Incesto y Cultura

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domingo, 1 de agosto de 2010, 3:14

Hola Marcelo:

Mi nombre es Lucila, soy Ing. Forestal (especialidad en manejo de fauna silvestre), estudiante de Filosofía y ahora interesandome por el psicoanálisis lacaniano. Muy interesante sus clases, muchas gracias. Las veo por el youtube.

Tengo dos consultas, no se si es mucho abusar de su amabilidad.
Primero, usted señala que el incesto en antropología, (El Edipo, en psicoanálisis) es el fenómeno que marca el paso de lo natural a lo cultural. Sin embargo, el ecología evolutiva, hay varias publicaciones e investigaciones que demuestran que en clanes familiares de monos del neotrópico y primates de otros continentes, los padres expulsan de la familia a sus crías machos o hijos machos, justo al momento de alcanzar la madurez sexual, precisamente para evitar la cópula intrafamiliar. Si bien el incesto puede darse en otras especies, al parecer en primates hay comportamientos violentos de exclusión de machos precisamente para evitar el incesto. De otro lado, no es tan cierto que la endogamia sea un comportamiento natural, no al menos en poblaciones silvestres, las cuales por fuerzas evolutivas también buscan la mayor diversidad genética, la reproducción cruzada, toda vez que la endogamia en sí, es genéticamente desfavorable para cualquier especie.

Esto lo pregunto porque si bien el psicoanálisis centra su ámbito de estudio en la subjetividad humana, para mi es dificil separarlo del proceso evolutivo, es decir, si el psiquismo es producto de la introducción de la pulsión de muerte en lo humano, si le he entendido bien, esta debe ser causada o tener también un fin evolutivo, no surge de manera espontánea, y es posible de rastrearla en algunos animales como parte de los estudios de etología. Lo que intento decir, es que si bien buscamos entender ese trauma de la castración inicial que nos hace humano, este no está, no puede estar desligado de nuestra animalidad inherente.

La segunda consulta es sobre la perversión, y sus causas. Si ni la neurosis, ni la perversión tienen "cura", por decirlo de alguna manera, entonces pareciera que el amor no es posible, ya que se reduce a una simbiosis de satisfacción de goces complementarios, pero una vez que cesa, ambos individuos retornan a su narcisismo para encontrarse luego cuando la pulsión golpee nuevamente. Suena un poco fuerte.

Ojalá pueda darme algunas opiniones al respecto.

Muchas gracias, Lucilia.




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RESPUESTA:


Buen dia Lucila; muchas gracias por tus palabras y por el correo. Es una cuestión por demás interesante lo que decís -incluso desconocía el dato de los primates de referencia-; espero poder darte más que una opinión jaja... Veamos:

Ante todo yo no dije que en lo natural no existiese -como vos referenciàs- la tendencia a la diversidad genética que harìa que las especies "busquen" exogamia; lo que digo es que no hay nada natural que indique que un apareamiento endogámico pueda abortarse por obra y gracia de una prohibición simbòlica. Que haya especies que promuevan esta tendencia no excluye que en la naturaleza no existe esta prohibición per ser: podemos verlo en un perro común que no tiene ningún inconveniente en reproducirse con su propia progenie; y cito al perro que es, con màs, el animal más domesticado -es decir, más neurotizado- de nuestra sociedad; animal que nunca podemos poner de ejemplo para comparar al sujeto con las especies animales.

Lo que intento decirte es, en primera instancia, que el campo de lo natural -con todas sus "leyes"- no posee (aún con ciertas excepciones como mencionás) ninguna prohibición subyacente; puesto que a) para que exista una prohibición debe haber un discurso asociado que la simbolice; y por tanto algo que conocemos como una FALTA (si hay discurso es porque hay falta) y por tanto algo que conocemos como un DESEO. b) toda prohibición implica ipso facto la posibilidad de transgredirla; y esto tampoco existe en el campo de la natural: si el animal busca la exogamia o la endogamia lo hace en forma instintual; no hay transgresión posible; "las abejas no hacen chistes" como sabemos: no me imagino a ninguna abeja transmitir la direcciòn del polen a sus compañeras y de pronto realizarles un chascarrillo. En el campo de lo animal, de lo instintivo, no hay chistes y no hay mentira. El tero -como sabemos- pone el grito en el lugar alejado de donde pone el huevo, onda de "engañar"; pero lo que el tero no podrà hacer nunca es poner el grito en el lugar donde pone el huevo. Esa potencia simbolizadora -que incluso ningún primate o delfin posee aún aunque ciertos estudios etológicos quieran demostrarlo en base a sofismas- sòlo es humana. Digo en base a sofismas puesto que quieren hacernos creer que porque un delfin o un mono distingue una carta de otra -en base a procesos de laboratorio- eso es simbolización; y se olvidan -entre otros detalles- que el proceso de que un mono ENSEÑE a otro de su especie, ese proceso es totalmente nulo. Los animales no enseñan nada a nadie: sólo funcionan en base al instinto; es decir: a un saber innato. Saber que el sujeto no tiene por naturaleza-humana. Justamente como no tiene ese saber, la PULSIÒN -que lo constituye al igual que el Deseo- le llega del Otro. No es algo interno sino algo que el Otro le dona junto a la Palabra. Eso, que genera la muerte del "cacho-de-carne", lo castra. El único y verdadero trauma inicial es la entrada al campo del lenguaje, que barra al sujeto y produce -a la vez- la causa de su GOCE. El animal no goza ni se angustia.

