El amor, la Transferencia y el Amo de la Significación
Hola Marcelo. Un gusto escribirte por primera vez. Te
cuento que hace un mes atrás te vi en El Ateneo y cuando me iba a acercar para
saludarte justo te fuiste para la calle. Decidí entonces escribirte al fin.
Sigo tus clases y tu blog desde hace años. No entiendo porque no me decido a
llamarte para comenzar un Grupo de estudio contigo. Incluso estaba con una
amiga esa vez y a ella también le gustaría, pero las horas de facultad (que
empecé un poco tarde en mi vida) y de trabajo no me permite tener más tiempo
por ahora, seguramente en algún momento te llamaremos. Abusando de tu gentileza
quería decirte (en relación al escrito sobre el Rasgo Unario, y esta cuestión
de separarse por lo mismo que nos enamoró) que en mi caso no fue así. Yo no me
separé por lo que me enamoró de él: sigo extrañando justamente esa parte
delicada, romántica, tierna. Un tipo que es un poeta, un volador, un soñador
nato. Me tuve que separar porque él ya no tenía más deseo conmigo. Me decía que
me quería pero no me deseaba y comenzamos a no tener sexo y así se deterioró más
una relación de doce años: porque, como te imaginas, eso llevaba a una
estridencia permanente cotidiana. Fue una pena porque todavía extraño su vuelo. Por otro lado, preguntarte en relación a otro post del
mes anterior: el engaño del amor, donde citas algo de Zizek: Entiendo lo que
Lacan ha dicho sobre esto, pero cuando
se habla del “Amo de la significación”, ¿allí, la figura del Analista, no peca
de algún modo de constituirse en Ideal? Bueno, te mando un gran saludo, gracias
por tu último video y espero contactarse apenas me haga un tiempo. Gracias otra
vez! Laura G.
Hola Laura. Uyyy que loco lo que me decís de que
me viste en El Ateneo, porque tuvo que haber sido la única vez que fui hace un
mes y lo loco es que justamente ese día se acercó otro colega -que me dijo que
era egresado de Uba- a saludarme y agradecerme por mis clases... Parece que fue el día de los encuentros académicos y que los lectores
de Freud decidimos ir a esa librería el mismo día... Bueno, con respecto a
tu decisión por iniciar un Grupo, la Facultad tiene esa demanda permanente,
pero -como decía Borges- hay que dejar que el autor nos seduzca, más allá de la
obligación: leer a los poetas por obligación sería catastrófico. El discurso
universitario apunta un poco al deber más que al placer. Y con respecto a tu
comentario sobre el Rasgo Unario: por supuesto que alguien se puede separar por
causas ajenas a este Síntoma (discutir demasiado sin poder atarse al proyecto y
con la posibilidad del peligro imaginario que eso acarrea (hace días nos
enteramos del crimen de una pareja que incluso ya se había divorciado) o por
viajes o por falta de deseo sexual, etc.) pero obviamente me estoy refiriendo a
la situación donde es ESE Síntoma que nos separa. De todos modos, habría que
analizar un poco mas esto: quiero decir, habría que ver si, en última
instancia, no está ese Síntoma implicado en la decisión de separarse. Por
ejemplo: yo me puedo separar porque las discusiones son insostenibles, pero
analizando un poco más la situación podría preguntarme ¿por qué? Y entonces ahí
inevitablemente caemos en el narcisismo: porque no nos hemos castrado
suficientemente. Bien: esto nos lleva al otro por qué. Porque el síntoma
(corporizado en su YO) es tan fuerte que no permite atravesar nada. Y
obviamente también lleva a boicotearse: se llama goce. Por ejemplo, vos
decís que tu ex es un soñador, un volador, incluso que extrañás su “vuelo”:
bien, se podría decir -interpretando un poco fuera de contexto pero con lo que
se puede leer de tu letra- que su vuelo te enamoró de él y -a la vez- que pretenda
seguir volando te separó: es eso después de todo, no cierto? Y no es casualidad
que es lo que se extraña. Por otro lado, uno cuando extraña siempre extraña la
parte "amable" del síntoma. No somos tan tontos como para extrañar la
parte negativa del YO. Pero después esa “amabilidad” se transforma –como expresé
en ese posteo- en algo insostenible. Con respecto al “Amo de la significación”:
El Analista está en el lugar de SsS (así es el nombre de la transferencia
amorosa para Lacan). Ahora: su palabra no puede trasmitir un ideal porque eso
sería trabajar con su fantasma o con un Saber de Manual. El “Amo de la
significación” se refiere a que hará el corte de capitoné –recordemos en Grafo
del deseo- en la escucha/lectura del analizante, de allí que nos diferenciamos
unos analistas de otros en función de esta escucha. ¿Por qué el Amo? Porque es
el analizante que nos da el “poder” (como también lo llamó Lacan en su
Seminario 8) de la transferencia, de allí que los analizantes buscan a un analista
específico (o a un profesor) Es decir: no es lo mismo HABLARLE a un analista
que a otro. El sueño que el analizante lleva lo lleva para ESE analista.
Incluso, te diría, que hasta los amigos a veces sueñan para sus amigos y las
parejas para sus parejas. Ayer un amigo me contaba que conoció a alguien con la
posibilidad de entrar en una relación-amorosa; y después me dijo: “Y después tuve un sueño”. Por
supuesto que lo relevante era el nexo entre eso que me contaba y el sueño que
después contó, y es lo que le sorprendió de mi pregunta; pero a lo que iba es
que ese sueño lo soñó para contárselo a un amigo: de hecho le pregunté si se lo
había contado a la otra persona y me dijo: “claro
que no”.
Cuento otro ejemplo que creo muy
significativo: hace años atendí a una analizante durante unos tres años que se
fue muy enojada e incluso llegó a poner un comentario agresivo en un posteo de
mis videos diciendo que era buen profesional pero inhumano porque no quería
atenderla gratis (aclaro que la analizante me debía ya mucho dinero y sin
embargo no tuvo problemas de hacerse las tetas –por ejemplo-). Hace poco la
misma analizante, después de dos años, me envió un texto para volver. (Sabemos
los analistas que la transferencia se reparte entre amores y odios.) Fue muy
interesante esa sesión de retorno, porque cuando ella empezó anteriormente traía
en su angustia la muerte de su madre. Y en esta primera sesión trae un sueño
donde dice que ella se moría a los 66 años. Le pregunté por qué “66” y –no sin
antes silencios y el típico “no sé, no sé”- respondió como al boleo “la mitad de 33”. Le pregunté entonces
por el “33” y dijo: “33 Orientales” y
se puso a llorar… “Mirá vos, mirá vos… lo
que me hacés decir.”- Ahí tenemos al saber inconsciente que rebalsa por
expresarse: “33 Orientales” es el nombre de la calle donde ella vivió por
última vez cuando la madre estaba viva.
Así es cómo siempre escuchamos, vía nuestra puntuación, este invento
freudiano que está en la superficie del discurso, que salta a partir del deseo.
Cordiales saludos, gracias por tus
palabras y espero tu decisión de conformar un grupo! MAP
ARTE:
Muralismo Callejero en Bristol
Muralismo Callejero en Bristol