Surrealismo Argentino.
Ha llegado y
ya se fue. Se trata del títere número 44 (George Washington fue el primero)
correspondiente al Imperio Capitalista que gobierna a Occidente desde 1789. Un
títere que dejará su escenario en seis meses, y que fue recibido por otro
títere recientemente elegido por votación popular en la República Argentina. Los
presidentes llegan elegidos por el pueblo, cierto. Pero eso no desmiente la
triste metáfora circense: los griegos hablaban –y ellos de esto supieron
bastante- de Pan y Circo. Es decir,
trasladando las coordenadas necesarias al hoy: Mac Donald´s y Shopping.
Que Mister Obama and his Family hayan arribado
para confirmar convenios ya firmados y/o afianzar futuros lazos que el Imperio
necesita para la Alianza, no es un dato menor; pero lo llamativo –lo realmente
metafórico y a la vez sugerente- es el entorno con que llegó. Meses antes, el
presidente de Francia (de Francia, no de Andorra) había arribado por estos
puertos, pasando casi desapercibido y con una humilde custodia. ¿Qué ha ocurrido en el caso del presidente
que gobierna a Occidente? Creo que la respuesta se contesta en el mismo
interrogante: se trata de la OTAN; se trata de todo Occidente, no tan sólo de
un país. Más allá de la parafernalia que “América” nos tiene acostumbrado (con
sus premios Oscar, sus muertos por la Paz, sus navidades blancas y sus
hamburguesas gélidas y adulteradas), el dato metafórico interesante se cierra –como
todo algoritmo y todo vínculo- con quien es receptor -digámoslo así- de este
circuito: quien recibe a Mister America.
Un Sistema –porque no se trata sólo de un presidente- que propone hacer caso puntual,
sumiso, disciplinado y acatado, de todo el monopolio de la Seguridad y el
Protocolo. Porque, como se sospecha, Argentina parece no tener tales variables
consideradas de acuerdo a las Normas del imperialismo consecuente. Es una especie -tecnológicamente más refinada y vanguardista- de surrealismo pop. Ergo: la
zona aérea será exclusiva durante los veinte minutos previos y posteriores al
aterrizaje y despegue de una aeronave que de por sí no puede ser detectada por
radares. Ergo: los celulares dejarán de emitir señales; ergo: habrá una zona
excluyente de tráfico terrestre, perímetro que abarcará las cuadras que sean
necesarias: diez, cincuenta, cien: no importa cuántas; sino que vayan pasando…
Ergo: habrá cincuenta, setenta motociclistas policías de escoltas, más quince,
veinte camionetas blancas de seguridad negra; más cascos especiales en
esquinas, más comandos de alto rendimiento en las terrazas, más y más y más…
Porque nunca es demasiado para tanto dinero, para tanto poder a custodiar.
Bien, ¿y cuál
es la metáfora entonces? Justamente esa:
así nos ven. Así nos utilizan. Así nos tratan. Que Mister Obama se haya sacado su anillo al saludar a estudiantes
universitarios en la Usina del Arte (por otro lado, seguramente todos de la UCA,
como debe ser); no es menos misterioso ni funesto a cómo reaccionaron algunos
compatriotas en las Redes, ratificando que hizo bien Mister President, porque en Argentina son todos chorros o rateros.
Así somos; así estamos; así permitimos que nos usen. Me llega –inevitablemente-
la frase de Arturo Jauretche: “Cuando la
clase media está mal, vota bien; cuando está bien, vota mal”- No se trata sólo de un problema social; se
trata de un tema de identificación inconsciente: aquel que el mismo Jauretche
ha llegado a decir que es “el medio pelo”: el que quiere ser como el rico; el
que cree que votando a los ricos capitalistas –que siempre fueron sus verdugos-
accederá –por una suerte de Síndrome de Estocolmo- a sus benéfica y hacendada
vida. Se trata, insisto, de un mecanismo inconsciente de renegación de la
Castración: no asumiendo mi falta, me endoso –me entrego, me regalo, me cedo- a
quien me pegará para que me crea que soy amado: Freud lo sabía, por eso
escribió “Pegan a un Niño”, cuya tesis reza –según mi lectura-: Un sujeto se sujeta al Padre a condición de
ser Pegado para ser amado. Es decir: un sujeto -un Niño- ES, siendo Pegado.
Ha llegado y
se fue. ¿Qué importa acaso? ¿Qué importa si se suspenden los trenes, si los
aviones se demoran, si los días se transforman en feriados o si un perro ocupa
el sillón de Rivadavia? Lo que importa, ya se sabe, es que “pertenecer tiene
sus privilegios”, y eso hay que pagarlo. No es lo mismo ser un Sudaca que estar
Alienado a la Primera Potencia. Aunque comamos carne podrida: lo importante es
que no nos falte Netflix. Lo demás: culpa de la pesada Herencia.
Addenda. Hoy he visto
Zootopia.
Walt Disney, con su vuelco a un discurso menos capitalista y más flexible, nos
da sorpresa. No me gustan sus dibujos, pero el discurso no deja de
sorprenderme. Es una empresa “Made of
America”. Cierto. Pero a partir de la mitad del celuloide, nos encontramos
con un discurso cuyas variables pueden enunciarse así: libertad de pensamiento –a
pesar del vestuario de cada uno-, alianza con el diferente, y –dato muy
importante- llamada de atención a la ciencia. No todo está corrompido en la
Zona Norte. No es justo enumerar pero valga recordar algunos nombres: Tenesse
Williams, Arthur Miller, Walt Whitman, Robert Frost, Hitchcock, Thoreau, Poe,
Emerson, Hawthorne, Henry Miller… Ufff… Tantos. Pero,
claro, como sabemos; poesía mata esclavitud. Esas cadenas que los ciudadanos –no
tan sólo los políticos- insisten en enlazar con sus manos en las urnas; transformadas
en garras para su propio ser.
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MAP
Surrealismo Pop.
-Digámoslo así...-
IV / 2016
ARTE:
Todd Schorr
[ Nueva York, 1954 ]