El síntoma autoerótico... Adicciones y Falo.
Estimado Marcelo: Sigo tu
blog desde hace años. Llegó el momento de querer escribirte. Te felicito (...)
y te cito en el posteo sobre la obra teatral El Padre:
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La
caída de Un Padre en lo imaginario no desvincula a quienes quedan de padecer lo
simbólico a partir de un real que permanece: ninguno de esos seres podrá
prescindir de El Padre. La neurosis –el síntoma histérico u obsesivo con su
vertiente fóbica- es la prueba de que nadie puede liberarse de esa Figura;
simplemente porque nadie puede liberarse del Lenguaje. Cuando, lógicamente, ese
Lenguaje ha sido agujereado por la metáfora paterna, siempre fallida. El Padre,
en psicoanálisis, es la función que permite –más allá del Ideal fantasmático de
cada neurótico- no tan sólo encontrarse con la falta, sino –y consecuentemente-
posibilitar la emergencia del deseo. Es decir, entonces, que posibilita que el
muro del Lenguaje sea agujereado para que cada sujeto acceda al trazo que lo
representa.
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En función de tus palabras –y
de todo lo que he leído en tu blog sobre esto- sigo entendiendo que el síntoma
esconde la caída del Padre, ¿verdad? ¿Una fobia, una histeria, una obsesión;
esconde la falla de la metáfora paterna? Porque en la facultad nos enseñan que
solo esta fallida en la psicosis. Ya leí en tu blog lo contrario, pero la
pregunta apunta más a lo siguiente: ¿no es el síntoma la suplencia de esa falla
por lo cual, entonces, no habría tal? Por otro lado: he leído en algún escrito
tuyo que el problema de la adicción no es la adicción; ¿podrías aclararme un
poco el tema?
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Me despido no sin antes,
sabiendo que te gusta el Teatro, recordarte que se estrena una obra con
canciones de Kurt Weill, cuya protagonista Elena Roger intuyo que las hará muy
bellas, es una mujer comprometida con la causa ambientalista a la que yo
subscribo, je. Mis mas sinceros afectos, gracias por todo! Paula G. / Bs. As.
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Hola Paula. Comienzo por el
final de tu correo: justo hace un mes estaba hablando con una amiga sobre Elena
Roger. A ella le gusta mucho. A mi no. ¿Viste que esto es cuestión de gustos?
Particularmente, no me gusta su timbre: en sus agudos me hace doler el oído.
(Todo fantasma de cada uno, obvio.) Te sugiero escuches a Karina-K, de hecho
tienen una canción que ambas cantan (por separado) y podes comparar incluso la
interpretación; se trata del tema del musical Evita, Si yo fuera como ella. Me parece que son el “dia y la noche” cómo se
puede hacer. Me parece, con todo respeto, que la Señora Roger ha sido bastante
inflada por la prensa y por sus ciegos seguidores. Vaya a saber por qué la Señora Karina-K no tuvo la misma suerte siendo tan talentosa. De todos modos, insisto: es
cuestión de opiniones y gustos.
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Hablando de “inflar”: el
síntoma es lo que infla (por eso el YO, inflado e inflamado, está estructurado
como un síntoma y lejos de seguir engordándolo, hay que atravesarlo). Inflar
quiere decir acá “llenarse de aire, de cáscara, de una substancia como el “goce”
que “no sirve para nada” pero “sin él sería vano el Universo”. La metáfora paterna está fallida porque el
Lenguaje está agujereado. Un lenguaje sin agujerear sería el de los robots; que
–como dije hace poquito en un posteo- “no ríe, no falla, no sueña”. El síntoma
suple esa falla, cierto: pero eso no implica que la falla no exista. (Y no voy
a volver a hablar de las ortodoxias inverosímiles y clínicamente iatrogénicas
que enseñan en algunas Universidades.) El Padre siempre está caído y siempre reaparece en el Síntoma. Un ataque de pánico, una simple fobia, una parálisis histérica, la rumiación del pensamiento obsesivo: todos indicios de que el Padre está escondido, sin que el neurótico pueda "Servirse de él para poder Prescindir de él", Lacan dixit.
