Goce : Freud con Lacan.
Marcelo
Pérez: Bien. Por la misma razón que el goce, ahora lo vamos a ver mejor, va a
excluir el lazo familiar. ¿Por qué lo creen ustedes? ¿Por qué creen que el goce
excluye el lazo familiar? Cuando nosotros hablamos de familia…, la familia es
básicamente esto: el deseo de la madre que está por debajo del nombre del padre
y que genera la metáfora paterna. La familia es el lazo, se supone, y
justamente esto es lo que va a prohibir el goce. Ustedes tienen que ir
pensando, básicamente, que vamos a hablar de tres goces: el goce absoluto (que
es el que hace agujero pero es el mítico, es el fantasmático). Cuando decimos
‘fantasmático, ¿qué queremos decir? ¿Qué es lo que supone el neurótico? No
existe, es lo que supone en el Otro, es mítico. Entonces, este goce que hace
agujero, que lo ubicamos acá en el nudo, ese es el goce mítico. Muchos
analistas se preguntan, o dicen, o afirman directamente que no hay sujeto del
goce. Yo voy a decir que sí hay, ya lo dijimos la otra clase: el sujeto del
goce es este que está acá, ahí está el sujeto del goce, que es el protosujeto o el sujeto -como dice Lacan- en
su inefable y estúpida existencia. Este sujeto es mítico. Entonces, este
primer goce se le supone al otro pero no existe, es lo que el neurótico no se
banca: la castración en el otro. Y entonces hablando de la familia, bueno, el
nombre del padre va a decir no al
goce.
Intervención:
Por eso decías vos que el incesto…
Marcelo
Pérez: Exactamente, por eso decimos que el incesto no existe. Uno se puede
acostar con la madre, con el padre, con el hermano, con la hermana pero el
incesto no existe. Es mítico. Entonces, ¿qué pasa acá? El goce no se enlaza con
nada a diferencia del lazo familiar, desde el concepto que tenemos o de la
estructura de la familia. El goce no se enlaza con nada, se ha llegado a decir
que el síntoma tiene su goce autista, Freud decía que la enfermedad es goce
masoquístico. ¿Qué quiere decir esto? Una persona, pongamos al melancólico en
su estado de melancolía plena está gozando a más no poder y no está enlazado
con nada. Es decir, escuchen ustedes cómo está adherido ahí al narcisismo, que
sería la pulsión vuelta hacia el yo, como diría Freud en uno de los destinos pulsionales. Ahora, si bien
uno puede decir: la genialidad de Freud, entre otras cosas, me parece que fue
encontrar que la enfermedad sí tenía un sentido. Él tiene una conferencia que
habla justamente del sentido de los síntomas, creo que es la XVII. En la
conferencia XVII es donde Freud va a dar dos o tres casos, uno de los casos es
el de una mujer con el tic-tac de los
relojes, ¿la leyeron? Que tiene que ver con el latir del clítoris, y esto lo
relaciono por el tema del superyó y de la voz. El tic-tac, la voz. Después lo vamos a volver a ver, ahí está anotado
en el pizarrón como la voz del superyó va al goce. Por eso Lacan decía que las
orejas son los únicos agujeros que no se pueden cerrar. Entonces, vamos a hacer
ingresar acá la bifrontalidad del goce. ¿Por qué digo yo que es una estructura
bifronte? Recuerden lo que había leído antes de que el goce es
la castración. Bifronte como Jano (está también en la poesía de Borges Límites) era un Dios romano con dos
caras, el Dios de los comienzos y de los finales: en una cara mira hacia el
pasado y con la otra mira hacia el futuro. Las dos caras Lacan las presenta
acá, para mí. Vamos a leer primero la que dice en el seminario XX, en la
edición de Paidós de 1998, en la página 11. Dice: “el goce es lo que no sirve para
nada”. Y en La subversión del
sujeto, en la edición de 1987 en las páginas 799 y 800 dice: “Sin
su existencia sería en vano el universo”, o “cuya falta haría vano el
universo”, o “haría inconsistente el universo”. Es decir, por un lado no
sirve para nada y por otro lado sin él sería vano el universo. Acá está el
tema, es decir, si la neurosis es un modo de saber hacer con la castración,
también es un modo de saber hacer con el goce: qué hacemos con esto. A ver, a
mí me parece que bueno, ya sabíamos que Lacan era un genio pero escuchar estas
frases es tan genial porque ustedes tienen que pensar como dijimos al comienzo:
que todo lo humano es inútil, todo lo que define a lo humano (básicamente
la pasión) es inútil.
