Histeria, PutiClubs y Merlot al plato...
Hola,querido
Marcelo. Estuve mirando nuevamente tu video sobre Psicoanálisis y Psicología, algunas
diferencias, lo vi publicado en una página de facebook . Bueno el tema es q
haces referencia a la sexualidad infantil y es un tema que los otros dias
hablabamos en un cartel sobre sexo, sexualidad y sexuación. Y uno de mis
colegas decia que no hay sexualidad en el niño a diferencia de el adolescente. Y
por consiguiente tampoco cree que exista el analisis en niños. No se que opinas
tú, me interesa mucho tu opinión. Saludos.
Patricia.
San Miguel de
Tucumán.
Hola Patricia,
tanto tiempo… ¿Seguís con tu programa radial allá en tu ciudad? Bueno… lo que
me contás de mi video en Facebook no sé… yo no uso Facebook, seguramente lo
habrá subido alguien que no soy yo, (je).
Con respecto a
esto que hablaban en un Cartel… La verdad me cuesta creer que un Cartel discuta algo que es más que esencial puesto que está en la base
de la pirámide analítica: es el Freud del “Proyecto…”
de 1895; el Freud más básico. Si partimos de que el niño no tiene sexualidad,
bue… es como pensar que la pulsión es natural o el deseo no es sexual… El tema
es entender que para Freud lo sexual no es lo genital: un vómito histérico es
sexual, el chupeteo es sexual, la anorexia es un síntoma sexual… estoy
aclarando esto y me parece mentira que entre analistas haya que aclararlo… ¿Estás
segura de que es un Cartel psicoanalítico? (je)
Encima agregan que no es factible el análisis
con niños: cartón lleno… más que lleno, rebosante de incoherencia plena…
¿Esta gente se
enteró de que Freud –siendo neurólogo- se peleó con toda la comunidad de neurólogos
porque comenzó a hablar justamente de estas cuestiones? ¿Leyeron “Tres ensayos para una teoría sexual”?
Bueno, en realidad me causa risa todo esto, porque me han preguntado cosas
extrañas, pero disparates como este (jeje)
Dentro de poco vamos a llegar a la conclusión que la gente –empezando por los
niños- se masturba porque le pica el glande, es decir: por una cuestión orgánica
genital…
Yo creo ¿sabés
qué? Que habría que creer que en sus fantasmas de adultos, la sexualidad es un “ente”
que, harto más que sucumbir a la represión, les avergüenza o les sofoca y
verlas proyectadas en niños en un escenario que por definición es perverso;
puede ser que les traigan connotaciones que mejor no pensar: la gente de la época
Victoriana “creía” así: cuando la represión es tan fuerte (y la inteligencia es
represión de la pulsión y por lo tanto suele servir para defendernos), los sujetos tienen
necesidad de esconder su sexualidad, y con ésta, todo su ser.
Últimamente están
de moda los lugares conocidos como “dark
room” –hace un año Isidoro Vegh los nombraba en una charla citando a
Foucault que los nombró con otro significante (Crusing: la gente se cruza pero no se habla y en lo posible se
esconde; incluso hay un film de 1980 que protagonizó Al Pacino con ese título)
que en realidad vendría a ser la versión posmo de cualquier puti-club (como yo digo siempre) ya que
en los puti-clubs de lo que se trata
es de ir al real directo (aún aunque obviamente el imaginario y la palabra están). Quiero decir, en definitiva: la perversión
polimorfa del niño se transforma en la mejor escena para un neurótico bien
reprimido: no es casual que grandes histéricas e histéricos terminen en la oscuridad
teniendo sexo de una; digo “no casual” porque la histérica –Freud del más antiguo- separa afecto de
representación. Quiero decir: podríamos pensar que son todos perversos; yo me
inclinaría en pensar alrevés: la histeria es tan grande (de hecho hubo filósofos
que escribieron sobre estos “circuitos
del deseo”) que hay que esconder la mirada para hacer lo que no se animan a
ver ni ellos… Si esto no es represión, ¿la represión dónde está?
Creo que si no
analizamos estas nuevas modalidades donde el deseo se escenifica; y si no
contextualizamos (ya que obviamente no se trata de los “lugares en si” sino de
lo que el sujeto puede hacer o no, sea donde sea, y sobre todo cómo lo hace) no
entenderemos nunca tampoco la diferencia entre lo genital, lo sexual y la
sexualidad. No hay dudas de que invitar a una novia o a un novio a tomar un
vino es sexual. Pero todavía se suele confundir la sexualidad con el tipo de
vino que se tome: si bien es cierto que como diría el irónico sommelier Miguel Brascó, el Merlot puede ser una cepa medio maricona; no podemos creer que todos los que toman Merlot lo sean asi como ni que todos
los peluqueros sean gays ni que un mecánico no lo pueda ser. Lo interesante –aprovecho para recomendártelo-
del nuevo libro de Gerard Pommier es
que analiza todos estos temas en extensos capítulos: incluso se mete muy técnicamente
en todas las variantes sexuales dentro del vínculo sujetivo (incorporando la “actividad”
y “pasividad” en todas sus variables, incluso con la bisexualidad o con lo que
se suele conocer como “el versátil”); texto del que he posteado algunos parráfos recientemente…
Escuchar estas
cuestiones –y sobre todo que vengan de un Cartel analítico- es por de más inauditas…
Deben ser los mismos sujetos que creen que la sexualidad es anatómica; y por lo
tanto un padre con tres hijos no puede terminar su vida conviviendo con otro
hombre, o una mujer perfectamente identificada con “lo femenino”, no es homosexual. La clínica hace escuchar no sólo
estos casos, sino cuestiones más complejas: cuñados que se unen con la madre de
sus sobrinos; ejecutivos que de noche gozan saliendo a un parque en tanga, mujeres buenas cocineras que para
gozar sexualmente tienen que pegarles con látigo y botas de cueros a su partenaire varón, etc etc… Reducir lo
sexual a lo genital tiene consecuencias, como se ve, también en la escucha. La sexualidad está atravesada por el significante: los únicos que no tienen sexualidad son los animales. La sexualidad es Cultural.
Es tan
descolgado esto que me contás que voy a aprovechar a postearlo porque realmente
no deja de sorprenderme… a ver si –por si acaso- hay más de uno que piensa como
tus compañeros de Cartel (je) Un cordial saludo, map.
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