El hombre o la Bestia...
»Pronto os alcanzaré. Id un poco delante. ¡Cómo me acusan todos los
sucesos y cómo aguijonean mi torpe venganza! ¿Qué es el hombre, si el principal
bien y el interés de su vida consistieran tan sólo en dormir y comer? Una
bestia, nada más. Seguramente. Aquel que nos ha creado con una inteligencia tan
vasta que abarca lo pasado y el porvenir no nos dio tal facultad y la divina
razón para que se enmoheciera en nosotros por falta de uso. Ahora, sea olvido
bestial o algún tímido escrúpulo de reflexionar en las consecuencias con
excesiva minucia, reflexión esta que de cuatro partes tiene una sola de
prudencia y siempre tres de cobardía, no comprendo por qué vivo aún para decir:
«Eso está por hacer», puesto que tengo motivo, voluntad, fuerza y medios para
llevarlo a cabo. Ni me faltan, para exhortarme, ejemplos tan patentes como la
tierra; dígalo, si no, esta hueste tan imponente, conducida por un príncipe
joven y delicado, cuyo espíritu henchido de divina ambición le hace mohines al
invisible éxito, aventurando lo que es mortal e incierto a todo cuanto puedan
osar la fortuna, la muerte y el peligro, tan sólo por una cáscara de huevo.
Verdaderamente, el ser grande no consiste en agitarse sin una razón poderosa;
antes bien, en hallar noble querella por un quítame allá esas pajas cuando está
en juego el honor. ¿Qué papel estoy, pues, haciendo yo que tengo un padre
asesinado y una madre mancillada, fuertes acicates para mi razón y mi sangre, y
dejo que todo duerma en paz? Mientras que, para vergüenza mía, estoy viendo la
muerte inminente de estos vente mil hombres, que por un capricho y una ilusión
de gloria corren a sus tumbas cual si fueran lechos, y pelean por un trozo de
tierra tan reducido que no ofrece espacio a los combatientes para sostener la
lucha, ni siquiera es un osario bastante capaz para enterrar a los muertos.
¡Oh! ¡A partir de este instante, sean de sangre mis pensamientos, o no merezcan
sino baldón!».
William Shakespeare
[ Reino Unido, 1564 / 1616 ]
Hamlet / Acto IV, Esc. IV.
Alianza Editorial. / España
Traducción de Luis Astrana Marín.
Artes Visuales:
Alber Henry Payne
[ Londres, 1812 / Leipzig, 1904 ]