Psicoanálisis: Pulsión y Honorarios. Dos correos de Psicolectores.
Estimado Dr. M. Pérez. Le escribo por segunda
vez en cinco años. Espero no incomodarlo con esta pregunta, pero me gustaría
saber su opinión con respecto a un tema un poco trillado pero no menos cierto
empíricamente. Y es este: ¿por qué el psicoanálisis es siempre tan caro –al
menos para la población de Buenos Aires-? Gracias, mis respetos. Julia G.
Hola Julia. Bueno, estamos aquí frente a
una cuestión de significación, como pasa siempre. ¿Qué quiere decir
"caro"? Doscientos pesos por semana para un sujeto que gana seis mil
por mes, puede ser muy caro, para otro que gana ochenta mil, no lo es. Un
cirujano plástico –y no de los más reconocidos- cobra estadística y
aproximadamente 50mil pesos por operación que dura una hora (el anestesista se
lleva menos del diez por ciento, un veinte la clínica, y otro diez por ciento
de material de prótesis) por lo tanto un cirujano plástico (y pongo ese ejemplo
porque tiene que ver exclusivamente con la imagen) gana por hora mínimo 40mil
pesos. En estos días se encuentra en Buenos Aires, el director galés Peter
Greenaway. La Universidad de San Martin -según me he enterado- le ha pagado
150mil dólares para que venga a dar una charla. Y ni hablemos de los
economistas de Harvard que pululan con sus charlas por el mundo cobrando ciento
de miles, o de los gurú de la autoayuda. Es decir, "caro" depende en
qué contexto. No se puede comparar, por ejemplo, con el sueldo de un residente
de cirugía de quinto año, que entra a las seis de la mañana al hospital y sale
a veces a las ocho de la noche; y apenas si llega a fin de mes. Ahora –en el
mismo hospital- puede ser que el jefe de cirugía tenga un sueldo “alto”
comparado con éste último ejemplo pero “bajo” comparado con una actriz de
Hollywood.
Los sueldos no los ponemos los sujetos,
sino el mercado. Igual que las obras de arte. Igual que todo, por otro lado. Un
analista en Buenos Aires no puede cobrar lo que se le antoje porque no tendría
más que dos o tres pacientes. Depende obviamente de algunas variables, pero a
nadie se le ocurriría decir que un abogado es un chorro porque cobra tres mil
dólares una sucesión básica que le puede llevar, en dos años, unas pocas horas
de dedicación. Son valores que se estipulan. Un Picasso es ¿caro? Bueno, si lo
comparamos con un Van Gogh, no, si lo comparamos con el sueldo de un obrero
haitiano es un disparate. El mercado es el que pone precio, después está en el
deseo de cada sujeto si ese precio lo vale para él. Un médico muy reconocido
puede cobrar cien dólares en su consultorio, y a la vez atender gratuitamente
en un hospital.
En psicoanálisis también manejamos el caso
por caso. Si bien tenemos un piso, no es tan rígido. Hay que pensar que el
neurótico quiere todo: quiere analizarse con Ese o Aquel, quiere analizarse en
un consultorio, quiere analizarse cerca de su casa, quiere honorarios bajos,
etc. Todo se paga en la vida. En los hospitales hay analistas, pero el sujeto
no quiere ir por ellos a veces porque no hay transferencia, otras porque no
quiere pagar con los turnos largos, etc. Y de cierto modo es lógico con la
producción del discurso analítico, porque quien se analiza también sabe que el
deseo no tiene nada que ver con una institución y muchas veces -no digo que sea
siempre- los analistas de hospitales deben responder a determinadas demandas
que no tienen mucho que ver con el goce protocolar del sujeto. No sé si
respondo con demasiada exactitud pero es un tema complejo, incluso la variable “dinero”
ha sido ecuacionada por Freud con el significante fálico; así que cobra todavía
mayor complejidad en relación al goce del sujeto. El neurótico no quiere perder
nada. Cordiales saludos, map.
