Variaciones... la coda.

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.Posteo algo más sobre el último texto que acaba de editar Otium de Tucumán, compilando las charlas de Germán García donde se escucha, con su ironía y su provocación habitual, temas tales como el No-Saber desde donde opera el Análisis; la virtud de la respuesta del Otro -y del otro- más allá de la escucha; la experiencia de la Repetición como formadora del síntoma y productora del Saber inconsciente y la diferencia concomitante entre Repetición y Hábito.  (Acotaciones en negritas son excesos de mi puntuación de la charla.) map
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Si el psicoanálisis no está equivocado tiene cosas necesarias, son la pulsión y la repetición. Para que haya psicoanálisis es necesario que haya pulsión y repetición- Si se demostrara que estas dos cosas no existen, el psicoanálisis no existiría. (…) Pero hay dos cosas que son contingentes: ñla transferencia y el inconsciente. El inconsciente se abre o se cierra y la transferencia opera o no opera. Entonces, si se puede decir que la repetición y la pulsión son cosas que podemos transmitir en un curso académico, en un discurso universitario, la contingencia transferencia-inconsciente es lo que funda esta relación, la prudencia analítica.
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Transferencia e inconsciente nos abren a una dimensión de no saber qué se va a poner en juego en el sentido más simple. No decimos ignorancia, al decir “no saber” lo ubicamos en relación al saber. Transferencia e inconsciente son dos puntos que se relacionan al saber, de los cuales aún no sabemos; este “aún no sabemos” vale para cada caso. Lo que estoy diciendo es que si alguien nos llama por teléfono, sabemos que ahí se pondrá en juego algo llamado transferencia y algo llamado inconsciente, de lo cual aún no sabemos nada pero sabemos que es parte de un saber. De esta apuesta en relación al saber de lo que viene, es de lo que se trata en psicoanálisis.
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Cuando Freud dice “atención flotante”, no dice otro tipo de escaramuzas, dice atención flotante, hay que decir esto porque están muy confundidas estas cosas. Cuando Freud dice “atención flotante” quiere decir “prepárese usted para recibir del saber algo que no sabe”. No dice “haga sus test de medida” sino dice “He ahí algo en relación al saber que usted todavía no sabe”. Si esto funciona, este no saber, la transferencia, etc, no conducirá al saber. Entonces tenemos una dialéctica que va a jugar entre un saber que se articula en la pulsión y la repetición extraída de un no saber de la articulación de las transferencia y el inconsciente.
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Para ser analistas algo del goce tiene que separarse de uno, no puede haber analistas gozosos, entiéndase “gozosos” en relación con sus analizantes. Eric Laurent decía que èl por la tarde hacía sesiones de análisis más largas que por la mañana porque estaba más cansado; entonces, como estaba más cansado tardaba más tiempo en decidirse a cortar la sesión. ¿Qué quería decir con esto? Que más vale presentar al analista como a un tipo que le duele la espalda, incluso que se aburre, que presentarlo como una especie de deportista de la escucha. No es divertido escuchar todo el día a los pacientes. Los otros días estuve en el Hospital Fernández en ocasión de un debate entre sistémicos con uno de la APA y un lacaniano amigo mío. Pregunté a ellos: “¿Qué rasgo, piensan ustedes, identifica a un analista?” El de APA responde: “Uno puede darse cuenta de que lo que define al analista es la escucha”, y cuando dice “la escucha”, lo dice como si hiciera un eco, imaginen un eco diciendo “la escucha”. Entonces le digo que me hacía recordar a la escuela donde la maestra decía: “Niño García, usted me está escuchando ¿qué dije? ¿Qué dije de San Martín?” No es una virtud escuchar, LA VIRTUD ESTÁ EN LA RESPUESTA. ¿Por qué suponer que un analista silencioso escucha algo? ¿Simplemente porque no hablan? En general somos chismosos, cuando escuchamos algo tenemos ganas de contarlo, ¿es así o no? El analista que escucha también se junta en un lugar y le cuenta a otro, habla de la neurosis, de la histeria, etc., hace teoría; desde Freud esto es así.
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El otro día estaba leyendo La Celestina de Fernando Rojas –hay que leer esto como parte de la transmisión analítica- las mujeres transmiten esto pero no creen en esto. Una amiga mía es un poco madura tiene una especie de pasión por los hombres jóvenes, ve un hombre joven y se le va encima, hay que agarrarla; ella me quiere convencer que lo importante no son los hombres jóvenes sino que es la experiencia, entonces le digo –esto se lo puedo decir porque es mi amiga, si hubiera otra relación no se lo podría decir- le digo “Pero tu pasión son los muy jóvenes”. Ella me dice que lo bueno del hombre muy joven es que quiere una sola cosa, coger; cuando quiere lo hace y cuando no duerme, mira TV. Entonces lo tiene allí como una especie de máquina de coger que no molesta en los ratos que no coge, así de simple. Mientras que el hombre maduro como tiene menos ganas de coger se hace el sofisticado y hamletiano, empieza a decir cosas como to be or not to be. El hombre mayor es complicado para simular que ya no tiene ganas de coger. Mientras que los jóvenes son más simples, o quieren coger o mirar TV, hacen gimnasia, se compran zapatillas, van correr al parque, hacen cosas de jovencitos.
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Las mujeres en el psicoanálisis hacen esto, hacen correr el comentario de que ellas creen en la experiencia de los analistas. Se encuentran dos y una le dice a la otra “El doctor tal no será un teórico pero tiene mucha experiencia”. Pero ellas prefieren uno joven, porque saben que un joven tiene que hacerse un lugar entonces es más serio, estudia más, trabaja más. Mientras que el viejo, ya seguro de su lugar se hace el Hamlet, es el viejo silencioso que está en su casa ganando plata y que no le interesa nada de nada y hace tres o treinta años que no lee un libro.
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El inconsciente como tal es la repetición del uno, por lo tanto la relación del sujeto al inconsciente es la soledad del sujeto. Si la transferencia es el Sujeto-Supuesto-Saber es porque el saber inconsciente no es sino el saber de la repetición. Y el hecho de que las cosas se repitan solamente sorprende al que cae bajo eso, no le interesa a los demás. Es difícil entender que la repetición sea la sorpresa, pero sin embargo los analizantes dicen eso, vienen porque les sorprende que les siga ocurriendo tal cosa. Hay que diferenciar bien repetición de hábito. Una persona que quiere analizarse porque se aburre, allí no está la repetición; la repetición la vemos cuando una persona dice: “Pensé que no iba a volver nunca más a fumar”, o “Que nunca más le iba a poner los cuernos a mi mujer”, y hete aquí que no se encuentra en esa posición; o que “No iba a perder el trabajo como antes, y estoy en la calle como cuando era joven”. La gente se sorprende de lo que repite, entonces hay que tener claro esto, porque si no asociamos repetición con hábito, o con monotonía, y no tiene que ver con eso, la repetición es lo que rompe un hábito. Un sujeto que era un masturbador se casó y se habituó a coger, pero ahora compulsivamente se masturba todos los días, entonces viene y dice: “Estoy sorprendido de que me masturbe como cuando era pibe, más siendo casado.” La repetición es lo que rompe el hábito. (…) No hay que entenderlo en el sentido del psicologismo, la psicología entiende la repetición como el hábito.
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Germán García
Variaciones sobre Psicosis
Clase 8 del 14.11.87
Ed. Otium, Tucumán, junio 2011.
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