Psicoanálisis, Letra, Interpretación.
Es innegable que se puede
evaluar si el Discurso del analista está “operando” o no. Si ya opera en el
nivel de la Letra o si camina hacia ella. La letra como litoral y no como
frontera. Y el discurso como semblante, o mejor, aquello que articula lo
desarticulado de las pulsiones y del goce. Lo que es primoroso y laborioso.
Entre otras cosas, la
posibilidad de verificar si un psicoanalista está ocupando esta posición (la
posición de objeto), en la voz neutra por excelencia “dejarse hacer, sin estar
ahí”, nos da las condiciones para decir si el deseo de psicoanalista opera, o
si lo que está operando es un psicoanalista en la posición de Discurso
Histérico (S impedido en la posición de agente), posición sutil, fácil de ser
ocupada por el psicoanalista, y que redunda inevitablemente en acting
out del analizado. Sabemos, por lo tanto, que la resistencia es
siempre del psicoanalista y que el acting out es cuando el
síntoma pasa lejos del verbo.
Esa lectura posicional de los
discursos, una lectura no semántica, tiene allí sus implicaciones. Primero,
permite un cálculo del psicoanalista en sus tácticas en el plural y estrategia
en el singular (un psicoanalista capaz, por ejemplo, de ofrecer
el Discurso del amo al analizado en el primer tiempo de rectificación
de un análisis, pero escucharlo desde la posición de psicoanalista, fuera de la
semántica, aunque valiéndose de la polisemia significante). En segundo lugar,
recoloca o redefine el término “Interpretación” e imponen serias limitaciones
al psicoanalista.
Sustento el “psicoanálisis
como una lógica de decisión”, con Jacques Lacan en su seminario XVI. Un
psicoanalista capaz de leer la letra (que es la marca de lo real), por lo
tanto, aquel que sabe que un discurso no dice del Ser (Ser como posición
imaginaria que abarca pasión, odio e ignorancia).
Me parece que un psicoanalista
(en posición de psicoanalista) está impedido de ocupar la posición de
“descifrador de sentido” en el discurso de su analizado, y es ahí que tal
vez nos distanciamos de lo que es dicho como “interpretación” actualmente y
planteamos una cuestión profundamente ética y clínica. Tal vez esté ahí la
salida de la clínica de conflicto para una clínica formalizada. Un
psicoanalista que en vez de interpretar simplemente, apunta la verdad
apofántica de un engaño.
Por lo tanto la clínica del
engaño! Del engañado en un primer tiempo y del engaño al final de un análisis.
De una posición en relación al propio engaño del analizado con respecto a su
función fálica. Con la instalación de la lógica de predicado y su modalización,
hay la salida de la semántica y se pasa para la abducción, la pragmática, el
uso del decir que sirve. De la lógica de una decisión posible que delante
de este bloqueo finalmente opera. Ahí estaría la LETRA. En el límite del
lenguaje…
Guilherme Facci
"Por una lectura posicional de los discursos”, Fragmento.
San Pablo, Brasil. 18.08.17.
Artes Visuales:
Cândido Portinari
[São Paulo, 1903 / Rio de Janeiro, 1962 ]