El animal no hace nada inútilmente. Y hablamos de
los animales como los insectos, animal logrado, no hablamos de nuestro perro o
de nuestro gato porque esos son neuróticos. Como decía Lacan: hablan pero sólo
cuando tienen necesidad. El animal logrado no hace nada que no sea inútil y por
eso no se enferma, no hace nada que no sea inútil, todo lo que hace es útil:
útil para su supervivencia, por eso tenía instinto y por eso por definición el
instinto es de vida. Y por eso acá tendríamos que pensar porqué el goce, como
dice Lacan en el seminario VII, es la satisfacción de la pulsión. Es decir,
porqué toda pulsión es de muerte. Vayan relacionando todo. Les leo lo que dice
Lacan, no en el VII sino en el XVII, que es del año 1969-1970, en la clase 1
del 26 de noviembre de 1969: “puesto que
el camino hacia la muerte no es nada más que lo que llamamos goce”.
Entonces fíjense: ¿esto invalida de alguna manera lo que decía antes de que sin
él sería vano el universo? No, no lo invalida. El ser humano sabe que se va a
morir, y por eso reprime todo el tiempo. Los fallidos. Vayan relacionando
muerte con sexualidad: los dos juglares, como decía Masotta, que canta el
inconsciente.
Entonces,
el saber hacer allí con el goce es una manera de llamar al sinthome, en este
neologismo lacaniano del sinthome. El
agujero de lo real (acá pueden poner lo de la lengua): hay un agujero en lo
real. Vamos de a poco. El primer goce dijimos que no existe porque es mítico. ¿Hasta
acá vamos? El neurótico no se contenta con aceptar esto. Entonces Lacan va a
decir “yo reemplazo la energética de
Freud por la economía política”, y acá va a tomar a Marx en el concepto de
la plusvalía y va a decir entonces que como el neurótico no se contenta con
esto, algo le va a quedar, y eso es el plus de goce que lo va a tener en el
fantasma.
El
falo sabemos que ya, desde el seminario VII, Lacan lo toma como una doble
investidura. En ese seminario dice, hablando de Antígona, que no hay ninguna referencia mejor que los aforismos de
Heráclito, es decir que, para Lacan, Hades y Dionisos son uno y lo mismo. ¿Qué
pasa con el falo? El falo también tiene esta característica bifronte, ya lo
vamos a ver al final de la clase de hoy, como esta cuestión de que no confiesa
ni oculta sino que significa (esta cuestión de Delfos). El falo también tiene,
como el goce, esta cuestión porque aparte el falo primero Lacan lo va a llamar significante de deseo pero después lo va
a llamar significante de goce. ¿Qué
pasa hablando de este goce fálico? Acá yo describí lo que Freud escribe en la
carta 52 (que después fue re-enumerada). Esta es la Carta 52 de Freud:
(abreviaturas del tablero: W / Wz / Ubw / Ub / Bew). Fíjense que esta palabra Wahrnemungszeichen quiere decir ‘signos
perceptivos’ (la poesía del alemán, en este caso: Zeichen: signos; Wahrnemung:
percepción, pero esto último en alemán quiere decir ‘captura de la verdad’). La verdad del sujeto. Por eso Lacan decía
que el goce es la esencia del sujeto. Entonces,
los signos perceptivos, las impresiones, que Lacan en el seminario VII va a
decir que es como el momento anterior al significante. Esto (referencia al
tablero: Wz) se va a constituir en el eso,
en el eso freudiano, en el ello. Del cifrado al descifrado está lo
inconsciente, por eso después vamos a leer otra frase de Lacan que habla sobre
esta cuestión del desciframiento del goce. El goce absoluto (y esto creo que lo vimos el año pasado), es decir el mítico, el goce del otro (no el otro
goce porque ese es el goce suplementario y después lo vemos), es decir, el goce
que el neurótico le supone al otro sin barral ¿dónde lo ubicamos en la Carta
52? Lo ubicamos acá (abreviaturas tablero W / Wz) porque este es el goce que
todavía no está descifrado, son, como dice Lacan en el seminario XI, las
bolillas todas mezcladas. Ahí lo ubicaríamos, si ustedes quieren ubicarlo en
Freud.
