Cuando la Imagen suspende el Acto



Cuando está por salir, le pregunto: “Puedo escribir esta sesión para la blog?”- Me responde: “Obvio. Tengo que soñar más.”-

Hace tiempo que anda con ganas de largar su puesto gerencial, de largar esa empresa en donde  cualquiera de su rubro quisiera entrar y en donde solo se accede por contacto directo; largar esa imagen de “hombre perfecto que todo lo puede y todo lo sostiene”; en fin: largar… “Me estoy dando cuenta en este análisis que el secreto es soltar.”- enunció hace un par de años. Largar para poder dedicarse aful a su pasión de siempre: el teatro.

Hace vericuetos, inflexiones de todo tipo, para zafar en su agenda empresaria cuando lo llaman para casting o cuando tiene que filmar o cuando una grabación de televisión le ocupa más de la cuenta… Porque soltar no es fácil.

Este viernes llega, le pregunto cómo le fue en el casting del martes, y me dice que bien pero pasa a otro tema, pongamos: “Este domingo se quedó a dormir Gabriela. La chica que te comenté era compañera del primario y nos volvimos a hablar…” y agrega: “Y tuve un sueño esa misma noche.”-

El sueño, casi textual:

“Estaba viendo una peli que laburaba Dick van Dyke y Doris Day, se llamaba The End, el final. Parece que estaba buscando a alguna mina… Y en un  momento aparece mi vieja, mi vieja o mi hermana, no sé bien, y me dice: no busques más, son todas feas.”



Antes de seguir un par de aclaraciones al lector:
Dick van Dyke y Doris Day nunca trabajaron juntos en una película. Esto el analizante lo sabe. La película The end  es un invento de su sueño. No ha existido en realidad. [Obviamente para el caso es indistinto porque todo en una sesión tiene estructura de invento.] El analizante no sabe que la actriz murió a los 97 años y que el actor aún está vivo.

Pregunto primero algunas cuestiones:

“Encontrás algo en común entre tu vieja y tu hermana?”-
“Mejor seria preguntar si encuentro alguna diferencia. Son iguales.”-
“Ah, por eso no sabes bien quién de las dos es?”-
“Sufrimiento, eso tienen en común.”-
“Y podríamos decir que Gabriela también?”-
“Ufffff, sí. El segundo nombre de mi hermana es Gabriela, además.”-
“Y cómo juega acá el tema de la fealdad con el sufrimiento?”-
“A mi siempre me criticaron que me gusten las feas.”-

Le pido me hable de la película y de los actores.

“Aparece en mi sueño como una pareja medio incoherente: Ellos dos nunca trabajaron juntos. Yo siempre pensé que Dick van Dyke era un loco terrible, pero sin llegar a ser como Jerry Lewis, es decir: tenía una locura pero podía sostener una estructura…”-
“Dick van Dyke o vos?”-  Pregunto.
“Jajaja… y Doris Day… no sé…”-
“Los días dorados…”- Acoto.
“Dorado, el pez… está en Paraná, Paraná me gusta ya sabés... Para-nada… Ahora que decís eso recuerdo cuando una vez mi viejo me llevó a un cine y yo lo disfruté mucho… esos cines que se abría el techo, te acordás?”-
“Sí…”- Se produce un silencio y agrega:
“Últimamente creo que con mis hijos me siento más conectado cuando me cago de risa junto a ellos. Un poco en duda porque me pregunto si no me estaré poniendo al mismo nivel que ellos…”-
“Locura y sostén de la estructura.”-

Nos enfrentamos acá al dilema de siempre. Conectarse al placer, al "me gusta Paraná" por el mismo hecho de obtener sólo (y nada menos que) placer. Jugar como juegan los niños: Para-Nada. Con todo lo que la imagen de “...Un padre que no desea”, de un padre que sólo sostiene, implica para este analizante, sin excluir la estructura económica. Todas ideas que viene charlando en los últimos años en relación a sus hijos y a su ex pareja, la madre de sus hijos, cuya estructura financiera siempre tambalea. Obviamente estamos hablando de un padre que tampoco puede permitirse desear a otras  mujeres. No decimos que no coja con otras, sino que en su dilema Hombre/Padre se juega la prohibición donde “lo otro” siempre es problemático: teatro, mujeres feas... De allí su desplazamiento a Van Dyke que trueca por Jerry Lewis, "el que está demasiado loco". Y de allí también la posición para lo cual el Otro lo convoca (lo goza) de padeciente religiosidad sufriente, donde se le hace cuesta arriba volver a los días dorados y poder pensar(se) un Padre como el que alguna vez lo acompañó al cine de barrio. De hecho, el “No busques más” de su guión podríamos leerlo en función del deseo en sentido lato. “Son todas feas”, es decir: “No hay lugar para otra cosa que el sufrimiento”. De allí también su identificación con las 3 mujeres. Pero también el enunciado que sirve de perfecta excusa para la procrastinación, para seguir no-actuando. Es decir, en definitiva: la disyuntiva entre actuar como con Doris y Dick (poder conciliar el deseo de un dúo que intenta hacer pareja, excluyendo a alguien demasiado loco: Jerry) y bancarse la falta concomitante a cualquier elección: "No busques más."

Lo que sigue es el corolario: The End. Metáfora de la muerte. De la caída del telón final.

Podríamos anticipar un concepto: la pregunta que se viene, la pregunta por el deseo, no deja de poner en escena el conflicto entre el Ideal y el Yo (la imagen para el otro, la mirada desde el otro). Rosario (“Todo religioso vos…”- le comento), Paraná, “Para/nada”, no hacen más que subrayar esta conflictiva entre deseo y [el cumplimiento de un] mandato. No puede ser casual, aunque obviamente es una hipótesis, que el analizante (que sabe mucho de cultura de cine) reprima e invierta que es el actor quien está aún vivo y es la actriz que murió: la que hace 50 años no trabaja de actriz y la que representa en este contexto la pregunta final.

Entonces y finalmente: “Doris Day… Doris Day. Dick van Dyke está vivo pero… Doris no. ¿Podés creer que esta mujer hace 50 años que dejó de actuar, que dejó de dedicarse al Teatro? ¿No sé para qué vive?”-

Y ahí le digo: “Suficiente. Porque vamos a llorar todos!”-
Se caga de risa, se levanta y agrega: “Tengo que soñar más…”-

Marcelo A. Pérez
El Sueño o la Pregunta por el Deseo.
Cuando No Actuar es The End…
IX / 2019
Artes Visuales:
Afiches de época.

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