Falo / Verdad / Saber / Valor


La palabra gnomon (en griego γνώμων: ‘guía’ o ‘maestro’) hacía referencia a un objeto alargado cuya sombra se proyectaba sobre una escala graduada para medir el paso del tiempo. Aristóteles la definió como la figura que añadida a un cuadrado aumenta sus lados pero no altera su forma. Inmediatamente vemos que la figura asociada al gnomon es el reloj solar. A  partir de aquí Félix Morales comienza su presentación de esta charla que ha bautizado Falo: el límite del lenguaje, exposición que no deja de lado el Schema R de Lacan y nos da una primera aproximación que propongo enunciar así: la realidad no es única y está supeditada al modo en que la Falta (y el significante de la falta) opera sobre la Estructura del Lenguaje.

Dice Jacques Lacan en sus párrafos finales de la conferencia de 1965, "Ciencia y Verdad":
Recordemos dónde lo desanuda Freud: en esa falta de pene de la madre donde se revela la naturaleza del falo. El sujeto se divide aquí, nos dice Freud, para con la realidad, viendo a la vez abrirse en ella el abismo contra el cual se amurallará con una fobia, y por otra parte recubriéndolo con esa superficie donde erigirá el fetiche, es decir la existencia del pene como mantenida, aunque desplazada.
Por un lado, extraigamos el (paso-de) [pas-de] del (paso-del-pene) [pas-de-penis], que debe ponerse entre paréntesis, para transferirlo al paso-del-saber [pas-de-savoir], que es el paso vacilante [pas-hésitation] de la neurosis.
Revelando del falo mismo que no es nada más que ese punto de falta que indica en el sujeto.
A partir de esta cita, Félix Morales comienza a revelar que el Falo sirve para identificar la verdad del Sujeto, ergo: su punto de falta. Y para apuntalar la cuestión del cuerpo. Y para incorporar al Analista en esa falta, del falo. De allí que Félix enuncia un apotegma valioso a considerar; a lo que me atrevería a adjetivar a fuerza de pecar de “Hay una falta en el cuerpo, hay una falta en el Saber; y ambas se conjugan: cuerpo y saber se implican y es ahí donde es llamado el Analista.”  Y agrega un poco después una definición posible de la cura: “Cómo hacer que el lenguaje deje de afectar al cuerpo”. ¿Definición romántica, acaso naif? ¿Es que es posible prescindir del lenguaje? Seguramente Félix sabe que no; pero justamente: ¿cómo poder soportarlo, soportarlo sin sufrimiento? Por eso nos aclara a renglón seguido, que el cambio dependerá de la modificación de la verdad que el psicoanálisis propone. Cuerpo, saber, pensamiento: simetría conjuntiva en cuya base (o mejor quizás decir: en cuyo ápice, cual cúspide) está el Lenguaje.

Entonces, la eficacia del sujeto está identificada a ese palito, y al gnomon, que también puede ser un hueco. ¿Ya podemos preguntarnos, para ir de prisa, cuál sería el gnomon del analista? ¿Dónde se ubica ese punto de verdad? Que el falo sirva para identificar la verdad implica un punto de falta en el sujeto. Y, como dice Lacan, “indica el camino”, incluso el “cálculo del Sujeto” como expresa Félix a partir del significante que es el Deseo de la Madre.

¿Por qué “el límite del lenguaje”? Porque el Falo es –según el autor de esta charla– un lugar; y ese lugar es frontera, orilla; incluso tope. Entonces: de la falta-de-pene a la falta-de-saber; del gnomon al punto; de la sombra imaginaria, a lo simbólico. Del  signo a la significación, evocada por la Metáfora Paterna. Y también, en el marco del diagnóstico diferencial y de los elementos co-variantes de la estructura: De la neurosis a la psicosis.
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En el marco del dictado curso sobre "Diagnóstico Diferencial” Félix Morales propone también otras presentaciones como el Esquema R: Neurosis. El problema de la perspectiva.  Allí también aborda y retoma la cuestión de la perspectiva imaginaria, de la geometría proyectiva, y su articulación a la neurosis y al significante fálico. Es obvio que estos temas no son –para el autor y para quien suscribe estas líneas– sólo problemas de reflexión técnica: también se relacionan con problemas éticos, preocupaciones clínicas y lo que Félix Morales llamará, en otra presentación (El acto analítico subversivo y el valor, Clase 16, 2018), el conflicto con el Valor. De ahí que para el autor, no hay distancia entre técnica y ética (como hemos aprendido de Lacan) y existe una íntima relación (¿isomórfica, contraria?) entre Falo y Mercantilismo; proponiendo una lectura ética (y no nihilista) del discurso psicoanalítico y del mismo sentido de la vida que gira a partir del Vacío. En este horizonte, el autor sabe –y señala– que no es lo mismo pensar la Falta-en-Ser con el Nihilismo del caótico sin-sentido. No es lo mismo un fin de análisis soportando la carga del Goce en otro estatuto ético que creyendo (incluso con una denegación maníaca) en su inexistencia. No es lo mismo matar a Dios para seguir sosteniendo a un Padre en-Diosado que soportar el valor de un significante que represente al sujeto.  Es decir, hablando del Goce, que no habría que confundir existencia con sustancia.


Una de las cuestiones interesantes en escuchar a Félix es percibir que se está frente a alguien que le pregunta a los Maestros, y que por tanto no hace Dogma del psicoanálisis ni se alarma ni espanta cuando verbaliza “Lacan pudo haberse equivocado”. Recelo y pavor que tienen casi toda la parroquia lacaniana donde se supone no hay que cuestionar la doctrina. ¿Cómo suponer así una plataforma de investigación? ¿Cómo avanzar si los dinosaurios de siempre siguen empecinados en sostener el evangelio sagrado que se edificó a través de los años?

Creo que las charlas de Félix tienen este doble valor: incorporar una lectura lógica, pero no nihilista del análisis; y –a la vez– poder comparar, confrontar y circunscribir los diferentes modelos heredados, incorporando a veces propuestas discutibles y otras veces dejando preguntas abiertas, que no es poco. En definitiva, enuncia Félix –y creo traducirlo lo más fiel posible– que el acto analítico puede ser subversivo en la medida que el dispositivo pueda crear un objeto de valor particular. Sospecho escuchar allí al Falo en su condición no sólo de símbolo gnomon, de brújula; sino –ante todo– del resplandor –del destello– que con su brillo y espectral aparición semblantea la fisonomía misma de la maniobra neurótica, que el dispositivo analítico debería tener en el horizonte para no perder su faro orientador.

Marcelo Augusto Pérez
Félix Morales: El Falo, una aproximación.
Reseña de su presentación.

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