La pregunta por el deseo
Este es un Servicio de Psicopatología, tengo
entendido que aquí hay residentes y concurrentes, gente joven en formación que
atiende varias veces por semana, dedicados a una práctica clínica, que no es la
del médico. No atienden problemas del genoma o trastornos neurológicos y
hormonales. Se dedican a aquello que si
bien estuvo en el origen de la medicina milenaria, el dolor –aunque a veces sea
un dolor físico- no se reduce a él. Puede manifestarse como dolor del cuerpo
pero si llega a psicopatología es porque alguien ya reconoció (el paciente o
quien lo derivó) que se trata de un dolor humano, existencial, que atañe al
hecho mismo de vivir.
¿Qué significa este espacio ? Responder
a ese dolor no nos resulta fácil. Por múltiples motivos : el más simple,
es que quien acude a nosotros es un semejante. No es simple poner esa distancia
operativa, adecuada a la escucha del dolor del otro.
Si vamos al cine, eso que está en la
pantalla no es algo que le sucede a alguien que está en presencia, ni siquiera
le sucedió a aquellos que filmaron, son actores ; o sea que si la historia
tiene algo que invita a una lágrima, es probable que lloremos o que ríamos, nos
encontraremos involucrados por lo que sucede en la escena.
Imaginen lo que debe significar, como
ustedes lo hacen a diario, recibir a alguien que viene en presencia, no
representando a otro, y nos cuenta su dolor con historias trágicas o cómicas.
Freud solía decir que por cualquier atajo
que se comience se termina llegando a los impasses del sexo y de la muerte ;
son los temas que en una reunión familiar o de amigos, por cortesía uno elude,
no va a incomodar a los invitados hablando de eso que nadie tiene resuelto. ¿Quién
puede decir »yo tengo garantizado de acá hasta que me muera que los
encuentros sexuales van a ser maravillosos » ?
(…)
Con los años uno aprende que para que eso
funcione hay que armar bien la escena ; como decía Ovidio, al amor se va
como a la guerra, con los atuendos adecuados, respetando los tiempos
convenientes, sin eludir, como se dice en porteño, el verso necesario. Lo otro
también es así, aunque es más dificil de digerir : atañe a la muerte. ¿Por
qué existen las religiones ? Uno de los motivos es que el ser humano es el
único viviente que por su relación al lenguaje puede anticipar su propia
desaparición. Somos los únicos vivientes que habitamos un lenguaje que nombra
la ausencia. Una abeja puede indicar el
botín de polen en presencia, pero la otra abeja que recibió el mensaje no se lo
puede comunicar a las que están en la colmena, no puede nombrar en ausencia el
objeto. Es un lenguaje de signos que reenvía al referente, al objeto. Nosotros
en cambio tenemos signos que reenvían a signos, por lo cual se llaman
significantes, pueden nombrar la ausencia.
(…)
Que hoy nos encontremos quiere decir que
tanto ustedes como yo deponemos nuestra soberbia y decimos : necesito del
otro para sostener esto a la cual me dedico, porque –ahora, avanzo a puertas
cerradas, espero que no haya ningún infiltrado- nosotros somos gente rara. Ustedes pasan por Lázaro Costa o Casa Sierra,
comentan : « ¡Mirá este tipo a qué se dedica ! » ¿Y ustedes
a qué se dedican ? Advirtieron que cuando hay una reunión familiar a veces
algunos nos miran con aprehensión, hacen chistes. Siempre hay una broma para el
psicoanalista. ¿Por qué ? Porque intuyen que somos tipos raros : no
tenemos resuelta la relación con el sexo, con la muerte, con el amor, igual que
todo el mundo, patinamos igual que cualquiera y dedicamos el tiempo a eso.
A veces recuerdo una tía que me quiere mucho
y a quien yo también le guardo tierno cariño, que me decía : « ¿Querido,
cómo hacés para aguantar eso ? » Y cuando ella me lo dice, yo me
pregunto : ¿Cómo hago para aguantar eso ? ¡Tantas horas ! Pero
también quiero contárselos, no es un problema de masoquismo, al día siguiente
me levanto y cuando llego al consultorio me encuentro muy contento, me gusta.
Soy un tipo raro, tengo que reconocerlo, ¿cómo puede ser que eso me guste ?
Entonces me acuerdo de un amigo, un gran pintor argentino que falleció,
Leopoldo Torres Agüero, a veces me invitaba a su atelier. Cuando uno ve la obra
cree que el pintor –es una posición ingenua- al modo romántico, despeina el
jopo y hace un cuadro. No es asi, él se pasaba días enteros mezclando una
gotita más de blanco con ocre, o una gotita más de rojo hasta que encontraba el
tono. Yo me moriría de aburrimiento. Èl estaba entusiasmado. Así que esa
pregunta, en realidad, vale para cualquiera : ¿qué le pasa a este que se
dedica a eso ? Estuvo hace poco un gran violinista de fama internacional
Pinjas Zuckerman, es muy grato, cuando uno lo escucha tocar alguna obra de
Mozart, pero tuvo que estar horas y horas cada día, cada mes, cada año, de
imaginarlo ¡me muero !
Quiero decir que la pregunta por el deseo es
oscura a cualquiera. (…)
¿Cuàl es el resorte de la cura ? Si
estoy hablando de psicoanálisis, es la transferencia. Y la transferencia en
principio es amor. No sólo amor, también odio, un verdadero amor incluye el
odio, sino es nada más que enamoramiento, idealización. El odio es inherente a
la estructura del amor. (…)
Trauma de nacimiento, estás a merced del
Otro. Lo más grave es que se está a merced del diskette del Otro, porque nadie
aprendió el lenguaje en la Alianza Francesa o en la Lincoln, lo aprendió en el
decir del Otro. (…)
¿De qué sufre el paciente ? Se viene
mañana un día de huelga, es un poco feriado. Viernes, sábado y domingo.
