S. Freud: "Las histéricas sufren de reminiscencias."
Hola Marcelo, leyendo tu última entrada sobre el Olvido, recordaba
un par de cosas. En principio algo que te escuche decir, citando a R.Harari,
que el psicoanálisis es un tratamiento para olvidar, no para recordar. Decías
que S.Freud nos dejó en claro que las histéricas sufren de reminiscencias, es
decir: que los recuerdos nos hacen sufrir. Por otro lado, en paralelo a esto, pensaba
también que se relaciona a lo que siempre comentás sobre el narcisismo y las cosas
que hace un sujeto sólo por y para él, entre ellas, enamorarse. También me vino
a la mente un recuerdo de un analizante que siempre me decía que ella estaba en
análisis para trabajar los recuerdos malos... Creo que era una forma de
expresarlo en positivo, el negativo sería el olvido, ¿verdad? Habías citado a
Borges, y recordé también su famoso Funes, el memorioso. La atrocidad que nos
produce no poder olvidar. Un cordial saludo de una colega que ya te había
escrito hace unos años, desde la ciudad de las diagonales... Ma.E.F.
Hola María Elena. Sí, en Funes hay una frase del Maestro que dice
algo así como: "sospecho que no era
capaz de pensar, pensar es olvidar diferencias." Siempre digo que el único fin de un análisis –quizás me ponga muy
freudiano acá- es poder ayudar al analizante a procesar una pérdida. Es decir a
cerrar un duelo, es decir, a olvidar. No necesariamente, obvio, es con los seres
que nos afectaron, por divorcio o muerte, que es lo mismo... Por ejemplo, como decía el otro día en una
clase, puede ser en olvidar que es abogado y ya no quiere serlo. Cuando Borges, en esa hermosa elegía bautizada 1964 -que yo postié hace años (psicocorreo.blogspot.com.ar/2009/07/partida.html)- escribió "Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
(...) no basta ser valiente
para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa te desgarra
y te puede matar una guitarra" creo que estaba siendo sencillamente freudiano. De repente uno se topa con algo (un dibujo, una dedicatoria, un lugar) y volvemos a encontrarnos con el olvido que no termina de ser. Ya sabemos
que, técnicamente hablando, la Serie empieza con el Falo. El duelo es siempre
de dejar-de-ser(lo) para aceptar la
falta-en-ser.
Las posiciones fálico/castrado que nos enseño Freud y después con
Lacan aprendimos mejor en el Seminario XX, marcan de algún modo lo que define
una neurosis, de allí que la neurosis Lacan la coloca del lado Hombre, del lado
Macho -más estrictamente hablando- es decir: del lado fálico. De allí que decía
que "las mujeres pueden ser mejores
analistas que los hombres, cuando no son las peores": porque el
analista debe ocupar el lugar de objeto, no de falo, y suponemos que la mujer
podría ocuparlo con mayor facilidad, cosa que en la vida cotidiana parece ser alrevés:
los obsesivos se suelen quejar de ser objetos de mujeres fálicas todo el
tiempo, claro que desconocen que así también ellos pueden ser su falo. De
allí que esto no esta ni bien ni mal: así funciona el mundo. Un correo de un seguidor de esta Blog, que también se detuvo en el escrito sobre el Olvido, me decía: "...podría decir que olvido por protección". Exactamente es así: el olvido es una de las cinco manifestaciones freudianas de lo inconsciente, las otras son: el chiste, el fallido, el síntoma y obviamente el sueño. Cuando la defensa falla (y nunca es total) se produce la angustia.
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(Recuerdo, a veces cuento, que mi padre pudo soportar dos años (afectado cardíacamente) con las bacterias y virus de un hospital (yendo y viniendo), pudo soportar adelgazar muchos kilos, pudo soportar los veranos con deshidrtación, hasta que por fín mejoró; todo esto a los ochenta años. Pudo incluso soportar ayudar a caminar a mi madre, llevarla al baño, levantarse a toda hora cuando ella lo pedía estando enferma y en los últimos meses, que él incluso pesaba casi menos que ella... Pero lo que no pudo soportar es su muerte y siete meses después falleció. El olvido no pudo, la angustia lo superó y murió de golpe del mismo síntoma por el cual tres años antes había entrado a un hospital: del corazón.)
Creo que ahora que escribo estas líneas pienso que deberíamos también procesar el duelo del analista. De allí que es imprescindible el control, para no posicionarse fálicamente ni comerse al analizante, y sobre todo para procesar la angustia de tener que dejarlos ir, si todo marcha bien, olvido mediante. Cordiales saludos, desde la ciudad que nunca duerme.
MAP
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(Recuerdo, a veces cuento, que mi padre pudo soportar dos años (afectado cardíacamente) con las bacterias y virus de un hospital (yendo y viniendo), pudo soportar adelgazar muchos kilos, pudo soportar los veranos con deshidrtación, hasta que por fín mejoró; todo esto a los ochenta años. Pudo incluso soportar ayudar a caminar a mi madre, llevarla al baño, levantarse a toda hora cuando ella lo pedía estando enferma y en los últimos meses, que él incluso pesaba casi menos que ella... Pero lo que no pudo soportar es su muerte y siete meses después falleció. El olvido no pudo, la angustia lo superó y murió de golpe del mismo síntoma por el cual tres años antes había entrado a un hospital: del corazón.)
Creo que ahora que escribo estas líneas pienso que deberíamos también procesar el duelo del analista. De allí que es imprescindible el control, para no posicionarse fálicamente ni comerse al analizante, y sobre todo para procesar la angustia de tener que dejarlos ir, si todo marcha bien, olvido mediante. Cordiales saludos, desde la ciudad que nunca duerme.
MAP
ARTE:
Patricio Gerding
[Argentina]
La dama del olvido soñando con tocar la luna
El sabio sol y la vigilante luna