¿Es
anterior a la palabra? Porque acá está el problema, otra vez volvemos al mismo
problema. ¿Es anterior a la palabra?
Intervención:
¿Es un goce en lo real?
Marcelo
Pérez: Y lo real, ¿qué es? ¿No existe sin la palabra? ¿Entienden que tenemos
este problema? Entonces, si estamos diciendo que es mítico estamos diciendo que no existe, que es la novela que se va a conformar el neurótico, es decir, que para
nosotros volvemos a este (señala algo en el tablero que no se visualiza), este
es el goce que vamos a escuchar, el del plus que está en el fantasma y que va a
ir al síntoma. Entonces, este goce es el que está prohibido para el que habla,
para el parlêtre ese goce está
prohibido. Por eso el nombre del padre va a transmitir, justamente, la
castración de esa falta. Después, no sé si ya lo dije, pero tenemos que hacer
una diferencia entre el goce fálico y la significación fálica, después lo
vemos. Ahora lo vamos a ver cuando veamos dónde Lacan ubica el goce en el plano
del espejo.
Entonces,
acá tenemos el síntoma también que es un medio de goce, un saber. Y ahí es
donde está el sujeto como objeto, en el fantasma, es decir, realizando su
deseo. Ustedes saben que el deseo se realiza en el fantasma. Entonces, habíamos
dicho al comienzo que hay cierta alegría en la etimología del goce, ¿y de qué
puede alegrarse el infans? Vamos a
acordarnos ya que estamos un poco del estadio del espejo y del Fort-Da: ¿de qué puede alegrarse el infans?
Intervención:
¿Del jubiloso ajetreo?
Marcelo
Pérez: Exactamente. Vamos a escribirlo. Esta es la palabrita que usa Lacan, Aha-Erlebnis (jubiloso ajetreo), en el Estadio del espejo. Acá hay goce, dice
Lacan. Entonces, ¿de qué se puede alegrar el chico? Bueno, nosotros aprendimos
en la facultad que el infans se
alegra porque se ve unificado, se ve en partes. Ahora bien, uno podría decir: ¿alguna
vez se vio de otra manera? Pero acá tenemos la primera definición que dimos,
que dio Lacan, de que el goce es la castración. Fíjense que desde el momento
que el infans se ve unificado ya está
dividido; desde el momento en que entramos al lenguaje ya estamos castrados. O
si quieren decirlo desde el punto de la significación fálica, de la recta que
atraviesa el soma, estamos castrados porque tenemos lenguaje y eso es lo que
nos divide. Volviendo entonces: lo que a veces no nos preguntamos como neuróticos
que somos, porque siempre creemos que ganamos, es lo que perdemos. Y acá está
el tema, porque el chico se alegra pero lo que no sabe es que pierde, que algo
va a perder. Ustedes ya se imaginan, por lo que dijimos al comienzo, que lo que
pierde es justamente es el instinto, lo que pierde es justamente la posibilidad
de un saber sobre el objeto, sobre el objeto de la necesidad. La necesidad es
totalmente mítica a partir de ese momento, desde el momento en que empieza la
demanda. Y lo que gana no es poco, es una imagen, y esta imagen, narcisismo
mediante, va a ser lo que el sujeto va a tratar de, y es lo que se escucha en
los consultorios todo el tiempo, no perder, de unificar siempre y de defenderse
con. Es lo que Freud en la Introducción
al narcisismo va a llamar ‘His
majesty, the baby’, su majestad el bebé, que en realidad sabemos que son
los padres pero es esto: es la cuestión de la unificación de la imagen. Ahora
bien, en esta ganancia hay un usufructo porque el problema del goce es el
problema del objeto que después tenemos que verlo más detalladamente, y el
objeto no imaginario sino como causa, como falta, es lo que pertenece mitad al
otro y mitad al sujeto, que es lo que va a dividir en ese cuadro que está en la
pizarra, en el Seminario de la angustia. ¿Y qué pasa acá? Bueno, acá empiezan
los problemas porque el neurótico no se resigna a que este objeto, como dijimos
muchas veces, en realidad es una falta. Y ahí está lo que les quería decir
sobre la significación fálica: no es lo mismo que la madre se coma al bebé, es
decir, que tenga goce fálico, a que produzca, vía la metáfora paterna, la
significación fálica. Porque produciendo la significación fálica…, claro, la
significación fálica la va a producir la metáfora paterna, entonces, el goce
fálico sería que la madre no lo produzca eso y en el peor de los casos vamos a
tener una a-estructura que sería el autismo. Después tendremos la psicosis, en
la falla en la primera identificación. Pero a lo que iba era a que la
significación fálica, que de alguna manera está en la función del analista (el
analista tiene que producir, por decirlo de alguna manera, a esta significación
fálica, a generar un nuevo significante) es justamente ¿donar qué? ¿Qué es lo
que dona la significación fálica?
