Discapacidad (del Analista).
Hola Marcelo, en primera instancia quiero
felicitarte. He participado de algunas jornadas de Psicoanálisis y
estoy muy interesada en tu transmisión.
Mi consulta es acerca de la Debilidad Mental, estoy haciendo una investigación
para la realización de una tesis y quisiera saber que recomendas leer.
Me causo un gran agrado saber que esto esta aconteciendo fruto de un largo
trabajo que venís y vienen realizando.
Te esperamos en Paraná, Saludos.
Hola Analia. Gracias por tus palabras. Ojalá
pronto podamos vernos por allá! Quisiera aprovechar tu correo –a pesar de qué
sé que sólo me estás pidiendo bibliografía sobre el tema- para aclarar
públicamente que la cuestión de la debilidad mental o retraso o discapacidad,
para el psicoanálisis es conflictivo porque muchísimos psicoanalistas trabajan
sobre este rótulo. Si bien se entiende cuando decimos -por ejemplo-
"psicoanálisis con niños" o "adolescencia", sin embargo
tendríamos que pensar, si uno quiere operar como analista, que hay un sólo
analizante, y se llama Sujeto. Justamente en uno de los grupos de estudio de
este último sábado, una colega se preocupó por estos rótulos porque ella quiere
especializarse en adolescencia y niñez. Okey: el tema es que como analistas
todos los sujetos en diván los escuchamos como niños. Con sus demandas, sus
histerias y obsesiones... Y sus pulsiones parciales. No soy tan necio, y se a
qué se refiere un colega cuando rotula: sí, cierto: hay un dispositivo
diferente en cada caso, pero la operación analítica es la misma, y es la misma
la inscripción de la significación fálica que tiene que hacer el analista.
Quiero también aclarar lo siguiente: Tenemos
que pensar que el analista se defiende con los rótulos, con el significante.
Esto es así, acá y en la Quiaca, y si hay analistas que no lo entienden les
recomendarían cambien de Control. Por eso en el control se analiza el real del
analista más allá del Caso. Me explico un poco más con un ejemplo de lo que
ocurrió este sábado con esta colega. Yo le pregunté de que le servía saber
determinadas cuestiones sobre la teoría del psicoanálisis de niños, y ella
enseguida respondió "Para cuidar al niño"- Bien: Primero) ella se quiere
cuidar ella. Como todos, por otro lado. Y no está mal que así sea porque los
analistas también somos neuróticos. El tema es que proyecte, que ponga en el
otro, su neurosis. Segundo) por suerte, como le dije a la colega, es ella quien
quiere cuidarse de ella, porque si realmente quisiese, como enuncia, cuidar al
niño, debería abandonar la idea de ser psicoanalista. No tenemos que ir al otro
extremo, con la misma manía defensiva, de pensar que entonces todo está permitido,
o se puede decir cualquier cosa o que no haya que dar algún consejo o alguna
acción incluso conductual o que porque atendemos niños no entrevistamos a
padres, etc. No. Pero da la casualidad que en los controles, se escucha que ese
"cuidar" termina queriendo ser "devorar". Lacan lo dijo
muchas veces: "cuídense de
comprender" / "cuídense de curar". La misma Ley que un
analista, en posición de objeto, intenta colocar para reprimir y permitir
olvidar (sí, leíste bien), se pone en un niño, en una adolescente o en un
adulto. La brújula del tratamiento es el goce, la angustia, del analizante, y
-de parte del analista- la atención flotante libre de prejuicios. Aún aunque,
trabajando con niños, se manejen cierta batería de test.
Por otro lado, anclarnos (necesitar de) en
el significante "discapacidad" o "niño" es pensar que hay
Analista de niños o de retrasados mentales. El Analista, y esto Lacan lo ha
dicho bastante, es Analista "a
secas". Hasta se ha llegado a pelear con los postfreudianos por este
mote de "didactas". El analista tiene que escuchar al Sujeto,
independientemente del rótulo que -en definitiva- lo da el Otro: la madre, la
escuela, el psiquiatra, el manual. Ningún analista lacaniano que efectivamente
lo sea, podría pensar que sólo se circunscribe su acción en un
"rubro" en particular. Lo mismo que cuando algunos, yo me incluyo en
ese reducido grupo, decimos que no creemos en las Estructuras, sino en el
Síntoma. No estamos diciendo que no hay psicosis o perversión o neurosis: de
hecho desde el momento que niego, afirmo una existencia (sería como decir que
no creo en Dios, o en obvnis): no creo quiere decir que no me manejo con esos
paradigmas. No me preocupa si existe o no. Puesto que, por otro lado, es
fantasma y toda teoría es defensa contra el real. Escucho el dolor del sujeto
independientemente del cuadro clínico. Las estructuras, como digo siempre, nos
sirven a los analistas para hablar entre nosotros. Si hay algún analista que
cree que le sirve para proteger o cuidar al paciente, insisto: debería cambiar
de Control. Y debería también pensar que todo lo que hacemos lo hacemos por
uno.
Estas cuestiones, por eso me extendí en
ellas en este correo, están absolutamente arraigadas en la neurosis del
analista. Pero también en la de cualquier hijo de vecino, porque lo que se
busca siempre es un Otro sin barrar, sin falta, completo. De allí que se caiga
en el error de pensar que un Manual o un diagnóstico tiene la posta. Angustia
mucho no saber.
[Me contaba una amiga que hace poco
hablando con un abogado amigo, que también es profesor universitario, ella le
decía de un caso que tenía en el hospital vía juzgado, que el Juez consideró
que el menor no había sido abusado, y ella le decía a este amigo suyo, que
después de la sentencia le discutió al Juez. El amigo, con su backup de abogado
pero con su fantasma de neurótico (que hace la igualdad Juez = Dios) se
sorprendía y le decía "como le vas a
discutir al Juez"- ¿Se entiende la loca neurosis de un Otro sin falla?
Este profesional -que forma colegas en una universidad- desconoce una premisa
básica: si existe el Juez es justamente porque la Justicia es imperfecta,
porque el Otro no lo sabe todo. Es decir que, lejos de lo que él supone, es
exactamente al revés: un dictamen de un Juez es eso: un informe de una persona
falible. Un diagnóstico. Y todo diagnóstico (médico o de un juez) es siempre
una hipótesis. De allí a creer en paraísos de colores hay obviamente un solo
paso.]
Haciendo esta salvedad, y nobleza obliga, te
recomiendo de entrada un texto editado por Nueva Visión, de Annie Cordie, que
se llama Los retrasados mentales no existen. (Puede llegar a ver una
versión traducida como "Los
discapacitados mentales no existen".)
Autores psicoanalíticos más concentrados
en el tema son Alfredo Jerusalinksy y Beatriz Janin.
En autismo, con enfoque lacaniano,
recomiendo el libro de Héctor Yankelevich, que no es de fácil lectura, llamado
"Ensayo sobre autismo y psicosis”. Cordiales Saludos y nuevamente Gracias
por la invitación! MAP
ARTES PLÁSTICAS:
Alfredo Romero
[ Barcelona, 1974 ]