Desafortunado

.
.
.
.
.
.
.
.
.

.
Caminando por la selva se topa con un león dormido. Poniéndose de rodillas ante él, murmura: «Por favor, no me comas». La bestia sigue roncando. Esta vez grita: «¡Por favor, no me comaaas!». El animal no se da por enterado. Temblando, le abre las mandíbulas y acerca su cara a los colmillos para volver a gritar el ruego. Inútil. La fiera no despierta. Histérico, comienza a darle patadas en el trasero: «¡No me comas! ¡No me comas! ¡No me comas!». El león despierta, salta sobre él y, furioso, comienza a devorarlo. El hombre se queja: «¡Qué mala suerte tengo!».

Alejandro Jodorowsky
.
.
.

Entradas populares