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Con respecto a la adicción.
Pregunto: ¿vos has visto a algún adicto que se queje de la droga? Eso, a lo
sumo, es lo que nos quieren hacer creer en los spot panfletarios o en las instituciones para adictos, porque
obviamente les conviene lanzar un discurso donde la “droga” en sí mismo es el
problema, de allí que se transforman en un sitio de reclutamiento y encierro. O
quizás sea el discurso que bajan las Universidades, que rara vez pueden ver (y
escuchar) más allá de sus narices. Hace unos días, justamente, twitié un dibujo
de Pablo Bernasconi sobre una frase de Keith Richards: “Jamás tuve problemas con las drogas. Los problemas eran con la
policía". ¿Has escuchado a algún
gordo que se queje de la comida? A lo sumo se quejará de lo que comer en exceso
le causa; pero comer, para el adicto bulímico, es uno de los goces más fuertes,
con el cuál no tiene ningún inconveniente
por querer dejarlo. Se quejará de su imagen, de su pesadez, de lo que sea; pero
no tiene ningún conflicto con la comida. Por supuesto que el obeso –como buen
neurótico que siempre proyecta en el otro la causa de sus males- dirá que el
problema es comer. La rectificación será que entienda que comer, lejos, es una
de las pocas cosas que puede hacer con placer (y obviamente culpa). Igual que
el adicto que usa justamente la substancia para alejarse del conflicto; es
decir: de la Castración. Lo mismo ocurre con cualquier síntoma: un fumador
compulsivo no tiene ningún problema con el cigarrillo, al contrario: es su
mejor aliado, su más ferviente amigo. El problema lo tendrá con lo que el
tabaco –vía orgánica- le llevará a padecer. Y el problema, a ciencia cierta, lo
tiene en realidad con su vida que lo lleva a una adicción indiscriminada. Por eso gran parte de la población prefiere engañarse y clavarse un par de Rivotril autorizándose por la Sagrada Ciencia. No deja de ser el mismo problema, el problema ante la Castración.
Una vez escribí que Freud
decía que todas las adicciones parten de una original: la mastrubación. Bien:
pensemos en ésta y en la vida light
de la sociedad chateadora actual,
donde la masturbación –no sólo literal sino simbólica- se ha transformado en
moneda común: la histeria –en su prototipo más patente- lo sabe: se trata de
hacer-desear. De allí que todo lo referente a sostener la imagen –el YO- sea
moneda común. En una entrevista que me hicieron hace poco me preguntaron
(porque parece que ser psicoanalista autoriza a opinar de cualquier cosa) cuál
creía yo que sería el boom social del
futuro. Pues ese: todo lo que tenga que ver con la imagen (y la voz): los dos
objetos pulsionales lacanianos por excelencia. Todo lo que tenga que ver con la
insatisfacción del deseo que converge obviamente en la apoteosis de la masturbación que hace que
creamos que podemos prescindir del lazo con el otro. El otro día alguien me
decía que yo había dado en el clavo con lo que decía; pero que lo dejase
tranquilo que él estaba bien con su autoerotismo sistemático, que así no se deprimía.
Lo loco es creer que eso no es estar deprimido; angustiado. Como toda adicción
que siempre es autoerótica. Después de todo, el síntoma no es más que un modo (adictivo) de autoengordarse fálicamente. Espero te haya podido aclarar entonces este punto.
Es un tema a exponer más puntillosamente; tengo prometido una charla abierta
sobre Adicción pero siempre se viene postergando. Cordiales saludos.
MAP
02/2016
ARTE:
Pablo Bernasconi
[Buenos Aires, 1973 ]