás ese no es el modo de amor que vos pretendés de un hombre; y hay que admitir que ciertamente es un amor egoísta. Como digo siempre, no sé si no te amó tal como vos pensás (el engarce suele ser mutuo); pero es obvio que se ama más así mismo. No todos tienen el mismo criterio de lo que quiere decir amar. Si, como decis, puede castrarse por un viaje para él, pero no por un regalo para vos; es obvio que no estás primera en sus planes.  

Es evidente que si tuviste que llegar a estos límites es por algo: vos también (te la) creíste que podrías con él. Decís que nunca te sentiste amada; bien: quizás –como buena neurótica- buscaste (y todavía buscás) ese gesto que nunca llegará. Y ahí está el goce que te encegueció: vos también tenés tu narcisismo y quizás por eso no pudiste cerrar el tema. Son todas hipótesis que sería bueno despliegues en un análisis, porque siempre hay otros nexos que llegan de Otra escena.  Decís que no sos masoquista; puede ser:  pero el fantasma siempre lo es y es obvio que quedaste adherida a un goce que te alimentó. Todas las relaciones se sostienen por un goce sintomático, el tema es que el amor pueda cubrirlo y llevar ese destino más allá del dolor.  Cordiales saludos. map


ARTE:
René Magritte



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