Intervención:
La falta.
Marcelo
Pérez: Dona la falta. Entonces, ahí está el tema del amor. Cuando Lacan dice:
“amar es dar lo que no se tiene”, lo que no se tiene, ¿qué es? Es la falta, lo
que no se tiene es la castración. Amar es dar la castración, es dar la libra de
carne. Que es lo que en las parejas se escucha permanentemente que piden y
piden. No alcanza con una cosa, es permanente ese pedir. Entonces, bueno, el
problema también está en cuando la otra persona no puede sostener esa demanda.
Entonces, en el estadio del espejo pasa esto. En el Fort-Da ¿qué pasa? La madre
se va y el chico, ¿qué gana? Porque acá está justamente lo que se produce en el
agujeramiento de lo simbólico, el lazo con la falta.
Intervención:
La ausencia, gana la pulsión, digamos.
Marcelo
Pérez: Exacto. Empieza a generarse la pulsión. Es decir, así como el grito es
el primer significante (el grito del chico), en el Fort-da se ve claramente…, y
¿recuerdan cuando hablamos del Fort-da el año pasado qué dijimos que representa
el carretel? ¿Recuerdan? ¿Qué es?
Intervención:
El objeto (a).
Marcelo
Pérez: Exactamente, es el objeto (a).
¿Lo recuerdan? ¿Qué pasa entonces con la falta del otro? Nosotros
podríamos escribir, de alguna manera, que en las tres estructuras la neurosis
es esto: S (A); la perversión es esto: S (A); y la psicosis es esto: S (
). Es algo que yo no estoy muy de acuerdo en escribir, sobre todo por el tema
de la psicosis, porque como ustedes ven acá en la psicosis no está el otro, no
está el gran otro, y yo por eso no estoy muy de acuerdo en escribirlo así. Pero
en general lo van a encontrar así en muchos analistas donde en la neurosis está
esto que vemos acá; en la perversión, como dijimos antes, el perverso va a
tratar de sacar la barradura del otro, con lo que en Lacan conocemos la
voluntad de goce; y en la psicosis no está el otro. Esto último para mí es una
mentira, no es así porque el psicótico está en el lenguaje y está el gran otro,
e incluso no sólo eso sino que yo digo lo que muchos analistas dicen que no es
así: que no tiene deseos. Yo digo que sí tiene deseos. Y acá tenemos que
volvemos sobre el tema del ser: la falta en ser. No el ser sino la falta en
ser. Lacan dice en Subversión del sujeto,
Escritos 2, página 800: “soy el lugar
desde donde se vocifera [voz-esfera,
escuchen la topología] que el universo es
un defecto en la pureza del No-Ser”. ¿Qué habrá escuchado Van Gogh cuando
se corta la oreja? ¿Ustedes nunca pensaron que ahí estaba el goce? Que el
problema no es que se cortó la oreja porque sí sino porque algo escuchó, algo
del superyó le vino, alguna voz le vino para cortarse la oreja. Entonces, esto
lo va a tomar Lacan de Paul Valéry, de Esbozo
de una serpiente, el lugar de la serpiente, y la voz con el objeto (a) que,
como vimos el año pasado, es incorporal, es lo incorporal, y el lugar donde yo
soy, porque está diciendo “la pureza del
No-ser”, el lugar donde yo soy, y acá está el cogito cartesiano a
diferencia del cogito freudiano. Ese es el lugar del goce. Es decir, se
pregunta qué soy yo y ahí juega con el Que
suis-Je, por eso jouissant, que
tiene que ver con la homofonía. Y ahí lo anotamos en ese grafo: ‘Yo soy, yo gozo’, fíjense cómo está
incorporado el ser, el goce, donde se oye provisión a satisfacción, allí el
sujeto goza. Como dijimos antes, el punto de lo simbólico falla, y es esa
impureza irreductible que interviene justamente en este punto de falla.
