Función de Analista: no se limita a Interpretar.


Agujerear el semblante para producir un Sujeto no implica arrojar al analizante que ya de por sí viene bastante deyecto por el goce del Otro que lo toma. La sutil maniobra clínica del analista debería considerar que en el horizonte siempre está el hecho de poder seguir alojando y habilitando a partir incluso del poder que nos da la transferencia, es decir: el mismo analizante.

De allí que uno podría afirmar -aunque suene surrealista- que -salvo excepciones- el analizante se va cuando quiere el analista, ni un minuto antes ni un segundo después. Si algo quiere decir ese apotegma Lacaniano "Todo amor es recíproco..." no es otra cosa que esto: el analista es responsable de haber habilitado un espacio; y su lugar -aunque no responda a la operación de la metáfora amorosa- es también el de preservar el objeto agalmático del dispositivo, cuya falta dinamiza las vueltas en ocho del análisis.

 Esto solo se realiza cuando el analista sostiene el deseo-de-analizar; es decir: no responde como falo sino como objeto, el famoso "desecho o basura decidida". Por tanto implica un des-Ser importante del lado del analista, esto es: un tragarse(la) permanente, para no comerse a su propio analizante.

Marcelo Augusto Pérez

Alojar para Interpretar, y viceversa

V / XXI

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