Lacan. Seminario I.











A quienes están en posición de seguir a Freud, se les plantea la pregunta acerca de cómo
fueron adoptadas, re-comprendidas, re-pensadas las vías que heredamos. De modo tal
que nuestra única alternativa es reunir nuestros aportes bajo la égida de una crítica, una
crítica de la técnica analítica.

La técnica no vale, no puede valer sino en la medida en que comprendemos dónde está la
cuestión fundamental para el analista que la adopta. Pues bien, señalemos en primer
término, que escuchamos hablar del ego como si fuera un aliado del analista, y no
solamente un aliado, sino como si fuese la única fuente de conocimiento. Suele escribirse
que sólo conocemos el ego. Anna Freud, Fenichel, casi todos los que han escrito sobre
análisis a partir de 1920, repiten: No nos dirigimos sino al yo, no tenemos comunicación
sino con el yo y todo debe pasar por el yo.

Por el contrario, desde otro ángulo, todo el progreso de esta psicología del yo puede
resumirse en los siguientes términos: el yo esta estructurado exactamente como un
síntoma. No es más que un síntoma privilegiado en el interior del sujeto. Es el síntoma
humano por excelencia, la enfermedad mental del hombre.

Seminario I
Clase 1
13 - I - 1954




El analista no debe desconocer lo que llamaré el poder de accesión al ser de la dimensión
de la ignorancia, puesto que debe responder a aquel que, en todo su discurso, lo interroga
en esa dimensión. No tiene que guiar al sujeto hacia un Wissen, un saber, sino hacia las
vías de acceso a ese saber. Debe comprometer al sujeto en una operación dialéctica, no
decirle que se engaña pues, forzosamente, él está en el error, sino mostrarle que habla
mal, es decir que habla sin saber, como un ignorante, pues las que cuentan son las vías
de su error.

El psicoanálisis es una dialéctica, y lo que Montaigne llama - en su libro III, capítulo VIII- un
arte de conferir. El arte de Sócrates en el Menón, consiste en enseñar al esclavo a dar su
verdadero sentido a su propia palabra. Este arte es el mismo en Hegel. En otros términos,
la posición del analista debe ser la de una ignorantia docta, que no quiere decir sabia, sino formal y que puede ser formadora para el sujeto.

Grande es la tentación, porque está en el clima de nuestra época, de esta época de odio,
de transformar la ignorantia docta en lo que he llamado, y no es nuevo, ignorantia docens.

Apenas cree el psicoanalista saber algo, de psicología por ejemplo, comienza ya su
perdición, por la sencilla razón de que en psicología nadie sabe gran cosa, salvo que la
psicología misma es un error de perspectiva sobre el ser humano.

Seminario I
Clase 22
7 - VII -1954

Jacques Lacan
[ Paris, 1901 / 1981 ]


ARTE:
Pat Perry
[ Michigan, EE.UU. ]


Entradas populares