Del
goce fálico podemos decir algunas cosas más. Es el obstáculo por el cual el
sujeto no puede alcanzar la relación sexual. Fíjense en cómo ahí también está
la paradoja del falo, porque el falo por un lado, ahora lo podemos relacionar
también con El problema económico del
masoquismo, cómo el neurótico cuando ama lo que hace es que ama como
objeto.
Cuando
Lacan llama a este goce el ‘goce del idiota’, el ‘goce autista’, y en el seminario
XX va a hablar de la masturbación, no lo dice en el sentido de ‘idiota’ como
creemos nosotros, sino en el sentido de ignorante, en el sentido de queignora,
por ejemplo, el neurótico, en la masturbación, que en realidad está en su
fantasma el goce. Entonces, el sujeto va a creer que puede zafar del lenguaje.
Por eso lo llama ‘el goce del idiota’ porque uno como neurótico puede creer que
va a zafar del lenguaje.
Después
tenemos el goce suplementario, o el goce femenino u otro goce, va a llamar
Lacan. Que sea femenino no quiere decir que lo tengan las mujeres únicamente.
Es un goce que, como se dice, se goza pero no se puede decir. Esto lo van a
encontrar así en algunos escritos de Lacan. Es el goce místico, es el goce de
que se goza pero no se puede decir. Por eso se llama suplementario. Después
cuando veamos el esquema de la sexuación vamos a ver cómo se relaciona esto,
pero no es que sólo lo tengan las mujeres. Ustedes saben que cuando decimos ‘la
mujer’ y ‘el hombre’ uno puede creer que es la Mujer y el Hombre, pero saben
que eso no existe. Es decir, ‘la mujer’ y ‘el hombre’ nos referimos a dónde se
ubican los sujetos. Justamente por eso es muy complicado hablar del sujeto del
goce, por eso a veces se entiende que los analistas no hablen del sujeto de
goce porque cuando hablamos del sujeto hablamos del sujeto barrado, el sujeto
de deseo, y si hablamos de sujeto hablamos de acto: un acto produce un sujeto.
Si nosotros decimos ‘sujeto de goce’ tendríamos que decir que hay un acto
sexual, y esto sabemos que tampoco es, porque también tendríamos que decir que
hay un sujeto sexuado en el sentido de que es varón o es mujer, y tampoco es.
¿Se entiende? Entonces, no hay acto sexual, de ahí salimos a que no hay
relación sexual, que Lacan ya lo viene diciendo desde el seminario XVI como lo
estamos viendo.
Ya
dijimos que Lacan en el seminario VII define al goce como la satisfacción de la
pulsión, es decir que el ser queda del lado de la pulsión. La falta en ser, ¿se
les ocurre cómo se puede escribir en términos de matema por todo lo que vimos
este año? Esto es la falta de ser.