Hola, Marcelo, me llamo Raúl, llevo unos
cuantos años estudiando y formándome en el psicoanálisis y hay un problema con
el que
a menudo me enfrento y al cual he tratado de dar respuesta.
Aunque no me conozcas, te considero un maestro, indirecto quizá,
pues tu blog y tus videos me han sido de gran esclarecimiento,
en especial cuando incursionaba en la lectura de Lacan y no entendía
nada. A menudo dices que la pregunta del psicoanálisis no es tanto por qué la gente se separa sino por qué se junta, siguiendo eso, me he planteado:
acaso la pregunta del psicoanálisis no sea tanto por qué la gente se quita la vida, sino por qué -a pesar de poder aborrecer el mundo, poder argumentar el sin-sentido de la existencia, etc.- la gente se mantiene existiendo.
a menudo me enfrento y al cual he tratado de dar respuesta.
Aunque no me conozcas, te considero un maestro, indirecto quizá,
pues tu blog y tus videos me han sido de gran esclarecimiento,
en especial cuando incursionaba en la lectura de Lacan y no entendía
nada. A menudo dices que la pregunta del psicoanálisis no es tanto por qué la gente se separa sino por qué se junta, siguiendo eso, me he planteado:
acaso la pregunta del psicoanálisis no sea tanto por qué la gente se quita la vida, sino por qué -a pesar de poder aborrecer el mundo, poder argumentar el sin-sentido de la existencia, etc.- la gente se mantiene existiendo.
Y esa es mi pregunta, si dices que no hay
instintos, que sólo hay pulsión y es
de muerte, ¿qué nos mantiene con vida? En un momento respondí que el deseo, en tanto opuesto al goce, y en tanto es deseo de deseo... mientras que el suicidio sería justamente anulación de ese metonímico movimiento. Pero ya no me siento del todo satisfecho con esta dicotomía goce - deseo. Por el hecho de que hay gente que puede vivir en estado de goce, cumpliendo imperativos superyoicos incluso. Y me he llegado a preguntar si el "¡Vive!" puede llegar a ser uno de esos imperativos... Y luego pienso en que Freud postula la pulsión de muerte para dar respuesta a la compulsión de repetición, y me surge la duda ¿no es acaso la existencia humana dependiente en cierto grado de la repetición? Por ello he tenido el atrevimiento de pensar que la pulsión de muerte puede cumplir también una función vital (no natural).
de muerte, ¿qué nos mantiene con vida? En un momento respondí que el deseo, en tanto opuesto al goce, y en tanto es deseo de deseo... mientras que el suicidio sería justamente anulación de ese metonímico movimiento. Pero ya no me siento del todo satisfecho con esta dicotomía goce - deseo. Por el hecho de que hay gente que puede vivir en estado de goce, cumpliendo imperativos superyoicos incluso. Y me he llegado a preguntar si el "¡Vive!" puede llegar a ser uno de esos imperativos... Y luego pienso en que Freud postula la pulsión de muerte para dar respuesta a la compulsión de repetición, y me surge la duda ¿no es acaso la existencia humana dependiente en cierto grado de la repetición? Por ello he tenido el atrevimiento de pensar que la pulsión de muerte puede cumplir también una función vital (no natural).
Y es algo parecido a cuando Freud dice, en sus términos, que el organismo busca morir a su manera, que la vida es sólo un rodeo en torno a un mismo núcleo, el regreso al punto anterior, lo inanimado. Es decir que en ese sentido,
la pulsión de muerte también es de vida; vitaliza... ¿Cómo ves? Quisiera que me pudieras orientar más en este punto, no sé si ya
estoy delirando jaja. No me extiendo más, ojalá puedas responderme, sería de gran ayuda para un proyecto que estoy armando para un doctorado. ¡Saludos y gracias de antemano!
Hola Raúl, como estas?! Desde donde me
escribís? Donde estas preparando el doctorado? Cual sería tu tesis?
