El análisis del analista y la neurosis de Virgil en La Mejor Oferta...
Estimado Marcelo. He leído en una web de
psicoanálisis un artículo de un colega, Alfredo Eidelsztein, quién versa allí
sobre la problemática de definir el psicoanálisis como ciencia o como no
ciencia, y en uno de sus párrafos, dice: "Podemos cuestionarnos respecto a
las orientaciones posibles: ¿el psicoanálisis será una experiencia transmitida
de un practicante a otro a través de vivencias individuales relativamente
inefables (como son planteadas todas las vivencias de esta índole) o consistirá
en un modelo teórico surgido en ciertas condiciones epistémicas que en su
funcionamiento crea una práctica y los objetos sobre los cuales lo hace según
una posición que funda quien lo busca y lo practica?" Y un poco antes, y
es este el párrafo del que me interesaría saber tu opinión, dice: "Para
todos aquellos colegas que sostienen con gran firmeza que el psicoanalista es
el resultado de su experiencia analítica, planteo una pregunta: ¿eso lo
experimentaron en una serie de vivencias personales o se lo enseñaron como un
axioma velado por su propia presentación de producto de sucesos
acaecidos?". Entonces te preguntaría, ¿a tu criterio esto es tan abierto
o, como siempre se dice, cual axioma como dice el colega, un analista debería
pasar por el diván para funcionar como analista?
Finalmente, me gustó mucho lo que escribiste
sobre la película La Mejor Oferta y me quede pensando en la caída del
síntoma... Y quería compartir con vos esta cuestión de observarlo en nuestra
clínica, es fascinante lo que puede la transferencia, es decir: el amor. Y
además agregar, si me permitís, un anexo a tu escrito en relación con lo que
bien dijiste de la oblatividad... ¿Será casual que el protagonista de la
película coleccione objetos valiosos? Gracias, un saludo cordial. M.F.
Hola. Si... Comenzando por el final
de tu correo -y creo tiene que ver con el comienzo- justamente si el analista
se olvida del "motor de la cura" y sólo hace epistemología, es tan
extremo como pensar que sólo el analista con su presencia ante el analizante,
puede llevar a cabo un tratamiento, es decir: sin saber donde esta posicionado,
desde dónde escucha, cómo interviene. Por eso digo que primero tengo que saber cómo
escucho (cómo leo el texto del analizante) y después disponerme a
escuchar/leer. Por eso no todos los analistas escuchan/leen iguales, y ni todas
las psicologías, y ni todos los ingenieros. Lo que nos fascina, hablando de
esta película, es justamente como cualquier síntoma (y el YO está estructurado
como un síntoma, por tanto: que tengamos problemas con el nudo de la corbata,
con la alimentación o con el trabajo, no deja de ser de algún modo -aunque no
estrictamente un síntoma analítico- un síntoma en sí mismo) y, como decía,
puede caer vía transferencia, con la presencia y el sostén del Otro. Imagínate
que esto no pasa sólo en un celuloide: Freud se convirtió en analista cuando
comenzó a escuchar esta sintomatología. He tenido analizantes que mientras
hablan se limpiaban la punta de los zapatos. Y ni hablar de las conversiones
histéricas. Y el amor, volviendo, hace que alguien termine comiendo lo que no
pensaba que le gustaría o que un sujeto puede embarrar sus zapatos de
lujos, o subir a un atril despeinado y desaliñado... Justamente engancho aquí
con lo que vos analizaste en función de la neurosis obsesiva del protagonista y su oblatividad y su retención anual vía
objetos. Creo que el director no ha dejado nada librado al azar: cuando salí
del cine lo primero que dije es "que
peli tan psicoanalítica" me hizo acordar a la holandesa Carácter, una
obra maestra "freudiana", donde la neurosis obsesiva está puesta en primerisimo plano en todo el avance de la obra.