Fíjense
lo que dice Lacan también en La
subversión del sujeto en la página 799: “Lo
que falta al sujeto para pensarse agotado por su cogito, a saber, lo que él es
de impensable”. Esto es el menos uno. Lo repito: “Lo que falta al sujeto para pensarse agotado por su cogito, a saber,
lo que él es de impensable”. Acá es donde dice que el goce hace languidecer
al ser, en la ‘lalengua’ está
languidecer, la ‘lalengua’. El goce
hace languidecer al ser. Y el fantasma, que va relacionado con el goce fálico,
ya sabemos que es defensa contra el goce. Lacan también lo dice bien claro en
el seminario XIII. Ahora, ¿por qué habíamos dicho antes que el falo, de alguna
manera, también tiene una cara bifronte? Nosotros tenemos por un lado que el
goce no sirve para nada, es decir, el que no hace falta, que es el de
pernicioso, perjudicial, mortífero, fuera de foco, deja al sujeto al borde del
fantasma. Pero después tenemos que sin él sería vano el universo. Pensemos que
el símbolo que toma Freud, el falo, que como dijimos por un lado es
significante de deseo y por otro lado es significante de goce…, creo que una vez ya lo preguntamos acá:
porqué es el falo y no la teta, vamos a hacer dos minutos de una cuestión imaginaria
de que el falo, imaginariamente, es el pene. Ya sabemos que no es el pene, es
la premisa universal del pene. Pero supongamos. Esto está en los griegos,
porque Freud toma de los griegos el símbolo fálico. ¿Y por qué será que es la
premisa universal del pene y no la premisa universal de la teta? Creo que lo
dijimos.
Intervención:
Por la detumescencia.
Marcelo
Pérez: Exactamente, por la detumescencia. Entonces, fíjense que acá está la
parte también dual o bifrontal, como las dos caras de la misma moneda, del
falo. Es decir, que es en tanto caído que se vuelve a erguir. Por eso, como
decíamos antes, puedo representar la ganancia y puedo representar la pérdida, y
por eso justamente el falo es lo que hace o dé obstáculo a la relación sexual,
por eso la relación sexual no existe. Entonces, la detumescencia es signo de
goce. Por eso ahí Lacan va a decir que la mujer es superior en el dominio del
falo, y por eso tampoco es lo mismo una impotencia que una frigidez. En la
frigidez goza la mujer, en la impotencia gozan los dos. ¿Se entiende? Si el
hombre es impotente también goza la mujer.
Entonces,
seminario X, clase 14 del 13 de marzo de 1963: “el goce coincide con la
detumescencia”. Esto es lo mismo que veíamos antes sobre la castración. El goce coincide con la detumescencia.
Fíjense que nosotros como neuróticos pensamos exactamente al revés. Dalmiro
Sáenz decía: “en lo mejor se acaba”.
Nosotros pensamos al revés. La
detumescencia entonces está anudada a la ley, a la castración, declinación, dekliné y de ahí lo pueden relacionar
con el diván también. La detumescencia fálica es lo que le pone, justamente,
límite al goce. Acá dice ‘recuperación
narcisística’ que es la tercera identificación, este es el (-phi). Hay un juego lacaniano que hace Lacan, valga la
redundancia, con ‘falo’ y ‘fallus’, hablando de esto: el falo y el fallus. El
‘fallus’ es lo caído, la falla y lo caído. Entonces suponemos cierta
declinación del goce que no sirve, en el trayecto de un análisis, y el
dispositivo justamente se sostiene con esta falla, con lo que cae, con lo
fallido. Incluso el equívoco, la interpretación tiene que ver con este tema.
Fíjense que el analizante muchas veces dice ‘Ah,
ahora caigo’, es la ficha que cayó. Y ahí, cuando cae, es cuando se levanta
la sesión. Siempre estamos en lo mismo. Detumescencia, erección, cuando el
analizante cae ahí es cuando levantamos la sesión.
Entonces,
para ir cerrando: ¿por qué cae el falo? ¿Se los digo así?: Para seguir deseando.
Bueno, está bien hasta acá.
Marcelo Augusto Pérez
Goce: Una Introducción freudo-lacaniana
Desgrabación Clase VIII / 2015, Parte II.
Link: youtu.be/Fc8qClySOtA
ARTES PLÁSTICAS:
Agustín Bejarano
[ Camagüey, Cuba. 1964 ]
Goce: Una Introducción freudo-lacaniana
Desgrabación Clase VIII / 2015, Parte II.
Link: youtu.be/Fc8qClySOtA
ARTES PLÁSTICAS:
Agustín Bejarano
[ Camagüey, Cuba. 1964 ]