Slavoj Zizek: el chistoso.
Una de las cuestiones que se suele percibir a menudo
en el análisis, es cuando el analizante (creyendo que “nada tiene de parecido”
a Fulano-de-Tal, termina identificándose con el Fulano en el punto de escotoma
que toda identificación comprende. Por ejemplo, hace poquito, una analizante
(que también es analista y lo aclaro porque se ratifica que la teoría en el diván no sirve para
nada; al contrario: siempre digo que los “peores” analizantes solemos ser los
analistas) enunciaba una serie de puntos que criticaba de su madre. Entonces,
al finalizar su relato, le recuerdo: “Ah!
Te parecés a ella en eso…”- Y la analizante, sorprendida como si le hubiese
dicho que hay humanos en Marte, enseguida no tuvo más remedio que reírse y
confirmar. En la misma semana, otro analizante tuvo la misma patente
experiencia pero con su padre. Lo mismo sucede entre los seres que nos rodean…
Criticamos ciertos aspectos de algunos amigos, por ejemplo, y terminamos siendo
exactamente iguales en ese aspecto justamente. Esto, en el plano teórico,
confirma absolutamente la enseñanza de Jacques Lacan en lo que concierne a
estadio-del-espejo; agresividad mediante. No son los opuestos los que se
matan, sino los iguales. Y ese puede ser, muchas veces, el atroz destino que
acaba con muchas relaciones. Esto tiene muchas vueltas técnicas
psicoanalíticas; pero en su último texto al español, Slavoj Zizek –en uno de
sus capítulos- resume con su habitual genialidad, este aspecto de la
identificación; enseñanza que –sobre todo en su Seminario 9- Lacan nunca dejó
de prestar atención, para percatarnos también de cómo en un sueño, el sujeto se
desdobla en personajes, atributos y objetos varios. Slavoj Zizek, ratifica la
declaración de Wittgenstein: “Una obra
filosófica seria debería estar compuesta enteramente de chistes.” Merece recordarse aquí la conocida declaración de Oscar Masotta: "Lo inconsciente está estructurado como un lenguaje y el sujeto está estructurado como un chiste." Ese es el verdadero chiste freudiano, que Jacques Lacan lo enunció así: "Soy el juguete de mi pensamiento; soy allí donde no me pienso pensar". Cito entonces:
A fin de relajarse tras su ardua labor de predicar y
obrar milagros, Jesús decide tomarse un descanso a orillas del mar de Galilea.
Durante una partida de golf con uno de los apóstoles, se encuentra con que ha
de llevar a cabo un golpe complicado; Jesús lo hace mal y la pelota termina en
el agua. Así que recurre a su truco habitual: camina sobre las aguas hasta
donde está la pelota, se agacha y la recoge. Cuando Jesús intenta repetir el
golpe, el apóstol le dice que es muy difícil: sólo alguien como Tiger Woods
puede conseguirlo. Jesús le contesta: “¡Qué demonios, soy el hijo de Dios,
puedo hacer cualquier cosa que haga Tiger Woods!”, y repite el golpe. La pelota
acaba de nuevo en el agua, de manera que Jesús vuelve a caminar sobre su
superficie para recuperarla. En ese momento, pasa por allí un grupo de turistas
americanos y uno de ellos, al observar lo que ocurre, se vuelve hacia el
apóstol y le dice: “Dios mío, ¿quién es ese tipo? ¿Es que se cree Jesús o qué?”
A lo que el apóstol le contesta: “No, el boludo se cree Tiger Woods!” Así es como funciona la identificación fantasmática:
nadie, ni siquiera el propio Dios, es directamente lo que es; todo el mundo
necesita un punto de identificación externo y descentrado.
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Slavoj Zizek
Mis chistes, mi filosofía.
Anagrama Ediciones. Colección Argumentos.
Anagrama Ediciones. Colección Argumentos.
Buenos Aires, 2015
ARTE:
Claudio Gómez Cornet