Teatro / Doble o Nada.
Podríamos pensar que Testosterona no es más que la excusa (biológica) para justificar la
carrera por el Falo; es decir: para que el Sujeto no se haga cargo del Goce que
lo toma y lo supera. Partamos de la base que el Falo no es el pene. Todos los seres que hablan incorporan el Falo en su cuerpo y eso, justamente, lo transforman en Sujetos del lenguaje.
Testosterona es la hormona producida en
grandes cantidades por los varones, y menos por las mujeres. Da los resultados
de los caracteres sexuales secundarios masculinos y ciertos discursos
biológicos suponen que es la hormona de la agresividad, el poder, la ambición y
el dominio. Ridícula paradoja: como si lo Cultural no estaría previamente en
juego en el Sujeto, como si el significante anclado en el Complejo de Castración
y en la Sexuación, no dominase ante lo biológico. Y este es la carta fuerte que
tira la obra de la mexicana Sabina Berman estrenada hace días en Buenos
Aires con el titulo de Doble o Nada.
"¿Quien tiene –pues- más testosterona?" Y lo escribo entrecomillado
justamente por lo ficticio del problema biológico, ya que de lo que se trata es
de un tema meramente cultural: machismo, feminismo, búsqueda de poder: en definitiva,
ostentación fálica que es independiente del sexo anatómico. De hecho la obra
gira en una vuelta de guión excelente, para recordarnos -con Lacan- que la
histérica está del lado Hombre y el enamorado del lado Mujer.
Estamos frente a un texto circular pero
cambiante cada vez, que nos lleva todo el tiempo a la dialéctica de la antilógica,
a repensar el discurso. Mas allá de lo endócrino, mas allá del papel biológico
sobre el cacho-de-carne, el Sujeto se
define vía el lenguaje que lo precede, que lo espera. Ese lenguaje lo divide y
lo injerta en su Castración. Complejo en que -Hombre y Mujer- pueden quedar
estructurados con pequeñas sutiles diferencias. Sigmund Freud había advertido
que en la Mujer la fantasía es erótica y en el Hombre el fantasma es erótico y
ambicioso. Con Jacques Lacan concluimos que Macho y Hembra son sólo lugares
donde cada sujeto puede ubicarse, meros significantes, como lesbiana o gay o
transexual o médico o padre o hijo. Y de hecho, para el psicoanálisis, no es lo
mismo una Mujer que una Histérica: ésta última queda del lado Macho. De allí
que la autora parece recordarnos esto cuando la protagonista -respondiendo a
una duda del partenaire- enuncia: "Yo no sé si soy lesbiana o que soy.
Pero mi compañera es más bella y tiene 30 años menos que Juliette Binoche. Y
nadie puede resistirse a ella, sea lo que seas."-
Doble
o Nada es una expresión del
juego de dados, sin embargo acá parece que se trata más de una lógica de
ajedrez, ya que nada queda librado al azar en la dinámica de los actos de quien
imaginariamente llevaría los pantalones en la escena. Y, como siempre sucede,
el todo es igual que la nada, por lo tanto la Mujer/Hombre -en su avasallante
carrera hacia el poder- creyendo que no va a renunciar a nada, pierde algo, que
no es poco: su imagen. De allí que una de las escenas más fuertes de la obra es
cuando el Hombre/Mujer le grita: "Puta".
Y este significante aparece seguidamente al enjambre del texto que vuelve a
girar sorpresivamente para colocar a los actores y al espectador en un dilema
ético y frente a una problemática puntual: en lo que respecta al bicho-humano,
todo se construye. El Enemigo es una construcción cultural, y aquí aparece el
crónico juego de amor/odio donde el Hombre/Mujer quizás sirva sólo de referente
para que la Mujer/Hombre pueda verse en su espejo y desencadenar las bajezas
humanas de nuestro in-mundo cultural, escoltado por el brillo fálico que hace el narcisismo nuestro de cada día. De allí que habría que plantearse si
realmente se trata de una lectura sobre la masculinización de la mujer sofocada
por un hombre con poder; o de un hombre que pierde poder ante los influjos del
amor pero que no deja de llevar a cabo la función que se le ha asignado:
encontrar un(a) reemplazante que pueda priorizar la Dirección de una empresa
sobre el gobierno de su vida.
Testosterona es un texto que –en definitiva- expone su
tesis a cielo abierto: no se trata de frotarse la pomadita para que aparezca el
Falo: no se trata de una cuestión anatómica, genital; sino de dinámica
deseante, donde el Significante del Goce –como bien nos recordaba Lacan- es el eje del Complejo
sistema que gobierna –vía lo inconsciente- al parlëtre y que le hace perder todo instinto. Y claro, también toda
ideología: ya que se pone en juego en el texto –enunciado en las escenas iniciales- los
temas que –otrora- llevaron a ambos a creer en formas sociales más justas y en robustos
ideales. He aquí dos personajes que –como Galileo Galilei- tratarán de
afianzarse en un punto para sostener la tierra que se les mueve, caída que hace
tambalear sus respectivos fantasmas; y que frotan ante nuestros ojos la
verdadera droga de poder infinito: el Falo. Constituido en esta simple axiomática:
Cuando se trata de pensar en uno mismo, todo parece permitido, más allá de
cualquier hormona.
[La Obra la había estrenado Osmar Nuñez y
Viviana Saccone hace un par de años. La versión de Quite Quintanilla hace una
puesta redonda donde el tempo es
justo el esperado; y las actuaciones de Miguel Ángel Solá y Paula Cancio cierran –creo-
el mérito del texto.]
Marcelo
A. Pérez
La droga del Falo.
Sobre Doble
o Nada.
Obra Teatral Estrenada en Bs. As.
Dir. : Quite Quintanilla.
Basada en texto Testosterona
De Sabina Berman.
Artes Visuales:
Tomás Müller
[ Rosario, 1955 ]
El Tomi Erótico