Dignóstico en la infancia

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...Volvamos al tema que nos convoca hoy, a partir de un caso clínico, sobre la pregunta de si hay diagnóstico en la infancia, por lo que propondré algunas puntuaciones. Creo que es posible pensar en la dimensión del diagnóstico en la infancia, si nos aseguramos el no comprometernos rápidamente con un sentido. Si cada una de las palabras tiene un peso, una historia, ¿qué quiere decir diagnóstico? Tiene que ver con ese prefijo dia, que en griego quiere decir: separación. Es decir que el diagnóstico es el conocimiento de la diferencia. Avanzemos un poco, depende de lo que se entienda por diferencia. Recordemos que para Lacan ‘lo sexual es la diferencia’. Entonces el diagnóstico es el registro de la diferencia ¿de qué? del conjunto de signos, o de síntomas que caracterizan una enfermedad, según el diccionario.

Entonces podríamos pensar que para decir qué tipo de diagnóstico hay, tenemos que pensar sobre qué hacemos el diagnóstico, si lo hacemos sobre las conductas, sobre los síntomas o sobre la relación del sujeto con las pulsiones y la libido. Y con qué forma, es decir, si lo hacemos o no con las llamadas estructuras; Lacan se servía de esa palabra ‘estructura’ aunque el decía que no era estructuralista. La empleó mientras la pudo sostener, ya al final de su obra no podía, pues la estructura en tanto conjunto de elementos en sus relaciones, no puede dar cuenta de su causa, que es lo Real, pues ¿cómo incluir lo Real en la de-mostración de la estructura? 
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Así neurosis-perversión-psicosis, y las subestructuras en cada una de ellas sería una forma de pensar el diagnóstico. Pero hay otras y voy a tratar de plantearles otra manera, que es desde la que intentamos últimamente operar.

Voy a centrarme en una idea, sobre la que Alba ha escrito y publicado, sobre la que nosotros desde el grupo ‘El espacio de los niños’ hemos trabajado: la cuestión de los tiempos de la infancia. Ahora voy a plantear algo que nos aporte otra visión sobre la cuestión de los tiempos, que hacen al diagnóstico, y lo haré con una particularidad, desde los ‘tiempos del nombre’. Así los tiempos del diagnóstico en la infancia se sostienen según el tipo de relación del sujeto al nombre, al nombre propio de cada quien.

En Freud encontramos una división diagnóstica de los tiempos constituyentes. Primero tenemos esa constitución del Yo, la que era temporalizada, a los ocho meses de vida; después previo a la resolución edípica, otro tiempo que llamó la ‘neurosis infantil’ que se caracterizaba por los miedos y las mentiras. Y es en función de ésto, de la resolución particular ante la angustia de castración, lo que va a decantar como neurosis, perversión o psicosis.

Freud en un texto “Sobre los tipos libidinales” de 1931, el que creo debería ser recorrido y pensado hoy en día, decía lo siguiente: “Las constelaciones de la libido son las que parecen tener más títulos para servir de base a la clasificación”, con la exigencia de no coincidir con los cuadros clínicos.

Entonces para conjuntar ambas cuestiones, la manera de presentar un cuadro clínico y la utilización de esos tipos clasificatorios, encontramos que Freud se planteaba cómo hacer un diagnóstico de un análisis en curso, desde las ubicaciones libidinales; que no implique una posición del analista que lo condicione, en función de las conductas y lo fenoménico, hacia un supuesto saber diagnóstico que cosifique y estagne la posibilidad de cambio en la posición subjetiva. Con esto quiero decir que si el analista clasifica a un paciente como histérico, lo va a tratar según como signifique lo histérico, y la cuestión es cómo resulta determinado por esa clasificación precipitada. Es que el analista se condiciona según su relación al saber y su posición ante el conocimiento. Cuando Lacan nos propone en la dirección de la cura, la vacilación calculada de la neutralidad del analista ante lo histérico, o el desdén ante lo obsesivo, es para sacar al analista de un condicionamiento especularizante que lo llevará hacia una contra-transferencia impulsora de acciones que lo distancian del acto analítico que lo caracteriza. 

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Edgardo Feinsilber
Diagnóstico en la infancia
EFBA, Marzo de 2010

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