Prerrogativas

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Hay un Conjunto cuya álgebra acaso ignoró el lógico Frege, el petesburgeano Cantor, y el carismático Richard Dedekind. Hay un Conjunto que ni los griegos –cuya mente inquietante- ni Al-Khowarizmi –cuya mente algorítmica- ni los cuánticos –cuya mente holística- hubieran previsto incluso formular en cálculos y en símbolos. ¿Quién podrìa afirmar, en los tiempos que corren -¿será una cuestión de tiempos?-, de no pertenecer al Conjunto de los Ex?

Encuestando algunos amigos, parientes, vecinos, conocidos y –obviamente- mi actual no-ex-pareja; pude recolectar algunos enunciados interesantes, quizás con fines pragmáticos –por no decir pedagógicos- pero sin duda contingentes y coleccionables. Intento una enumeración sin orden pero sin caos:

En principio tener una Ex–Pareja puede servir(nos) para ver ese espejito-espejito que el otro nos devuelve todo el tiempo…

Tener una Ex sirve para acordarte que algunos discos y algunos libros perdidos pudieron haber quedado en aquella casa –que ahora es de tu ex – y saber que algún día podràs recuperarlo.

Tener una Ex te sirve para comprender que la paternidad o la maternidad no se miden por la convivencia.

Tener una Ex sirve para caer en la cuenta que ciertas promesas nunca se cumplirán del todo.

Tener una Ex te recuerda que los bienes materiales no son importantes para uno, pero sí para el otro. (O viceversa: espejito-espejito)
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Tener una Ex – Pareja te ayuda a convencerte, por fin, que ahora los amigos de tu Ex no son tus amigos; aunque cuando todavía no era tu Ex ellos mismos se engolosinaban diciendo que sí lo eran.

Tener una Ex te advierte que el narcisismo el otro es más fuerte que el deseo de conservar una amistad.

Tener una Ex te sirve para caer en la cuenta que ahora tu Ex hace todo lo que le pedías antes –cuando no era tu Ex – y no hacía: ha extendido sus lazos sociales, revaloriza estar con su nueva pareja un sábado antes de dedicarlo a su empresa y ¡oh sorpresa! hasta limpia la casa sin quejarse.

Tener una Ex te sirve para advertir que los celos y el amor propio son más poderosos y relevantes que la angustia del otro; al que se ha abortado -muchas veces- la oportunidad de ver a sus hijos, a sus perros o a sus plantas.

Tener una Ex te sirve para caer en la cuenta que, a pesar de las cuentas claras, no se conserva ninguna amistad.

Tener una Ex sirve para volver a mirarte al espejo y entender que no hay nada más patético y anti-animal que lo humano; que no hay racionalidad que valga cuando la pulsión juega su protagonismo y se enrosca en los caprichos y en la servidumbre del Ego que cree que la muerte le toca siempre al vecino.

Tener una Ex te sirve para entender que la pasión no puede reemplazarse por nada.

Tener una Ex sirve para deshacerte de cosas que uno no necesita.

Tener una Ex te da ganas de volver a tener ganas.

Tener una Ex te hace entender –aunque te niegues- que no hay aprendizaje alguno en lo que respecta al bicho-humano; que un insecto o un orangután tienen el Saber sobre el objeto y que un ciprés o un palo borracho es más puntual y más que estético que cualquier rostro mundano.

Tener una Ex–Pareja puede servirte para tener un arcaico enemigo, un nuevo socio o –a veces, si tienes esa bondadosa dicha- un viejo amigo.

Firmo estas inconexas, irrelevantes e irresolutas líneas habiendo transitado quince años de Ex conexas, relevantes y resolutorias contingencias.

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