Narcisismo versus el Objeto como Causa

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Quienes sólo tienen legitimado como existencia el destino de sostener al Otro (la madre, pero también la patria, la fe, la ideología, la mujer) se abisman en la obligación, apenas velada bajo el uniforme de héroe o de santo, de ser y estar muerto.

Mientras que la verdadera apuesta reside en cómo arreglárnosla para vivir, cómo ingeniarnos para aceptar ser uno más, alcanzando sólo esporádicamente la estatura del Padre o de la madre creadora por la vía de la sublimación. Pero la sublimación, si bien se alimenta de pulsión de muerte y aspira a lo excepcional, se dirige primordialmente a los otros, y no sólo al Otro.

Vale la pena insistir con el tema de la enemistad de la vida que implica la posición de ser sublime. Todo goce violenta el principio del placer. No hay modo de evitar el ir más allá del principio del placer para encontrarnos con el goce.

Pero no todo goce es enemigo de la vida. Cuando de un goce no se puede retornar, cuando sus consecuencias rondan el descrédito, la indignidad o implican la muerte, entonces sí el goce se torna enemigo de la vida. Podemos colegir entonces que ha comenzado a primar para un sujeto el objeto narcisista por sobre el objeto a, con el consiguiente riesgo de alcanzar la muerte real, en medio de los efluvios de la pasión de eternidad y de muerte.

SILVIA AMIGO
Paradojas clínicas de la vida y la muerte.
Ensayos sobre el concepto de “originario” en psicoanálisis.
Cap. IV: La pasión de ser.
El anhelo de eternidad, antesala del tormento superyoico.
Homo Sapiens, Rosario, 2003.

ARTE: Marc Chagall /  Yo y la Aldea.

.
.
.

Entradas populares