Cualquiera de nosotros podría decir : « ¡Qué bárbaro ! Se vienen
tres días sin obligaciones. » Traducido, no tengo que responder al Otro.
Para las damas presentes –me voy a
identificar con ustedes… como digo en broma, di tantas pruebas de que soy todo
un hombre que puedo identificarme con ellas-, con ustedes digo : « Estoy
muy cansada, le voy a pedir a mi marido que se vaya a pasear con los chicos,
que se los lleve así estoy sóla. » ¿No me van a decir que no lo piensan a
veces ? Mi marido acepta, me ama, los chicos contentos, se fueron. Empiezo
durmiendo hasta la hora que quiero, simpre me levanto a las ocho, hoy me levanté
ocho y media… Voy al baño, tranquila, higienizo mis dientes y pienso : « No
tengo obligación de arreglarme, peinarme, voy a seguir así ; me pongo las
chinelas, despeinada, la bata, me voy a tomar unos matecitos » ;
hasta ahi, me siento muy bien. ¿Y ahora qué podría hacer ? Ya sé, lleno la
bañaera, o el jacuzzi si hay, o si no, baño de inmersión, algunas lociones.
Arreglamos con mi marido que venga mañana, se fue a pescar con los chicos a
Chascomús. Empiezo a sentir un malestar, no me gusta… ¿Qué hago ? Empiezo
a pensar ¿estarán bien los chicos ? ¿Ya habrán desayunado ?
Bueno, que se arreglen, yo no tengo nada que hacer, hoy es mi día. Es mi día,
entonces qué hago, pongo unos boleros que hace mucho quería escuchar, me
recuerdan a mi primer novio, aprovecho que no está mi marido, canto, termina el
CD, y me va aumentando el malestar. ¿Los chicos y mi marido, habrán comido ?
Son casi las doce, mejor no me preocupo, que se arreglen, ¡que se arreglen ! No la sigo más… ¿Qué le está pasando a ésta
mujer que represento ? Se empezó a angustiar… ¿Por què ? ¿Cuàl es la
dificultad que tenemos los neuróticos ? Que no nos resulta fácil
encontrarnos con nuestro deseo. Cuando ella déjà de ser algo para el Otro, su
marido, sus hijos, se insinúa sujeto del deseo, le retorna una pregunta :
¿qué quieres ? Lacan dice que el sujeto es una falta en ser : déjà de
ser el objeto o el falo del Otro. Pero esta falta en ser, lo escribió muy bien
Milan Kundera, es La insoportable levedad
del ser.
(…)
¿Cuál es la función del análisis ? Una
función del análisis es permitir que el sujeto vuelva a enderezar, a reubicar
su posición en el fantasma. En lugar de ofrecerse como objeto para el goce del
Otro que vuelva a ubicarse como sujeto del deseo. Implica, si avanza, un goce,
pero es otro. Cuando el neurótico renuncia a su deseo, sufre depresiones sintomáticas.
(…) Las depresiones, que son duelos patológicos, surgen cuando el sujeto
renuncia a su deseo. Nos pasa cuando una mañana no nos queremos levantar,
estamos pesados, no tenemos ni ganas de bañarnos. Es que andamos desencontrados
con nuestro deseo. Cuando el sujeto está bien perfilado en relación al deseo,
siente cuando baila que vuela, el cuerpo no pesa ; otros días un paso es
como llevar un camión en la espalda. Es porque hiciste el camino inverso,
renunciaste a tu deseo.
(…)
El neurótico, cuando el Otro formula su
demanda, ya no sabe si es su deseo o la demanda del Otro, es el tropiezo de
Hamlet. (…) Esto se ve en los adolescentes. Discurso típico : no estudia
inglés. Uno le pregunta : « Decime, a vos ¿te gusta el rock ? »
Sí » « ¿Cuàl » « El inglés » « ¿Para entender las
canciones no tendrías que saber inglés ? » « Claro ! Si a
mi me encanta » « ¿Entonces, por qué no lo estudiás ? » « Porque
mi mamá insiste que lo estudie. » (…) El problema del neurótico es que
cuando le viene como demanda, le cuesta advertir que ahí también puede estar su
deseo. (…)
Algo típico, viene un paciente obsesivo, y
les dice : « Vengo porque ya es hora de que consiga una chica, me
gustaría, me encantaría. » A las tres entrevistas, cuenta : « El
otro día estaba en un café y había una chica hermosísima. » Ustedes le
preguntan : « ¿Y qué hizo ? » « ¿Cómo que hice ? ¡Igual
que mi mamá, quiere que me case ! »
Uno piensa, pero yo no quiero nada, él fue quien dijo que quería tener
una chica. No lo hace de malvado, está tomado por su discurso. El arte de la
transferencia es cómo no caer en la trampa de su demanda.
Isidoro Vegh
"EL objeto y sus destinos"
Fragmento Charla realizada en:
Fragmento Charla realizada en:
Hospital Gral de Agudos Dr. José Ma. Ramos
Mejía
Servicio de Psicopatología
Invitado en la clase 23 / Año 2000
en el
marco del Seminario Anual « Clínica psicoanalítica, clínica del
objeto ».
ARTE:
Leopoldo Torres Agüero
Hombre Árbol.