El Otro sin barrar...
Freud dice que el judío es
perseguido porque tiene una marca, la circuncisión, que recuerda a la antigua
castración del padre de la horda. Como nosotros leemos la castración de otro
modo que Freud, no como la desgracia que hay que evitar sino como el corte que
nos salva de quedar a merced del goce del otro, digo que la circuncisión no es
más que una metáfora de la verdad del judaísmo. Nuestra sociedad no es
cristiana, es judeo-cristiana, hablo de la occidental, e incluye también al
Islam porque vienen las tres de la misma rama: cuando se instaura el Islam, lo
hace bajo la proclama «abajo los politeístas cristianos, retornemos al
monoteísmo», era el monoteísmo del Dios judaico.
¿Qué muestra este judaísmo
que engendra sistemáticamente el antisemitismo? Lo que dijimos, no estamos
naturalmente hechos para aceptar la Ley. El Dios judaico es el Dios que
presentifica la Ley y esa Ley implica restricción de goce. El ser humano la
acepta pero cuando puede prende cohetes y petardos que inician la fiesta,
momento en que por un rato caduca la Ley. Puede llegar a ser la fiesta lúgubre
del campo de concentración.
Se trata de la relación
estructural del judaísmo y el cristianismo. No es casual que el año cristiano
no se inicie en el nacimiento de Cristo sino en el Brith de Cristo, en la circuncisión de Nuestro Señor. ¿Advierten
hasta que punto la sociedad cristiana está marcada por el judaísmo?
Efectivamente, un ser humano no nace el día que llega como viviente al mundo
sino el día que tiene la marca que lo introduce en la comunidad de los hombres.
Cristo, nos dice el relato, el Evangelio, critica a los fariseos, —eran los
judíos, los rabinos supuesto resguardo de la transmisión y cumplimiento de la Ley—.
Cristo los critica por hacer negocios en el templo, en el recinto sagrado.
Hacer negocios en el templo el día sábado es el goce que irrumpe en desmedro de
la Ley. Pero Cristo, se nos cuenta también, es el que se reúne con ladrones y
prostitutas, aquellos que se consagran al goce y están fuera de la Ley. A los
fariseos los critica por el desconocimiento de la Ley, a los marginales, en
cambio, les ofrece el amor real, el ágape, que no es según justicia, es el amor
para todos, el amor universal, ese que representan las ramas laterales de la
cruz, vale para todos. Pero con un agregado, es para acercarlos a la Ley.
(…)
El cristianismo no es la
renegación de la ley. El cristianismo extiende el mandato al enlazar el amor
real del otro a la ley. Pero el cristianismo se desnaturaliza si reniega de su
relación a la ley y a Moisés. Por eso la Inquisición es un atentado, no contra
el judaísmo, sino contra el legado de Cristo. Que hoy la mayoría de los
cristianos desconozca qué es el comienzo del nuevo año es una forma de
renegación de su esencia, el cristianismo no puede subsistir sin el
reconocimiento de su origen, pues el amor real vale si se enlaza a la ley. Al
contrario, la persistencia del otro, el otro sin barrar, el otro como el lugar
del goce, es lo que vemos en nuestros días como integrismos, fundamentalismos,
remedos modernos de la Inquisición o del nazismo.
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Isidoro Vegh
Las letras del análisis.
Capítulo 8: La letra y la
Ley.
Paidós, Buenos Aires, 2006.
ARTE:
Carlos Ferreyra
[ Santa Fé, 1937 ]