Con respecto al comienzo de tu
correo: es interesante el planteo de Alfredo Eidelsztein, y sobre todo esa
pregunta. Entre parentésis: el otro día -justamente- decía en un Grupo que a mi me tiene sin cuidado si el psicoanálisis es o no ciencia; pero -y creo que este es el criterio de Eidelsztein- debemos seguir investigando y preguntando por esta cuestión porque si bien no sólo hay Ciencias en plurar: también es cierto que la constratabilidad y falsacionismo es parte de que sea un método científico. Ahora, el problema aquí me parece que es otro, más allá de que nos enfrentemos entre los que dicen que es ciencia y los que decimos que es praxis. (Y me incluyo en este último grupo, porque para mi la ciencia tiene un "sujeto cognoscente" y un "objeto a conocer"; y esto es justamente alrevés de lo que ocurre en un dispositivo: el objeto está en falta y el sujeto no sabe lo dice -está barrado-. De hecho, si lo supiese, no recurre a un analista. Va al analista porque se interroga sobre su decir.
Ahora; volviendo al tema de la transmisión y de estas ecolalias en las que todos solemos caer a veces... Yo siempre digo a los analizantes que "¿cómo transmitir una caída de ficha, un fallido, lo que quiere
decir un sueño, a alguien que no se analiza, aun teniendo dos o tres postgrados
en psicoanálisis?"- pero no es menos cierto que la pregunta de
Edelsztein abre, creo, dos cuestiones: me parece que no es tanto el planteo de
si un analista tiene que pasar por análisis (como cuando yo digo que si tengo
una verdulería tengo que ser vegetariano) sino -me parece- que está preguntando
si todos los analistas han pasado por el diván, a pesar de que repiten esa
frase… Ya que, como sabemos, esto pone en cuestión también el dispositivo del
Pase.
Voy a decir algo que dije hace
muchos años: un analista no se autoriza sólo por su análisis personal, ni sólo
por su formación, ni mucho menos por el Cartel
del pase. (Esto último, ya lo dije varias veces, particularmente yo estoy
en desacuerdo por varias razones que ahora no vienen a cuento.) Pero un
analista que no ha transitado un análisis, y no digo que no lo ha llevado
"hasta sus últimas consecuencias" porque no se bien qué querrá decir eso (ya
sabemos que es un problema de significación y del real de cada sujeto), es -a mi juico- como un mecánico de coches
que no sabe manejar, o un cheff que
tiene pruritos con ciertos alimentos, o un actor que nunca pisó un escenario.
Ahora: haber pasado por el diván –como
es obvio- no inmuniza al analista en
absoluto de tener una "mala clínica" y también creo que puede haber
analistas con "buena clínica" con un corto pasaje por el diván. Como
tampoco inmuniza de que los analistas tengamos inconsciente, pulsión, hagamos
síntomas, etc. Pero –y si a esto se refiere tu pregunta- me parece que un
analista que no se haya analizado, es propenso a alienarse a un imaginario (teórico,
epistemológico) sin captar el real. Por eso es tan difícil la transmisión del
psicoanálisis en un grupo o en una institución… Es como enseñar a dibujar o a
actuar sin tocar un pincel, o sin pisar un escenario… Uno podría preguntarse: ¿No estamos haciendo entonces fenomenología
existencial o eso tan conocido que reza: “si no le pasó tal cosa, no puede
analizar a alguien que sí le pasó…”? No. Simplemente porque no estoy
diciendo eso; sino que el real del analista, laburado en su análisis, apunta no
sólo a la transferencia –si queremos imaginaria- con el analizante de ese
analista, sino a la castración del analista frente al real del analizante. Un
pintor, o un actor, deben tener un espacio teórico desde dónde posicionarse
técnicamente (a no ser que hablemos de genios como Mozart o Leonardo; Lacan se analizó con un psicólogo-del-YO, pero Lacan fue Lacan) pero no
puede solamente reducirse su campo a ese espacio: debe pasar al Acto. En el
Acto analítico el analista está sólo, como el pintor ante el lienzo o el actor
en cada función, aunque repita el mismo texto durante meses. Cordiales saludos, map.
ARTE:
Ernest Descals Pujol
España, 1956