No tan lista...

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Para la histérica, la verdad es el objeto que ella esta “siempre lista” a encarnar para cualquier otro, por poco que ese otro sea digno de estar a la “autora” (auteur / hauter, altura) de una teoría.
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Se ofrecería por lo tanto el lugar del objeto que a ella misma le falta. Se ofrecería en el lugar en que la histérica no es el mas que el “yo” (“je”) de la formula: ”yo” te demando que no me ofrezcas lo que “yo” te demando, por que no es eso. Así, la histérica està al mismo tiempo en posición de oferta y de demanda, con la esperanza de que su propia división subjetiva, su propia castración, se supere en esta relación de absoluto.
Por eso su deseo no es, en realidad, sino deseo sin objeto e insatisfecho por esencia. Su objeto es la falta en el Otro, eso es lo que reclama sin cesar, lo que consume, lo que perpetùa en la medida en la que, de hecho, no deja de decir a cualquier otro: "¡lo que me falta es faltarte!"
La histérica es la figura siempre a la espera de ese otro al que se ofrecerá como todo, al mismo tiempo que sabe que si eso pasara alguna vez: “¡No seria eso!”

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Robert Lèvy
Histeria: estructura de todos los peligros.
La clínica Lacaniana. La histeria.
Klinè, Buenos Aires, 1998.
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