La Guitarra...

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Yo conozco los ranchos de los cerros,
las taperas de la pampa,
el corazón del pobre,
y el cuarto triste de una sola cama,
donde no hay puerta,
lámpara,
sonrisa,
nada,
ni siquiera la silla para el huésped,
ni tenedor ni cuchara,
pero allí he visto yacer
sobre la única almohada,
con cintas en el cuello,
como una muchacha,
dormida y desnuda
la guitarra.
(...)
Solamente guitarras.
Nada más que guitarras.
(...)
Yo no la quiero árabe,
no la quiero española,
no la quiero en los teatros,
donde la aplauden manos
con la uñas pintadas,
no la quiero en la radio
porque suena
a dinero de feria y propaganda,
porque yo la quiero
modesta y humilde como un palo,
como una simple tabla,
como el mortero rural, o la batea
como el mortero, si, como el mortero
en cuya boca ancha
se muelen las uvas de la Cueca,
el maíz de la Zamba,
y el trigo natal y comunero
que después será pan en las Tonadas.
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Antonio Esteban Agüero
-Piedra Blanca, Villa de Merlo, 1917 / San Luis, 1970-
Digo las guitarras, fragmento
Un Hombre dice su Pequeño País
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