Lacan / El Mal-Entendido.
No
quise abandonarlos sin retomar una vez más. No se trata solamente de que
supusiera que al menos merecían una despedida por haberse hecho presentes este
año, por asistir a este seminario en el que no me anduve con miramientos. Hay
incluso otra razón para esta despedida: es que me voy, nomás, a Venezuela.
Esos
latinoamericanos, como se dice, que nunca me han visto, a diferencia de quienes
están aquí, ni escuchado a viva voz, pues bien, eso no les impide ser lacanos.
Parece que allá eso más bien los ayuda. Fui transmitido por escrito, y se ve
que eché raíces. En todo caso, es lo que ellos creen. Ciertamente, es el
porvenir. Y es por eso que ir allá me interesa. Me interesa ver qué sucede
cuando mi persona no hace de pantalla a lo que enseño. Puede que mi matema allá
triunfe. Nadie dice que, si me gusta, no me quede en Venezuela. Verán ustedes
por qué quería despedirme. No tienen idea del número de personas al que
fastidia que me asome por allá, y que haya convocado a mis lacanoamericanos.
Fastidia a quienes se han ocupado tan bien de representarme que basta con que
me haga presente para que pierdan los estribos. Voy allá entonces a instruirme,
pero evidentemente voy a volver.
Voy a
volver porque mi práctica está aquí – y este seminario, que no es de mi
práctica, pero que la complementa. Este seminario, lo sostengo menos de lo que
me sostiene. ¿Me sostiene por costumbre? Probablemente no, ya que es por el
malentendido. Y no está próximo a concluir, justamente porque no me acostumbro
a este malentendido. Soy un traumatizado del malentendido. Como no me habitúo,
me fastidia disolverlo. Y por lo mismo, lo alimento. Es lo que se llama el
seminario perpetuo.
No
digo que el verbo sea creador. Digo algo muy distinto, porque mi práctica lo
conlleva: digo que el verbo es inconsciente – o sea, malentendido. Si creen que
todo puede revelarse, pues bien, se engañan: todo no puede. Eso quiere decir
que hay una parte que nunca se revelará. Es justamente de eso de lo que se
jacta la religión. Y es lo que otorga su baluarte a la Revelación, con la que
cuenta para explotarlo [l’exploiter]. En cuanto al psicoanálisis, su hazaña
[exploit] es explotar [exploiter] el malentendido. Con una revelación al final,
que es de fantasma. Es lo que Freud les pasó [refilé]. Qué filón [filon], hay
que decir. ¿Qué son todos ustedes sino malentendidos? Otto Rank se le aproximó
hablando del traumatismo del nacimiento. Traumatismo, no hay otro: el hombre
nace malentendido.
Puesto
que se me interroga sobre lo que se llama el estatuto del cuerpo, a eso voy,
para destacar que solo se lo pesca por ahí. El cuerpo no hace aparición en lo
real sino como malentendido. Seamos en esto radicales: su cuerpo es el fruto de
un linaje del cual una buena parte de sus desgracias se debe a que éste ya
nadaba en el malentendido tanto como le era posible. Nadaba por la sencilla
razón de que hablabaser lo mejor que podía. 3 Es lo que les transmitió
“dándoles la vida”, como suele decirse. Es lo que heredan. Y es lo que explica
su malestar en la piel, cuando se da el caso. El malentendido ya está desde
antes, en la medida en que forman parte de ese bello legado desde antes, o más
bien forman parte del parloteo de sus ascendientes. No es necesario que ustedes
mismos parloteen. Lo que los sostiene a título del inconsciente, o sea del
malentendido, echa allí sus raíces desde antes.
No hay
otro traumatismo del nacimiento que nacer como deseado. Deseado, o no – es lo
mismo, puesto que es por el parlêtre. El parlêtre en cuestión en general se
reparte en dos hablantes. Dos hablantes que no hablan la misma lengua. Dos que
no se oyen [entendent] hablar. Dos que simplemente no se entienden [entendent].
Dos que se conjuran para la reproducción, pero de un malentendido consumado,
que su cuerpo vehiculizará con dicha reproducción. Admito que el lenguaje pueda
servir para una comunicación sensata. No digo que sea el caso de este
seminario, por la sencilla razón de que la comunicación sensata es el diálogo,
y que por el lado del diálogo no se me consiente. Añado que no tomo la
comunicación científica como un diálogo, dado que no es sensata, lo cual le es
ventajoso. El diálogo es infrecuente. Para lo que es la producción de un nuevo
cuerpo de hablante, es tan infrecuente que de hecho está ausente. No lo está en
principio, pero el principio sólo se inscribe en el simbolismo. Es el caso del
principio llamado de la familia, por ejemplo. Sin duda, eso ha sido observado
desde siempre. Lo suficiente como para que el inconsciente haya sido
considerado el saber de Dios. Lo que, sin embargo, distingue al saber llamado
inconsciente del saber de Dios, es que éste suponía el de nuestro bien. Eso es
lo que no es sostenible. De allí la pregunta que planteé: ¿cree Dios en Dios?
Como de costumbre cuando planteo una pregunta, es una pregunta-respuesta.
Aquí
tienen. Se me observó que el seminario de este año no fue titulado. Es cierto.
Rápidamente verán por qué. El título es: ¡Disolución! Evidentemente, no podía
decírselos en noviembre, porque mi efecto se habría perdido. Puede decirse que
es un significante que se les enganchó. He logrado tan bien hacerlos interesar
en él, que ahora está por todas partes. Alguien me reprende porque para su
gusto no lo hago lo suficiente. Tiene de ello la oportunidad porque no viene a
verme. Es al revés: tiene la bondad de recibirme en su casa cuando no estoy en
otro lado. Así que, como es lógico, lo escucho. Desea un ritmo más constante, y
estoy muy de acuerdo. Es lo que procuraré, luego del verano. La Causa freudiana
está empezando a existir sola, por el hecho de que se apela a ella [s’en
réclame], lo que quiere decir que ya se le da un valor [s’en fait déjà une
réclame]. ¿Con qué basta ahora? Con un correo, un pequeño boletín, que haga
lazo. Éric Laurent se dedicará a que eso exista, y a que los nuevos carteles,
que abundan, se den a conocer.
Jacques
Lacan
[
Paris, 1901 / 1981 ]
El
malentendido. 10 –
VI – 1980
Última
clase de Lacan antes del encuentro en Caracas.
Traducción:
Lorena Buchner.
ARTES PLÁSTICAS:
Boris Dragojević
[ Montenegro, 1956 ]
Pieter Brueghel
[ Bruegel, 1525 - Bruselas, 1569 ]
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