El Engaño del Amor
¿En qué consiste el señuelo del amor? Cuando estoy enamorado,
amo a alguien a causa del objeto a en
él, a causa de lo que "en él (es) más que él mismo",
en síntesis, el objeto del amor no puede darme lo que demando de él ya que no
lo posee, dado que, en lo más intimo, se trata de un exceso. Lo que define el
amor es esta discordancia o brecha básica (elaborada por Lacan a propósito de
la relación de Alcibíades con Sócrates en El Banquete de Platón ); el amador (erastes) busca en el amado (eromenos) lo que a él le falta, pero,
como lo expresa Lacan, "lo que a uno le falta no es lo que
esta escondido dentro del otro"- de ese modo, lo único que queda
por hacer al amado es realizar una especie de intercambio de lugares, cambiar
de objeto a sujeto del amor, en síntesis: devolver amor-.
En esto consiste, según Lacan, el momento más sublime del amor:
en esta inversión en que el objeto amada se esfuerza por librarse del callejón
sin salida de posición, de la imposibilidad de cumplir con la demanda del
amador, volviendo a tender su mano a este y respondiendo, así, a la falta/deseo
del amador con su propia falta. El amor se basa en la ilusión de que ese encuentro
de dos faltas puede tener éxito y engendrar una "nueva armonía". En ello consiste también la suprema sublimidad
del gesto de Cristo: ¿qué es, sino un
signo del amor de Dios por el hombre? En respuesta al amor del creyente por
Él, en respuesta a las manos que el creyente Le tiende, el propio Dios se
transforma en amador y se extiende hacia el hombre, ocultando con ello el abismo.
La Otredad que ningún sacrificio podría apaciguar, es decir, con el cual no es
posible ninguna relación de intercambio.
(...)
Esta "retirada" del sujeto respecto del Otro es lo que
Lacan llama "destitución
subjetiva": no un acto de sacrificio (que siempre implica al Otro como
su destinatario) sino un acto de abandono que sacrifica al sacrificio
mismo. La libertad así alcanzada es un punto en que nos encontramos no solo sin
el otro como nuestro prójimo, sino sin sostén en el mismo Otro -como tal, es
insoportablemente sofocante, exactamente lo opuesto al alivio, de la "liberación"-.
Es decir "la liberación" siempre implica una referencia al Otro como
Amo: en última instancia nada libera tan bien como un buen Amo, puesto que la liberación
consiste precisamente en pasarle la carga al Otro/Amo. Las así llamadas
"asociaciones libres" de una cura psicoanalítica son la prueba máxima
de ello: por medio de las mismas, el analizante se libera de las presiones y
las coacciones de la censura, puede charlar libremente -pero solo porque puede
confiar en el analista el "sujeto supuesto
al saber", el "amo de la significación"
(como Lacan lo expreso en la década de 1950), cuya presencia misma le garantiza
que, retroactivamente, al final, su charla obtendrá sentido y consistencia-.
Slavoj Zizek
¡Goza tu síntoma!
Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood
Cap. 2; La fascinación del sacrificio. Extracto.
Ed. Nueva Visión, Buenos
Aires, 2004.
ARTE:
Alberto Lestrad
[ Santo Domingo, 1952
]