No hay órganos sexuales


Tengo la sensación de que en la escritura de Lacan se verifica un uso estadísticamente cada vez más frecuente del adjetivo sexual en detrimento del sustantivo sexualidad. Si esto es asi, merece reflexión. Pero vayamos por orden. Empecemos por Freud. Me inclinaría a pensar que en él la hipótesis de la sexualidad, llámelo usted “pansexualismo”, si quiere, la hipótesis de la sexualidad es un principio de explicación, una forma de determinación en última instancia, todo lo cual va de la mano con su formula “la anotomía es el destino” (Die Anatomie ist das Schicksal), que debe entenderse, pienso yo, como: “El destino es la anatomía”.  Esto significa que el conjunto de fenómenos que ameritan el predicado sexual se agrupa en una entidad llamada sexualidad, y que esta entidad que llamamos sexualidad está proyectada sobre la anatomía. Bien. Respecto de esto, me parece que Lacan efectúa una serie de desenganches. Primero, al decir: la anatomía, de acuerdo; pero lo que la hace pertinente no es la anatomía de los anatomistas; son las zonas del cuerpo no especularizables, zonas que escapan no sólo al espejo, sino también al espéculo.  Los bordes, la erectabilidad más que la erección, etc., y por fin la libido, que es un órgano, pero un órgano que justamente es extraanatómico.  Dicho de otra manera, no hay órganos sexuales.  No sé si Lacan lo dijo, pero habría podido decirlo.  Observe usted de paso que los lingüistas observan que no hay órganos de la palabra.  No hay órganos sexuales; el único órgano que merecería el nombe de sexual es la libido.  Ahora bien, no es posible asignar la libido a una zona anatómicamente situable. Entonces, si damos crédito a la formula freudiana según la cual “el destino es la anatomía”, “anatomía” debe entenderse en el sentido que no era precisamente el de Freud.


Jean-Claude Milner
Claridad de todo. De Lacan a Marx, de Aristóteles a Mao.
Entrevistas realizadas por los psicoanalistas argentinos radicados en Francia:
Fabián Fajnwaks y Juan Pablo Lucchelli.
Editorial Manantial, Buenos Aires, 2012.


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