Toda Neurosis es Infantil

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Extracto Entrevista para la Blog "EncuentroCulturas"
 / Marcelo A. Pérez /
Año 2008
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* En una de sus charlas ud. expresa que –entre las diferencias entre psicólogos y analistas- los primeros suelen preguntarse por qué se separa la gente, ¿verdad? Ahora; ud. no puede negar que es una pregunta coherente viviendo en una sociedad monogámica… ya que la cultura domina…
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MAP: A ver: puede ser coherente… pero no técnicamente viable. Freud no se preguntó eso, sino algo más loco: cómo es posible que, siendo las pulsiones parciales y el infans perverso polimorfo por definción, la gente, en un afán desmedido, universal, pasional e infinitamente buscado, pretenda unirse “para siempre, hasta que Dios nos separe”… El psicoanálisis subvierte algunas categorías y da vuelta algunas tortillas… Como dice Mássimo Recalcati el psicoanálisis no expresa “la bulímica vomita porque come mucho” sino “la bulímica come mucho para poder vomitar”; he ahí el goce. Y este es el punto crucial que psicología y medicina excluyen: la teoría del goce no está en sus campos. Y este es el real con que los analistas nos enfrentamos en nuestra praxis… Goce que, como bien definió Lacan, no sirve para nada, pero sin embargo… Es decir, algo inútil pero que lo poseemos con absoluta pasión. Por eso Isidoro Vegh, decía que los analistas somos “especialistas en lo inútil”… Esto unido a que el psicoanálisis es “la praxis de la charlatanería”, bueno… después no digan que nosotros no somos los primeros en percibir –como diría Borges- nuestras piadosas limitaciones o imposibilidades.
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* Hablando de eso, justamente, ¿no cree que el psicoanálisis es limitado para algunas patologías?
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MAP: No existe lo patológico para nosotros, como no existe la enfermedad. Existe un dolor que el paciente expresa. Si el psicoanálisis es limitado, que no hay duda que lo es, no es porque falla sino porque existe algo que se llama Transferencia y otra cosa, como dijimos, que se llama Goce (el placer en lo displacentero) que empuja y muchas veces gana la batalla. Pero la transferencia hacia el analista otorga al análisis todo su poder… En general si un tratamiento es abandonado por el analizante, hay que buscar la causa en el real del analista… nosotros no creemos en la Contra-Transferencia que es una bonita forma de sacarse el problema de encima. ¿De qué vamos a culpar a nuestros pacientes? ¿De que tienen inconsciente, o pulsión? Toda contra-transferencia es contra-la-transferencia; por eso en los controles de análisis se supervisa el fantasma del analista que opera en juego; no meramente el “caso clínico”. Pensar en psicólogos para autistas, psicólogos para anoréxicas, psicólogos para fóbicos… es no-pensar desde el lugar de Freud… Así como tampoco hay psicoanálisis de niños (en todo caso, habrá psicoanálisis con niños): el psicoanálisis es único y es el del sujeto atravesado por su falta. Es increíble que haya analistas lacanianos que no entiendan esta cuestión... Hace cuatro años cuando organizamos con otra colega unas Jornadas sobre Niñez en la UBA; llamé a varios analistas para que participen a hablar sobre niñez; uno de ellos -en ese momento presidente de la EOL- me contestó que él no atendía niños. Me dió vergüenza ajena tener que aclarar este punto por teléfono; sobre todo a personas tan infautadas -porque ser analista no lo excluye de tener un Yo grande como esta sala; incluso hubo uno que me pidió hablar sólo en la mesa y que por supuesto no lo invitamos- y al final preparó su ponencia y se presentó a la jornada. Hay que entender que todos somos niños con Edipos fallidos cuando nos recostamos en un diván. Neurosis infantil es un pleonasmo. Ese fue el descubrimiento freudiano por excelencia.

Marcelo Augusto Pérez, 2008-

Arte:
Fishingroom
Nicoletta Ceccoli

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