South Park con Lacan / Kant con Sade / Goce - Amor - Narcisismo
Hola
Marcelo. En relación a la respuesta sobre “creerse el falo”; pensaba –y quería
preguntarle- lo siguiente: cuando usted comenta uno de los casos donde expone
las tristes condiciones en que un analizante soportó a su pareja, y se pregunta
después: “¿Adivinen cómo la soportó? Adivinaron: porque se la creyó.” Yo me
preguntaba… Ella también se la creyó, ¿verdad? Y si esta idea es cierta,
también me preguntaba ¿cómo es posible que una pareja –enamorada- soporte los
condicionamientos del otro, o incluso
las humillaciones, desde el punto de vista lacaniano? En un servicio donde
estoy, se oye permanentemente las quejas de mujeres maltratadas, a veces no
sabemos cómo hacer para que escuchen que están metidas en un terrible
agujero-negro. Gracias. María Mercedes.
Hola. Esta semana un colega me comentaba sobre Eric Theodore Cartman. ¿Quién es? Es el malcriado, egoísta, racista,
chovinista, antisemita y extremadamente narcisista protagónico de la Serie
animada South Park. ¿Por qué asocio?
Porque justamente lo que me decía el colega es en relación a uno de los
capítulos –que acá mismo posteo junto a este correo- donde la madre decide
contratar un adiestrador de perros para que lo eduque. ¿Y qué sucede? Sucede
que a poco andar, Eric se educa pero la madre termina enamorada del
adiestrador. Ese amor hace que ella le compre un par de tickets para invitarlo
a la ópera. Cuestión, como se ve al final, que al no haber reciprocidad amorosa,
la madre –en una toma petrificante del director- aparece silenciosa, vacía, con
los tickets en la mano, sin saber qué hacer. ¿Y qué hace? Vuelve hacia su “objeto
de goce”, hacia Eric. Hacia quien le permitía “gozar sin escuchar su deseo”. Y le
ofrece la invitación. Como Eric ya ha sido educado, rechaza. Pero ella, como
buena madre fálica, soborna. Ya no le importa la educación de Eric. Le importa el Eric -con todos sus síntomas- que la acompañe. Es decir: le importa ella.
.
¿Adónde voy con esto? El final –psicoanalítico por
demás- de este capítulo, indica –justamente- que “Dios los cría y los goces lo juntan”. O que siempre hay un roto pa´un descocido. O que todos somos un clavo
para el otro. O, en definitiva, que nos vinculamos vía sintomática: por eso los
mismos significantes que nos enamoran, son los que después terminan siendo lo
que nos separan. (Porque justamente “ese síntoma” termina por reventar si no
podemos –castración mediante- hacer algo con él. Así también ocurre no sólo con
otro sujeto sino con cualquier actividad donde pongamos libido, deseo. Por eso
digo que –para quienes amamos el psicoanálisis- el psicoanálisis es nuestro
síntoma. Hay que poder soportarlo.)
,
Ahora: por supuesto que, en el caso clínico
mencionado, los dos partenaires se la creyeron, sino sería imposible no sólo
que él soporte sino que ella “tire y tire” del piolín… Hablar de “abuso” en
estos casos me parece insuficiente porque estaríamos dejando de lado justamente
lo que con Lacan conocemos como “goce”. Por eso, como decimos en criollo, “nadie es cama” para juzgar por el goce
de una pareja. Por supuesto podemos decir lo que pensamos e incluso, como
analistas, podemos querer que el analizante transforme el goce-mortífero en
goce-ético (enmarcado por la Ley simbólica), pero lo que pasa debajo de las sábanas
es complejo. En este mismo capítulo de South Park se ve clarísimo como también los dos personajes se la creen: el hijo (quien cree que la madre lo ama y por eso le dará todo lo que pida) y la madre (quien también se engaña pensando que el hijo la acompaña por amor a ella).
.
Es decir que justamente PORQUE están enamorados,
enganchados en un goce –y en un síntoma-, es que se soportan. Por eso ahí el
síntoma esconde la porción de goce y de deseo. ¿Qué contestan esas mujeres
maltratadas de las que hablás, de las que se ven en los hospitales, cuando se
les pregunta: por qué no se separan? Contestan, casi en coro: “Porque cuando no me pega es tan bueno…”- ¿Se entiende que el goce prescinde de
adjetivos? No es ni bueno ni malo, excepto para cada sujeto y según cómo esté
significado.
.
Acotemos otra cosa: Tanto uno como otro –en el
ejemplo clínico y en el South Park- se
retroalimentan narcisísticamente. Es decir: sentirse amado es la manera más
narcisista que descubre el sujeto para completar su falta. Es decir que uno
hace lo que hace, siempre, por uno. Por eso a veces cito una frase de un
psicólogo suizo que decía: “Mejor que no
te peguen, pero antes que nada…” Es terriblemente cierto. Tan cierto como
que el único articulo freudiano que versa directamente sobre el fantasma
neurótico (que es perverso) se llama: “Pegan a un niño”, que tenemos que
traducirlo como “Un niño (es decir:
un sujeto) ES, siendo pegado.” Es decir: para ser amado el sujeto se orienta
perversamente hasta el punto de ser objeto-deyecto
del Otro.
Saludos, m.a.p.
South Park
-EE.UU.-
Trey Parker / Matt Stone
El encantador de perros
ARTE:
Ettore Aldo del Vigo
-ITALIA-
De lo visual a lo espiritual
Seducción perversa
ARTE:
Ettore Aldo del Vigo
-ITALIA-
De lo visual a lo espiritual
Seducción perversa