Mascarada Histérica

.
.
.
.
Estimado Marcelo Augusto: le escribo desde Chile, estoy recién incursionando en los conceptos freudianos. He leído algunos artículos suyos sobre Histeria. He entendido el tema del desafío y así mismo el hecho de que la histérica tenga un deseo imposible que le permite seguir deseando. Sólo hay una cuestión que me permito interrogarle: ¿Por qué se suele decir que la histérica es pura mascarada? Otro comentario que quizás tenga que ver con mi pregunta: una amiga –hace poco- me comentó algo que me hizo recordar a otro artículo suyo dónde –citando a Lacan- dice que la metáfora amorosa hace circular el lugar de amado al lugar de amante. Esta amiga me dijo: “Yo nunca fui amante, siempre amada.”- ¿Podrá tener que ver con esto de la mascarada? Y en este caso, ¿se podría hablar de metáfora amorosa? Gracias, N.López Rey



 
Mascarada –como se ve- viene de Máscara, es decir, que si entendemos que hay un personaje adelante del sujeto es fácil advertir que la histérica “viste” ese personaje sin dejar ver la verdadera herida. Es lo que también podríamos llamar semblante fálico.

Me explico mejor: un sujeto puede vestir buenas pilchas, puede perfumarse con aromas parisinos, puede semblantear un personaje seguro, carente de conflictos, etc.; pero eso no es más que un semblante fálico que esconde la hendidura subjetiva. Por eso hablar de neurosis es hablar de niñez: ¿Qué es un niño? Un sujeto –citando a Lacan en el Estadio del Espejo- que va de la “insuficiencia a la anticipación”: es decir; siempre prematuro. Un niño llora, demanda; pero no podemos esperar de un bebé que sostenga algo o que tenga coordenadas menos neurotizantes. En el mejor de los casos, no destruye. En el mejor de los casos, no pega. En el mejor de los casos, no intenta tirarse por la ventana.  Pero demanda, siempre demanda.

Cuando un bebé/niño “aprende” a castrarse, ya no es bebé; pasa de ser falo a ser objeto. Esto tiene que ver con tu segunda pregunta: si un sujeto no puede pasar de ser amado/a a ser amante no termina de completar la metáfora amorosa: no quiere decir que no ame (puesto que el narcisismo siempre está direccionado a ese punto) pero no puede amar más que egoístamente: en posición de amante, no puede hacer por el otro más que lo que suele hacer un niño: demandar. Y ahí está el mecanismo histérico: siempre se demanda, siempre se pide más (y en lo posible se trata de elevar la apuesta cada vez: el auto más caro, el barrio más caro o simplemente,  el perro más caro) pero ese pedido no encontrará más que puro goce: no hay “reciprocidad” en el llamado; y obviamente no me refiero a “diente por diente”: el gesto amoroso –ya sabemos- no transita por lo tangible. Pero es importante que en el vínculo ambos perciban que la famosa pareja griega de erómenos y erastés, se cumplen. (El enamoramiento suele comenzar con una asimetría –como en toda transferencia- pero el pasaje al amor implica el cambio de posiciones.) Si a esta posición fálica-histérica se le agrega el narcisismo concomitante, tenemos una combinación bastante triste porque el sujeto nunca resignará su amor-a-sí-mismo por el partenaire; excepto que -como dijimos- esté en juego algo del orden más libidinal propio, como digo siempre: hay sujetos que sólo mueven su colita (o sus tetitas) cuando se trata de su propio goce; no les importa en absoluto el goce de su partenaire. Por eso una definición muy simple pero -me parece- muy acertada del amor es la que enuncia que amar es poner al otro primero. Si esto se pudiese hacer de ambos lados, los vínculos tendrían menos inconvenientes afectivos.

Si tu amiga puede afirmar esa frase es porque evidentemente siempre estuvo en posición fálica. De todos modos creo escuchar en esa afirmación la mismísima histeria: “Yo –el falo caminando- siempre me he hecho amar; nunca he rebajado mi condición deseante porque yo –siendo el falo- nunca puedo ponerme de objeto.” Si eso no es histeria, la histeria ¿dónde está? ¿O por qué Lacan coloca al sujeto histérico del lado MACHO?  Por la misma razón que un sujeto enamorado está del lado HEMBRA; como dice Barthes: “un sujeto no se feminiza por ser homosexual, se feminiza porque está enamorado”- Por eso cuando nos enamoramos también los varones podemos pensar cosas tales como “estoy hecho un idiota” o “mariconeo todo el tiempo” o “estoy entregado”- Eso es de lo que se defiende la posición masculina. Para el hombre “caer” es todo un problema táctico. Fall-in-love: en el amor uno cae.

El otro día un analizante -a quien le pregunté por qué le pasaba todo lo que le estaba pasando en su familia- me respondió: "Porque amé locamente"- Es verdad; claro: pero teniendo en cuenta que uno se coloca de objeto -se castra- siempre por uno; la respuesta más exacta aunque menos poética, sería: "Porque (me) amé locamente, en el/la  otro/a; porque ame ciegamente y caí; porque me lo creí."-

La histérica tratará de no hacerlo, retiene goce, no cede en su deseo y finalmente –claro- sufre. Porque es de eso que se queja: “A mi nadie me mira”, “Todos son iguales”, “Ya no hay hombres”, "Los hombres sólo quieren divertirse...", etc.   Saludos, map.


.

Entradas populares