El Encontrado
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Èl nunca había ido a un boliche. Ella sí. Èl estaba buscándose. Sabía que ciertas peculiaridades de su fisico y de su personalidad molestarían a muchos: “Veamos”- Pensó –“Soy hipertenso, soy un tanto hipocondríaco, tomo tres pastillas diarias para el resto de mi vida porque mi colesterol y mi diabetes son crónicas; uso gafas; tengo el pelo ya entrecano…¿Quién podrà fijarse en alguien así; encima con un carácter parco, casi abúlico? Alguien que ronca, alguien que cela, alguien que critica y hasta difama... Si se enterasen que hasta duermo abrazado a un osito gris, que vergûenza…”
Pero igual entró y se acercó a la barra, casi tan rápido como para que las luces y el sonido que lo atropellaba pasaran desapercibidos. Miró alrededor. Miró mucho. Pensò: “¿Quièn puede interesarme aquì adentro? Todas producidas. Todas en pose. Todas y cada una iban a pasar frente a mi, y frente a cada uno, luciendo sus atuendos nuevos, recièn comprados para la ocasión, y sus rizos caribeños…” También miró a sus pares: ellos… Tan esbeltos, tan armados de gym, tan estilizados con sus remeritas blancas: algunos hasta lucían gafas de sol; casi todos no podìan dejar de mandar mensajes de textos por su celular súper top que aún en el subsuelo del boliche funcionaba perfectamente; como debe ser. Como debe ser: pensó. "¿Quién puede estar aquì como no debe ser, como no debe estar?"
A media hora de estar ahí adentro ya sintió el hastío… Había muchas de ellas que le gustaban… Pero ya con sólo ver que saludaban al barman, o al empleado del guardarropas; ya con eso, le dejaban de gustar… Pensó: "Son habituè… ¿Cómo las saco de esta jungla?" Todo era gris, confuso, banal, anodino… "Yo, que soy casi un perdido... ¿Con quién podrè compartir una cuerda, un aforismo, un color, una escena en mi dvd colgándome abrazado mientras una vela calienta mi copa de vino? Son todas iguales"- pensó. Hasta que ella entró. No era còmo a èl le gustaban: no, para nada. Pero cuando se miraron, èl supo que algo diferente había detrás de esa sonrisa cómplice. Cuando se le acercó, ella murmuró casi cobarde: “Me seduce mucho que usés bastón. Siempre me gustaron los caballeros.”- Y entonces èl se encontró.
m a p
El bastón
El bastón
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