Javier Galarza, poeta.











1.Instancia (estancia) de ir hacia el nombre. Apropiarse del nombre propio. ¿Qué implica?

Creo que la clave está al principio de tu pregunta, cuando decís "ir hacia el nombre", pues nadie sabe si llega allí, no hablamos de un lugar concreto, pero cito una anécdota. Flora era una joven poeta, una poeta más. Juan Jacobo Bajarlía le aconsejó que cambie su nombre artístico, que sólo use su segundo nombre para firmar los libros. Flora no le hizo caso y sacó un primer libro del que luego renegó. Un día escribió un poema muy sencillo "Alejandra, Alejandra, debajo estoy yo, Alejandra". A partir de ese poema no falló, cada uno de sus libros fue mejor que el anterior. Es decir, pienso que más que un intento consciente de apropiación, se trata de ver que construye la escritura o mejor dicho que vamos construyendo con la escritura porque cabe la paradoja de Heidegger ¿El artista es el origen de la obra o la obra es el origen del artista? Alejandra le escribe en una carta a Rubén Vela "te hablo de los poemas que estoy haciendo, de los poemas que me están haciendo". Recomiendo como lectura la conferencia de Heidegger "El origen de la obra de arte". No para responder nuestras preguntas sino para aumentar la dimensión de las mismas

2. ¿Qué escribo? ¿El fantasma es quién escribe? ¿Dice cosas que las más de las veces no sabemos ni lo que estamos diciendo? ¿Hacia dónde tendemos en la escritura, cuál es la cuenta pendiente, qué necesita ser escrito una y otra vez? ¿Conjuro? ¿Exorcismo? ¿El destino es encontrar y sacar algunas palabras del interior, llaves, o la necesidad de ir a decir algo que urge ser dicho?


En ensayos de Heidegger o de Lacan leí algo así: "Eso" habla, o "Eso" escribe o "Eso" piensa. Cada uno le pondrá un nombre diferente a "eso", el psicoanálisis lo llamará lo inconsciente, el existencialismo lo llamará "el ser", el místico lo llamará "dios". Suelo pensar que hay una trama simbólica hecha de lenguaje donde cada poeta debe aportar su propia voz, intuyo que esta trama es universal y hace a la especie humana y creo que la voz de cada poeta es un eslabón pequeño pero imprescindible en esa cadena. La palabra tiene algo de conjuro o exorcismo para el lenguaje de la magia. En la medida en que se escribe o se pregunta ya hay algo que urge ser dicho. Eso que urge ser dicho nunca puede ser claro como una fórmula matemática y el significado será posterior a la obra, las implicancias de lo dicho o de lo no dicho. Hay poetas rápidos, furiosos y videntes (Rimbaud) y poetas sabios y contemplativos (Bonnefoy, los grandes poetas chinos).

3. Sexo muerte escritura. ¿Cuál es la ligadura?

Si la sexualidad y la muerte están en el plano no simbolizable, de lo real, creo que la buena poesía trabaja en ese registro, es decir aludiendo a eso que no se puede decir más que con metáforas, imágenes, dando sentido como quien cuenta una narración a un niño asustado y las palabras devuelven el sentido y el hilo del mundo.


4. ¿Qué es la escritura?

Es una forma de habitar el lenguaje, una forma en el mejor de los casos plena, plena aún con sus vacíos, una voz que se destaca por sobre la charlatanería neurótica y las interferencias de radio.


5. ¿Qué relación guarda el cuerpo con el poema? ¿Reconstruimos un cuerpo nuevo, dibujamos ?


El cuerpo está implicado en la escritura de tal manera que Nietzsche, entre sus jaquecas devastadoras, debió usar la forma breve y contundente del aforismo en sus intervalos de lucidez. Pero decir solo esto podría aludir a una relación causa y efecto y no se trata de eso. Quizás el cuerpo, cuya animalidad perdemos al pagar el precio de ""civilizarnos", se permita a través de la escritura des inscribir mandatos, ordenes y  poderes tal como denuncia Kafka en el cuento "En la colonia penitenciaria".  Se escribe con el cuerpo y se crea al escribir un nuevo cuerpo. ¿Y si escribir fuera la reescritura o reapropiación de los libretos? ¿Si la "ficción" que instaura la escritura nos hace perder la ficción neurótica para darnos entonces sí, la libertad de producir otra ficción? ¿Y si escribir fuera preguntar o tan sólo como la rosa de Silesius florecer sin porqué? 

De la Entrevista de Sandra Figueroa
al poeta Javier Galarza.

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