L i v i d e z

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El álgebra numérica y racionalista no se compara en su complejidad, en su intensidad y en su belleza, con el álgebra del amor. En este mes sucederá algo que ocurre sólo cada 823 años.  Habrá 5 sábados, 5 domingos y 5 lunes. El año en curso también tiene datos numéricos curiosos: el 1-1-11, el 1-11-11, el 11-1-11 y el 11-11-11.  Los números, a veces, nos inquietan, pero ¿por qué necesitamos que esos números estén articulados, enganchados, de una extraña manera, incluso única?
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Hay una excepción, sin embargo, que engaña el álgebra de la correlación y la homogeneidad.  Es la fecha en que dos personas, perdidas, casi desterradas y sin fe, confluyen en una mirada y en ella se pierden.  Es la fecha en que dos seres quieren ser uno.  Es la fecha en que se está dispuesto a correr cuando sólo se podría caminar y en bastón.  Es la fecha en que se olvidan rencores, orgullos, pudores y vanidades.  Es la fecha que queremos rescatar aún aunque nos tome en la ira, en medio de una batalla, ambulando con odio.
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Esa fecha es irrepetible. Ocurre muy pocas veces en toda la infinita vida del orbe. Y a veces no ocurre nunca. Sucede sin calendarios. Y cuando acaece deja una herida abierta para que con ella siempre se recuerde que hay dos posibilidades: intentar cerrarla o dejarla agrietada como una llaga sangrando y pidiendo que el álgebra majestuosa la vuelva a suturar.
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El dolor -y con él el amor-  se termina cuando la herida ya no sangra.  Como cuando el cuerpo muere y la sangre se estanca, los ojos se hunden y la piel, fatigada, desfallece.

( Post Scriptum: Lívido = Cadavérico - Pálido /  Libido = Deseo )

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Lividez
Octubre del 2011
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