Ciencia & Psicoanálisis
Los científicos (1) que tomamos de referencia, dicen que Lacan “intentó” basarse en “arriesgadas analogías” pero que “solo parece tener en cuenta las semejanzas más superficiales”, y que hizo “un intento de exposición de los resultados de Gödel, con errores graves”. También encuentran que su lógica “resulta incomprensible” o “no dice nada”, y, en suma, que “toda su obra es un error garrafal”. Muchos acreditados representantes de las ciencias duras desautorizan el empleo de sus recursos teóricos por parte de las ciencias sociales. Pero estos autores fundamentan, explican, se expresan con el ascetismo propio de la crítica científica, y promueven “el conocimiento riguroso para círculos más amplios de pensamiento”.
En el estado de situación en que estamos, no será fácil incorporar ese conocimiento. Nuestra ética del saber Otro, necesita actos, como el paciente japonés que me confió que “el emperador dijo que no era un dios y mi padre debió entregar su sable en Okinawa, para que yo, treinta años después pueda divorciarme y tener otra oportunidad”.
Nosotros también necesitamos otra oportunidad. Porque el saber irrefutable, nos dejó en un cruce de caminos. Pero a diferencia de Edipo, sabemos lo que adeudamos: Lacan nos advirtió que más valía “no quedarse en Babia” (2). Sabemos que precisamos modelos, como los necesita la física atómica, pues nuestro objeto tampoco es sensible. Ese es el problema. Se agrega una dificultad: Los físicos y matemáticos que conozco no comprenden qué es el inconsciente. Y nosotros no comprendemos la necesidad de pensar metodológicamente.
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Lo primero que tenemos que hacer es entender qué es una analogía y cuáles son las condiciones que debe cumplir un modelo. Porque la teoría psicoanalítica está construida básicamente por modelos, analogías e inducciones.
La analogía es más que una figura literaria. Su capacidad de comparación construye argumentos. El razonamiento analógico —que es su mayor aplicación—consiste en ir de lo conocido a lo desconocido, de los efectos manifiestos a las causas.
La analogía posibilitó a Freud usar la inducción para argumentar. Pues permite representar un pensamiento ligado a un objeto por medio de una comparación con lo que se sabe de otro, bajo el supuesto que comparten similitudes. Por ejemplo, el modelo de Rutherford es analógico respecto del sistema planetario y fue una forma válida de representar el átomo, tal como se le concebía entonces.
Como revisión de los antecedentes, tomamos los modelos mitológicos y los “aparatos” freudianos; también a Lacan y las objeciones de los científicos que le critican, para no caer en los errores que nos han señalado:
“A partir de la afirmación que existe la posibilidad de dar estructura lógica a un discurso, Lacan infiere que podrá encontrar dentro de ese discurso un fenómeno similar al de la incompletitud esencial de la aritmética, pero para que esto tenga algún viso de probabilidad deberían darse una serie de condiciones que Lacan ni parece tomar en cuanta.”
Eso dicen. Trataremos de responder, entonces, las 5 objeciones de Martínez y Piñeiro (pág. 122), más la aclaración sobre las semejanzas apuntada en nuestra introducción:
1. Partimos del supuesto que lo inconsciente permite una estructuración lógica.
2. Las formaciones de lo inconsciente son la parte principal, esencial, del fenómeno que necesitamos modelar; pero debemos hacerlo de un modo distinto al de los mitos freudianos, porque aspiramos a lograr reconocimientos más precisos de la singularidad del sujeto.
Inferimos que las formaciones de lo inconsciente tienen una lógica que es posible formularla.
3. Comprendemos que no son válidas las analogías con los sistemas aritméticos y sus propiedades; salvo, superficialmente, subrayando semejanzas, para ilustrar el pensamiento. En ese sentido, solamente, podemos hacer alguna mención de los teoremas de Gödel.
Ahora bien, los científicos que denuncian el mal uso de sus herramientas teóricas, afirman que no hay lógica en un discurso lleno de vacilaciones y equívocos. Pero, precisamente eso es nuestro objeto de estudio. Estamos solos. Como Les Luthiers, debemos construir nuestros propios instrumentos. El psicoanálisis tiene que crear sus propios modelos.
4. Nos reclaman encontrar la propiedad recurrente y generalizada que podemos hallar en la exploración de lo inconsciente. Creemos que es el rasgo unario o S1.
5. Atentos a que el teorema de Gödel tiene la forma lógica de una implicación: Consistencia entonces incompletitud, podemos ensayar la idea que inferimos en la clínica: La forma lógica: (inconsistencia de lo consciente) entonces (hay inconsciente). Descartadas las inconsistencias de origen cognitivo o neurológico, tenemos otro discurso (inconsciente), con su lógica, diferente a la conciencia. Y tenemos puntos de intersección o “palabras puente” y accidentes (“fallas”) que también se producen en una forma determinada.
6. Vale lo dicho en el punto uno: Las mal llamadas “fallas”, que solo se las puede concebir como tales en términos geológicos –analógicamente hablando-, esos “accidentes”, son los que necesitamos explicar formalmente.
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Hasta hoy somos una feligresía. Fundamos diversos templos detrás de distintos profetas. Podemos continuar la prédica apostólica o tomar nuestra herencia de modelos, aparatos, axiomas, premisas o postulados básicos, e intuiciones, y nuestra experiencia, y seguir trabajando en la “nueva ciencia” como la llamó Freud, hace cien años. Apenas estamos empezando. Claro que “si las cosa no nos interesa” podemos seguir en Babia. ¿No? Y hablando como si supiéramos de todo. Podemos decir que es aquello que no es sino metáfora, a saber, en tanto tal. ¿No? ¿A usted qué le parece?
Beno Paz
Analogías Lacanianas
Modelos para un psicoanálisis formal
Inédito para Blog Psicocorreo
Abril / 2020
Referencias:
(1) Gödel para todos. Martínez y Piñeiro. Seix Barral. Bs. As. 2009. Comunicación personal del Dr. Alberto Clemente de la Torre. Universidad Nacional de Mar del Plata. 2002.
(2) La cita completa es: “No voy a empezar aquí con la teoría de los cuanta ni con la onda y el corpúsculo. Más les valdría no estar en babia, aunque la cosa no les interese. Pero si quieren estar al tanto, entérense ustedes mismos, basta abrir unos cuantos libritos de ciencia.” Intervenciones y textos II. La Tercera. J. Lacan. Manantial. Buenos Aires. 1993.