Te cuento primero que hay muy pocos
analistas (a pesar de que incluso Lacan lo ha dicho claramente) que creemos
solo en una pulsión, la de muerte. Incluso colegas a los cuales respeto mucho y
/o he controlado con, hablan de las dos pulsiones. Creo, como bien decís, que
si Freud se ve llevado a conceptualizar la de Muerte es por algo. Hablar de
dualismo pulsional no es, de hecho, el problema, sino qué hacemos en la clínica
con este único golpe que azota al sujeto. Como sabemos -Lacan lo especifica en
el seminario 7- el goce es la satisfacción de la Pulsión.
Particularmente, junto a otra decena de
analistas en bs as, creo que solo se puede hablar de pulsión de muerte por el
solo hecho que se opone al instinto. He posteado hace mucho en mi blog un
escrito muy extenso sobre este que creo se llama pulsión de muerte. Ahora: esto
no implica (aunque aparezca como una paradoja, una de las tantas del
psicoanálisis) que la pulsión (de muerte) engendre la vida. Obviamente es así:
mata la Cosa. Mata el cacho de carne. No es sin el lenguaje, sin la lalengua, pero el ingreso de la
Significación Fálica agujereando el soma es producto de dicha pulsión. Y
también, de la metáfora paterna. Y también del deseo de la madre que, claro, no
es mas que el falo. Y que, por supuesto, no tiene nada de natural.
El goce, en este sentido, tampoco es
"bueno" ni "malo". Lo he posteado hace poco respondiendo a
estas cuestiones. Es una cuestión de significación, ergo: de cómo pega su
hachazo al sujeto. No podemos generalizar y decir, hay un goce imprudente que
hace daño, cuando uno fuma. En todo caso, hay goce. Sí, la pulsión oral se
satisface. Pero si el sujeto no besa, come. Si no come, toma. Si no toma, fuma.
Si no fuma, no para de hablar... Por eso, como dije una vez, los boliches saben
que el consumo oral esta a la orden del día: la pulsión se satisface de todos
modos y los empresarios ganan dinero mientras.
Lo "bueno" y lo "malo"
esta en el discurso del analizante, como toda psicopatología, por otro lado. No
está en los manuales, por ende, tampoco está en la palabra de un médico. Cierto
que nos manejamos con tres estructuras, pero particularmente no creo en
estructuras, creo en síntomas. No voy a rotular a un sujeto como perverso
porque le guste lamer botas o porque se meta un consolador en el culo. La
perversión tiene que ver con la construcción de un discurso en función de
endosar la angustia al otro y de hacerse artífice de una verdad consolidada
unilateralmente rompiendo el lazo, anulando al otro en su subjetividad. Lo demás
son juegos neuróticos de cama que cierta literatura, y no sólo científica, se
ha ocupado de clasificar.
Por lo tanto hay rasgos perversos muy
precisos en los mejores neuróticos. Y me circunscribo a un solo ejemplo del
dispositivo para no generalizar diagnóstico: Un sujeto que deja una deuda a su
analista y nunca más llama para pagarla, ejecuta un acto de perversión. No es
casualidad que estos sujetos se infatúen hablando de la justicia social y la
distribución de la riqueza. No: porque en realidad no son perversos; pero -como
decimos en criollo- ven la paja en el ojo
ajeno y no la viga en el propio. Por eso la perversión cursa como acto y no
como estructura: el sujeto es un neurótico que de paso demanda amor pero no
puede sostener tampoco al Amo que lo representa.
Bueno, para ir cerrando y circulando tu
pregunta "¿qué nos mantiene con vida?"- si bien es el goce (el deseo
y el goce se juntan en la clínica, y el deseo también es incestuoso, es decir,
de muerte), es lo pulsional, satisfaciéndose en su recorrido de la lalengua, que hace posible erigir
el cuerpo. Lo que pasa que como neuróticos no aceptamos que vivir significa
morir. Que desde que nacemos ya somos potencialmente viejos. Que "vamos viviendo la muerte y muriendo la
vida". Cordiales saludos, map.
ARTE:
Hugues Gillet
[ Francia, 1968 ]