Lacan: Saber y Verdad / Nuevo Video.



Jacques Lacan en el Seminario 12 (“Problemas cruciales…”) nos recordaba que mejor que trabajar con Estructura Neurótica o Psicótica seria que los analistas situemos el padecimiento en función de la relación que el Síntoma tiene con el Saber. Toda posición ontologizante (“Fulano es…”) está no sólo impregnada de ideología psiquiátrica, de Manual, de Dsm-V, sino  ante todo, de anti psicoanálisis. Si hay Sujeto supuesto Saber, hay análisis: independientemente de si el padeciente es cual o tal cosa. Los propios pacientes muchas veces -ante nuestras preguntas por la queja- suelen responder “porque soy histérico”. Y ya sabemos cómo repreguntar alli. Pero es muy loco que no sólo los pacientes sino tambien muchísimos analistas quieran tapar el Saber con un rótulo. En el caso de los pacientes es para huir del deseo neurótico; en el caso de los analistas también, del deseo-de-analista: ese es el horror al acto. Lo mismo exactamente ocurre cuando los analistas se empecinan en excluir al llamado Psicótico no sólo de la transferencia sino de la concepción de sujeto de deseo. Como declaró alguna vez Ricardo Rodríguez Ponte: “Si excluimos a la psicosis o la leemos como déficit, ¿por qué no se la dejamos a los psiquiatras?”-

Pensar en términos psicológicos es lo habitual. Y entonces ¿Por qué un analista no caería fácilmente en eso? Hacer el diagnóstico primero (con un saber a priori de manual, de universidad, etc.) para después posicionarse, es ya psicología o psiquiatría. O, para decirlo mejor: “constructo alumno que aprendió la lección”. Nada tiene que ver con la posición del analista. Donde justamente es un lugar de incertidumbre, vacío y vaciado de sentido: ningún analista (en función de tal) puede "saber" lo que es  ser histérico, o ser hombre, o ser infeliz, o ser asmático, o ser cualquier cosa...

Los analistas deberíamos cuidarnos de hacer ontología del ser y tomar al “diagnóstico” del analizante como ente-de-razón: algo que la persona tiene, y lo tiene para siempre. Si el analista no puede ocupar su lugar (el de residuo, de desecho, de “basura-decidida”; es decir: de @) mejor sería que derive a un psiquiatra o a cualquier otro tipo de alternativa terapéutica: psicología, homeopatía, yoga, etc. Si no podemos leer el Síntoma como un tropiezo (incluso como un saber-hacer-alli-con-un-real), es inevitable entonces que se siga pensando a la Estructura como un Saber per ser.

Cualquier persona con un poco de "correcto análisis" que cambia de terapeuta, inmediatamente advierte de qué se trata la cosa y hasta termina por "enseñarle" al "incorrecto analista" los "usos y costumbres" más básicos de un dispositivo cuando no obviamente abandonando ese espacio por considerarlo pueril.  Es increíble que muchos analizantes le tengan que “enseñar” al analista como posicionarse. En los controles se suele escuchar todo el tiempo este tipo de cosas, sobre todo a colegas que primero diagnostican y después avanzan en el discurrir del “caso”; o colegas que por escuchar una alucinación o un delirio ya piensan en Psicosis. A los cuales habría que responder: “¿Y…? ¿Qué sucedería si es una psicosis?”- Pero -claro- en cientos de Escuelas de Psicoanálisis se sigue reptiendo "¡Cuidado con la Psicosis! ¡Hagan entrevistas previas! ¡Ojo con dar el diván!" Y ecolalias similares... en fin, lo que hemos bautizado a la criolla como "los buzones que nos vendieron y supimos comprar inocentemente".

Hace muchos años venimos repitiendo (y el plurar lejos de ser mayestático incluye a los colegas con los cuales también hace mucho tiempo venimos elaborando en Grupos este tipo de cuestiones) que "la psicopatología" -si existe, y si es "de la vida cotidiana" como enunciaba el viejo Freud- está en el discurso; y que un analista es sólo a partir de la lectura de ese discurso que pude operar en consecuencia: nunca Lacan expresó que había que ir a buscar el Síntoma en los Manuales, en la Medicina o en cualquier otro lado. Si Sigmund Freud se separa de la neurología es porque advirtió que el Síntoma porta un Saber y es el discurso -vía lalengua- del sujeto por donde ese Saber se hace entre-escuchar dependiendo, claro y siempre, de la oreja de cada analista: "lo que queda olvidado detrás de lo que es dicho en lo que se oye" [ l'Etourdit, 1972 ] o sus traducciones posibles, incluso las incorrectas. En ese  mismo texto -absolutamente topológico- el Maestro Francés nos recordaba que la lectura debe apuntar -a modo de interpretación- a lo que va del equivoco a la una-equivocacion: y ese es justamente el salto inexorable que  emerge entre el inconsciente freudiano [ Unbewusste ] y el "nuestro": es decir, el de Jacques Lacan [ L'Une-bevue ].

Marcelo Augusto Pérez
Saber y Verdad en Lacan
¿Síntoma o Estructuras?
Buenos Aires / XI / 2019

Artes Visuales:
Ruben Cukier
[Bs. As., 1964]
www.rubencukier.com


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