Psicoanálisis & Literatura/Lituraterra

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“La literatura es mentir bien la verdad.”
Juan Carlos Onetti
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Literatura, Lituraterra, juego homofónico que Jacques Lacan se permite en un texto –escrito, no oral- que realiza en el Seminario XVIII (De un discurso que no sería del semblante; 1971.) “del equívoco del que Joyce (James Joyce, digo) desliza de a letter a a litter, de una letra (traduzco) a una basura.” (Op.Cit.).

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Hablar de literatura es hablar de escritura y de lectura; pero –nobleza obliga- es antes bien, hablar de letra. Alguna vez Lacan pronunció que su único invento (junto a lo real) era una letra; y la bautizó a; pequeña-a. Letra que metaforiza la falta. Letra que está en el centro del nudo borromeo de tres: nudo que también puede (a)lbergar tres puntas lingü(H)histéricas: la palabra (parole, la palabra hablada que es la que nos interesa en tanto analistas; a diferencia de la mot) del lado del analizante; la escritura, del lado del texto que se produce a partir de la lectura, del lado del analista.
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Como vemos la presencia del analista es causa de la producción inconsciente. Sólo bajo transferencia lo inconsciente se escribe en un discurso; de aquí que lo inconsciente no es un descubrimiento sino un invento de Freud. Digamos, con cierto apuro, que lo inconsciente son Gedankes, pensamientos… y que el sujeto piensa -¡oh casualidad!- con palabras.
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Letra, objetos-letras, huellas… Freud lo sabía, sin conocer los alcances del ginebrino Ferdinand de Saussure y la obra que –a partir de sus clases- produjeron sus alumnos. Lo supo desde el comienzo, cuando intentó separarse de la neurología; lo supo cuando le escribía a Fliess la famosa Carta 52º. Lacan así lo entiende:
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Cuando saco partido de la carta 52ª a Fliess, es al leer lo que Freud podía enunciar bajo el término que forja como WZ, Wahrnehmungszeichen, como lo más cercano al significante, en la época en la que Saussure todavía no lo ha reproducido (del signans estoico). Que Freud lo escriba en dos letras, no prueba más que en mí, que la letra sea primaria.” (Op.Cit.)
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El cuerpo del sujeto es un cuerpo atravesado por palabras. WahrnehemungZeichen quiere decir –sabiduría mítica mediante- Signos-que-Capturan-la-Verdad: Wahrnehumeng quiere decir Captura-de-la-Verdad. Técnicamente se ha traducido como Percepción. Signos Perceptivos; lugar-de-verdad. Lugar de sabiduría. Lugar de marcas. Si hay marcas –si hay voz que resuene- hay cuerpo: es decir que los agujeros se transforman en zonas erógenas a partir de la falta: “La pulsión es el eco de que, en el cuerpo, hay un decir” (Lacan; Seminario XX: Aún)

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Letra, letras, fonemas, palabras… “El psicoanálisis es una experiencia de palabra” (J. Lacan; Instancia de la letra en lo Inconsciente o la razón desde Freud.) sentencia que podríamos parafrasear diciendo: “el psicoanálisis es la praxis de lalengue articulada en un discurso” Decimos lalengua ya que, como sabemos, el lenguaje no existe; en todo caso se presenta –en el mejor de los casos- agujereado.
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Sabemos que la clínica del campo freudolacaniano está basada en esta Instancia; sabemos –por eso- que no existe lo psicopatológico –más que para el discurso universitario- puesto que existe la clínica en función de la letra; en función de la falta; en definitiva: en función de la Castración. No hay psicopatología pero sí avatares de castración medidos por el Falo y su Bedeutung. Existe, pues, la clínica en función del Hablaje (término que usurpo del Seminario 22 de Lacan); en función fálica. Y, como sabemos, la PALABRA puede ser Reprimida –neurosis-, Renegada –perversión- o Forcluída -psicosis-. Es decir que –abusando de términos- la Estructura es un dilema del discurso; no de la conducta; efecto fenoménico del cual el psicoanálisis no puede diagnosticar nada en absoluto. Discurso versus Conducta. Palabra versus Psicología: “…la psicología no es más que un error de perspectiva del ser humano.” (Lacan; Seminario I: Escritos Técnicos de Freud) Lectura versus Diagnóstico. Poesía versus Ciencia.
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¿Por qué opongo la lectura, la poesía, al diagnóstico? Porque existe la Pulsión. Que siempre es de Muerte, anudando lo real-sexual y con-vocando al Goce del Sujeto. Si hay goce, si hay pulsión; entonces todo diagnóstico no puede más que enmarcarse en el punto donde la letra se a-marra al discurso; donde el goce produce síntoma. Hay síntoma, más no sintomatologías al modo de la nosografía médica. Lacan decía que un diagnóstico es al final de un análisis; algo de eso pronuncia el Sinthome.
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Ese camino-hacia-la-muerte llamado Goce; es producto del significante: “el significante se sitúa a nivel de la sustancia gozante” (Lacan; Seminario XX: Aún.) El Otro, con su PALABRA –con su deseo y con su amor- hace barrera al goce: es el remedio que el Otro nos ofrece para regular la descarga. El análisis va por ese camino: Hable que algo surgirá, pero –mientras tanto, mientras habla- usted goza. “Lo inconsciente es que el sujeto hablando, goce; y no quiera saber nada…” (Lacan; Op.Cit.) Es decir pues que el lenguaje no es un invento de la comunicación: es un bien-de-goce. Roland Barthes dirá que el enamorado frota su falo a través del discurso amoroso. Todo aquel que habla, demanda. Toda demanda –sabemos desde Lacan- es de amor: “De lo único que se habla en un análisis es de amor.” (Lacan; Op.Cit.)

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Dentro del artificio analítico (donde toda mentira es verdad) el analista leerá la novela-individual-del-neurótico (su Mito) exagerando lo escrito… Alguien ha dicho que el poeta va en contra de la palabra, del lenguaje; he aquí donde la poesía aleja al psicoanálisis de la ciencia. Toda interpretación que se precie será poética, o no será. Mentir bien la verdad; capturarla… hacerla re-sonar; eco que se diluye en el fantasma.
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La letra-a, el invento lacaniano por excelencia, nombra la falta. Toda falta es desecho: Jean Claude Milner –en su Obra Clara- nos recuerda que no existe obra sin desecho. Digo “nos recuerda” porque no hace más que citar a Freud, cuando Lacan lo lee: para que exista un cuerpo es necesario perder algo; con el mito de la laminilla / hommelette; Lacan –en su Seminario XI: Los Cuatro Conceptos…- nos hace saber que sin pérdida no hay sujeto. ¿Se lee –ciertamente- como la Castración es una propiedad positiva y no negativa? Basta recordar el paradigmático caso de Juancito: su fobia se produce porque no ha operado la Castración como debería.
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No existe obra sin falta; sin residuo, sin que algo se vacíe. No existe literatura sin pérdida ni psicoanálisis sin corte. Literatura es producción; es sublimación. El corte posibilita que “allí donde Eso goza, el sujeto-deseante produzca”.
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Ese corte, en términos topológicos, es la barra que divide, que barra, que tacha, al sujeto de bruto-goce: “Tachadura de cualquier rastro [huella] que esté de antemano, es lo que hace tierra del litoral. Litura pura, es lo literal. Producirla, es reproducir esta mitad sin par por la que el sujeto subsite.” (Lacan; Seminario XVIII).
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Marcelo Augusto Pérez


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