Inestabilidad / Estructuras / Constelaciones

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Hola Marcelo; ya nos pusimos en contacto una vez, espero me recuerdes, soy Javier de Cartagena de Indias… Quería preguntarte un par de cosas: leí en tu blog que muchas veces decís que la represión no es un mecanismo propio de la neurosis sino que también existe en la psicosis pero, a la vez, leí de otros autores –por ejemplo de Bruce Fink- que la metáfora paterna en la psicosis no se cumple, que el Otro no existe… Quería preguntarte, entonces, si el Otro no existe en la psicosis, cómo es posible que haya represión. Gracias por tus videos! Saludos.
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Javier: aprovecho tu correo para publicarlo en mi blog porque es una pregunta muy reiterada.

Primero: no sólo Bruce Fink –quien cita a Miller, se dice lacaniano, en fin…- sino muchos analistas siguen afirmando que el Otro no existe en la psicosis. Son autores que se han quedado con la rigidez de un pensamiento que se aparta de la clínica de lo real y hasta del sentido común.   Yo creo que si fuesen realmente lacanianos pensarían bien a la letra. E incluso, más allá de Lacan, como ha pensado Lacan más allá de Freud. Si el Otro no existiese, el psicòtico estaría por fuera del lenguaje. Y no es así. El Otro es el lugar de la palabra. Es el lugar desde donde el Sujeto es creado. Y el psicòtico es un Sujeto. Por otro lado si el Otro no existiría ni siquiera podrìa haber alucinación. Porque para desencadenar un episodio alucinatorio o delirante se necesitan dos cosas, una de ellas es la presencia del Otro. El Otro existe de tal manera -e incluso tanto más presente yo diría en la psicosis- que es quien dona la Pulsión; y el psicótico (pulsión mediante) actúa -vía delirio, vía pasajes de escenas- su fantasma.  Porque como el Otro existe en la Psicosis, el psicótico también tiene Fantasma; porque para ser Sujeto hay que perder el objeto; y el psicótico lo ha perdido al igual que el neurótico.  El tema -vía identificaciones y fases que ocurren desde el Estadio del Espejo- es cómo ese objeto entra en el plano de la alucinación o del discurso.

Segundo: la alucinación y el delirio no son eventos exclusivos de ninguna de las tres estructuras. Pueden ocurrir en las tres. De hecho una alucinación para Freud no es una patologìa cuando se trata del sueño que èl define como “la psicosis del neurótico”. Es decir que el neurótico alucina cuando sueña; sino no podrìa matar, volar o hace cosas que fuera de su delirio-sueño no podrìa permitirse: de ahí que Lacan dice que lo Real es lo Imposible. Pero el neurótico también puede alucinar en su vida de vigilia. Una alucinación no es parámetro ni síntoma para diagnosticar una psicosis: de hecho una estructura psicótica puede cursar sin eventos alucinatorios. Así mismo los mecanismos de Represión, Renegación y Forclusión existen en las tres Estructuras. Y esto es bien freudiano; lo aclara Freud en más de una oportunidad y lo atestigua nuestra praxis.

Tercero: no debemos quedarnos en el discurso de la Universidad donde todo se suele aprender muy esquemática y puntualmente: el psicótico no tiene metáfora paterna; el neurótico duda; etc… Frases como esas que se repiten a modo ecolalico no ayudan a comprender la praxis clínica. La Metáfora Paterna SIEMPRE existe y siempre está fallida, en las tres estructuras. Si no hay falla no hay inconsciente ni deseo ni sujeto. Definir un neurótico como aquel que duda, por ejemplo, es otra vanalidad: el obsesivo, paradigma del neurótico, se caracteriza justamente por su rigidez intelectual, por no dudar, por sus certezas. Esas certezas, si bien no son la misma que las que al psicótico “se le imponen” en su delirio, no dejan de ser delirantes: que una persona pueda creer en su YO –Lacan dixit- es como tal un delirio: y el neurótico es especialista en darle consistencia yoica a su estructura. Cree que es el Falito de su Otro a quien necesita responder certeramente: el (más) buenito, el (más) inteligente, el (más) salame, el (más) víctima, el (más) lindo… lo que sea. El más -el mejor, el único- falito. Si eso no es creer en la certeza misma, ¿la certeza dónde està? Justamente ese es todo el quid de la dirección de la cura: que el analizante vaya entendiendo que no es el falito, que no es todo para el Otro.  Por eso darle más consistencia al síntoma –propio de las terapias yoicas- es lo más iatrogénico para la cura.

Cuarto: si bien hablamos permanentemente de Estructuras, yo –siguiendo la línea de Roberto Harari que prefirió hablar de Constelaciones- y también desde mi propia experiencia clínica; no creo en Estructuras. Creo en el síntoma. Creo en lo que el pa(de)ciente dice a través de su discurso doloroso y cotidiano. Creer en Estructuras es –a mi juicio- pensar la causa freudiana como psicopatología y cuasi a la manera diagnóstica del DSM-V. O, para decirlo con palabras de un autor espiritual -Eckhart Tolle- toda estructura es inestable. Por eso R. Harari re-formuló todo este tema abarcando lo disipativo, las constelaciones e incluso la dinámica cuántica.

Un cordial saludo, marcelo pérez.-

ARTE: Joan Miró / Constelaciones

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