Por otro lado, no fue un psicoanalista quien descubre que el pasaje de la naturaleza a la cultura lo da dicha prohibición de incesto; como sabemos fue LêviStrauss que con sus investigaciones revolucionò la antropologìa moderna. Pero, hay que recordar, que para que podamos hablar de dicho pasaje es necesario considerar algo que no es -como en los animales- un simple código sino que es la PALABRA, símbolo por excelencia. No es necesario -por tanto- que la endogamia no se produzca; puede de hecho existir quienes se acostaron con su padre o madre; pero la PALABRA de cada cultura lo prohibe. Y, como también sabemos, no siempre el vínculo es con los antecesores inmediatos; pero justamente lo que LêviStrauss descubre es que siempre existe en cualquier ámbito que podemos llamar cultura. Es decir, en defintiiva, no hay Cultura sin Edipo, sin Neurosis.

Con respecto a la segunda cuestiòn; quiero aclarar una correciòn en tu pàrrafo: donde preguntàs "entonces pareciera que el amor no es posible" entiendo que lo que querès expresar es "no es posible en la perversiòn"; de aquì respondo entonces, ya que -como sabemos- si la neurosis se caracteriza por algo es por la cuestiòn de la Demanda; es decir, del Amor. Bien: el tema del amor en la perversiòn, como en la psicosis, es un tema que tambièn tiene diferentes ángulos. Para caracterizar una perversiòn "hecha y derecha" habrìa que analizar la forma de goce del sujeto en relación a su pareja. Veamos: una de las creencias más arraigadas -incluso para muchos lacanianos- es que la pareja sadismo - masoquismo es complementaria. Lacan se ha cansado de repetir que mientras existe en el medio el lenguaje; no existe posibilidad de complementaridad alguna (eso de encontrar la media naranja que, como decìa Isidoro Vegh, a lo sumo haremos un cuarto de mandarina). Si no existe la complementaridad (justamente porque uno buscará lo perdido por estructura, el suplemento) entonces no podemos hablar de una relaciòn complementaria entre un masoquista y un sádico; puesto que si el masoquista dice "Pegame", el sádico, si realmente es sádico, dirá "No."- Por tanto; el goce perverso entre dos sujetos lo estipulamos en base a una condiciòn que incluso vía transferencia se percibe al atender a ciertos perversos (pocos, puesto que en general no suelen consultar): la ANGUSTIA. La Angustia que un sujeto puede colocar a otro sujeto; y esto no sólo en caso del sadismo ya que como sabemos el masoquista ponièndose en lugar de objeto realiza justamente el acting del fantasma neuròtico en una escena que siempre reactualiza para renegar de su castraciòn. Esto en el marco del amor genera problema; puesto que si la única posibilidad de vínculo es vía un goce mortìfero y si el perverso -con el Saber de su lado- no puede ceder el objeto; entonces es imposible que en la relación se instituya la metáfora amorosa (Erástes x Eròmenos) ya que, repito, el Saber -es decir, el Saber Gozar- siempre queda de un sólo lado. Un paciente neuròtico haciendo un raconto de una relación que duró muy poco con una pareja muy fòbica (fobia y perversiòn son correlatos muy estrechos) expresò que dicha pareja una vez le dijo: "Yo cuento con tu desesperaciòn"; bien: como sabemos ahi hay un núcleo de perversiòn bien clara. El sádico no quiere la muerte del neuròtico; eso no le sirve: quiere su desesperaciòn, su angustia, hacer de su dolor una causa ad infinitum.

Finalmente Lucila: Lacan decía que hasta la Castraciòn es un concepto que ocurre en las cuatro paredes del análisis. Quiero decir: no hay inconsciente sin análisis (quien no se analiza no tiene inconsciente) por eso el Saber se inventa; no hay castraciòn sin anàlisis; no hay estructura que no sea del discurso; no hay amor que no sea hablado, enunciado; no hay amor que no sea narcisista; no hay incesto que no sea simbolizado.

Un cordial saludo, marcelo.-
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